Flavio Restrepo Gómez


No importa que lo averigüe Vargas. Nadie sabe que hasta hace poco fue usted un burócrata, ministro y finalmente vicepresidente durante 5 años del gobierno del presidente Santos. Y no lo contemos, que todos sigan ignorando esa minucia sin importancia.
Nadie sabe que usted finalmente lo traicionó. Ni que usted realizó algo prohibido taxativamente para un empleado público: hacer política, 10 años, como usted lo confesó en el Canal de TV en el que le hicieron un “publirreportaje”, disfrazado de entrevista por un entrevistador que parecía un seguidor suyo; no hizo más que asentir todo lo que usted dijo. Él dejó que usted hablara, que dijera medias verdades y muchas mentiras, olvidando esconder los documentos con los que se había preparado en horario triple A, para presentar su candidatura y llenar a los televidentes de miedo, una estrategia que funciona muy bien en Colombia para mantener atrapados incautos y perezosos mentales.
Lo único en lo que usted no mintió fue en afirmar que llevaba 10 años haciendo política en los cargos que ocupó. ¡Lo dijo usted! Pero hablemos pacito Vargas, que nadie en Colombia se enteró, así las “…ías” encargadas de investigarlo, no lo harán, ellos no saben nada y si lo saben, se harán los de “la oreja mocha”.
Nadie sabe tampoco que usted no regaló casas, aunque quiera aparecer como donante de miles de viviendas. Si usted fuera honesto, diría que esas casas se construyeron con nuestros impuestos, no con su patrimonio, ni con su sueldo de burócrata eterno. Pero no hay que contarlo, en definitiva nadie sabe que usted tan cascarrabias e iracundo, tan amigo de los desplantes y los coscorrones, como un buen payaso se hace el que ríe, aunque su risa sea impostada, no concuerde con el ceño fruncido, la facies energúmena que lo caracterizan, ni con su actitud soberbia. Que no lo sepan, que eso en usted casi no se nota.
Por supuesto, nadie sabe que usted fue el nido en el que germinó, creció y nació el que se llama Cambio Radical, con una R en contravía, para decir sin que lo notemos, que usted nos retrocederá a viejas épocas políticas. No debe ser casual que haya tanto pillo, tanto deshonesto, tanto pícaro, tanto corrupto, tanto preso o investigado en su grupo, un verdadero nicho de delincuentes que han sido señalados por la justicia. Pero quédese callado que nadie se va a dar cuenta de eso, porque no es notorio, porque usted, con una habilidad sin par como tramposo, se fue a recoger firmas. No importa que en algunos Departamentos haya conseguido más firmas que el número de personas que podían firmar como votantes. Quiso corregirlo, pero fue tarde. Quédese callado que eso nadie lo notó, nadie lo sabe. Usted sale de esa sin un rasguño, sin el menor atisbo de vergüenza.
¿Cómo logró hacer 10 años política, sin que lo investiguen por eso? ¿Cómo tiene el cinismo de decir que hace 10 años usted no es de Cambio Radical, sin que se ruborice siquiera? ¿Cómo usted pasó de apoyar una política apuntalada en el logro de la paz, sin estar de acuerdo? ¿Cómo viene a decir ahora sin titubear, que siempre tuvo reparos irreconciliables con ese programa de gobierno? ¿Cómo van a entender ese juego de traición y engaño los colombianos comunes? ¡Averígüelo Vargas!
Bien sabe que en la Colombia construida por políticos como usted, decir la verdad puede ser usada en su contra. De manera que siga diciendo verdades a media, metiendo miedo, "embejucándose" y mintiendo. Reparta coscorrones a diestra y siniestra, pero haciendo la mueca de una sonrisa, para que se venda la impostura de su propaganda política.
En fin de cuentas a usted no lo van a elegir para hacernos reír, sino para ponernos a llorar, para recrudecer la guerra; para mantener el poder, con poder y con fuerza, ya que con inteligencia y compostura no se puede manejar este país. Usted es presidenciable por herencia, no por méritos. Cree ser como Carlos Lleras Restrepo, pero usted no es como él. Usted es el creador de uno de los grupos políticos más corruptos de Colombia. Eso a usted y a muchos colombianos no les importa, porque tienen añoranza de cadenas, de radicalización y de violencia.
¿Qué podrá hacer alguien como usted con la banda presidencial? Porque los que no creemos en tiranos disfrazados, en violentos mimetizados, en los “trumps” criollos, tenemos pocas expectativas en usted.
El resto no importa, ¡Que lo averigüe, Vargas!
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