Flavio Restrepo Gómez


Estamos en la recta final. En 2 semanas serán las elecciones para el Congreso de la República. Hay candidatos de todas las categorías y de todas las pelambres. Entre hombres y mujeres decentes y bien preparadas, sobresale una mayoría de negociantes de la política, que quieren llegar al poder o mantenerse en él, porque saben que el negocio es muy rentable. Muy deshonesto, pero muy rentable. Por eso la falta de escrúpulos, la ausencia de programas y de ideas ha sido la característica de esta campaña politiquera, que se inició hace meses y que afortunadamente llegará a su fin en pocos días.
Con esas elecciones se acerca a su fin el cuatrienio de Iván Duque, un improvisado y mal preparado personaje, que ha ocupado la Presidencia de la República, con una mezcla de irracionalidad y tontería, que lo convierten en el peor mandatario que ha tenido Colombia en toda su historia. Ha sido tan malo en su función que superó de lejos a ese que parecía insuperable, Andrés Pastrana.
Tenemos unos medios de comunicación que en su mayoría son simples estafetas del establecimiento, con noticias falsas, desinformación, defensa de la montonera y ataque a los que no son de su gusto, convirtiendo el arte de informar en un vil negocio, en el cual se intercambian mentiras, con verdades a medias, se estigmatizan candidatos, se elevan a la cúspide otros que son mediocres y representan el continuismo, de una país que vive los horrores de haber sido manejado por unas castas políticas, que convirtieron ese arte en un vil negocio con el que se enriquecen y llenan de dinero mal habido, defraudando el erario, negociando los contratos por porcentajes previamente establecidos y que causan vergüenza.
Como si fuera poco, las manifestaciones de inconformes son infiltradas por agentes del Estado, que quieren hacer de la protesta un acto de vandalismo y terrorismo, en un país en el que el poder de las instituciones al servicio del establecimiento, tiene pocos retenes y menos control, convencidos, de que es con violencia y sembrando terror como pueden frenar el cambio que Colombia reclama desesperada, en una situación de desesperanza y pobreza, de perdida de puestos de trabajo estables con garantías laborales, para llenar todas las regiones de desempleados, y subempleados, que tienen hambre y que anhelan justicia.
Por supuesto, eso aquí no se cumple y no tiene importancia. Las entidades y los burócratas intocables a todos los entes de control, que se convirtieron en aliados de aquellos a quienes tienen que controlar, les importa poco el deterioro de la institucionalidad, los índices de pobreza abrumadores que tenemos, la escasez de productos básicos de la canasta familiar, que hoy son importados o vendidos a precios que se han duplicado o triplicado en este gobierno, en el que los únicos que tienen sus ingresos seguros son los políticos, sus seguidores fanáticos, los representantes de las distintas organizaciones que la Constitución previó para fines distintos a los que cumplen.
La compra venta de votos está a la orden del día, con maniobras hoy muy bien elaboradas, en la que gastan miles de millones de pesos, para ir por el voto cautivo de aquellos que después de votar, van a comerse su fiambre y recibir el pago, son olvidados por otros cuatro años, cuando volverán a ser tenidos en cuenta, para poder manipularlos a su antojo.
Tenemos que llegar al #DíaSinIVÁn, lo más pronto posible, para comenzar a poner la lupa en los paraísos fiscales, en los testaferros enriquecidos de la nada, en las empresas creadas para esconder dineros robados, en los intermediarios de tanta deshonra y malversación de fondos del Estado.
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