En el Día del Periodista en Colombia resulta oportuno hablar de una novela que trata sobre una redactora desaparecida en Orphea, cerca de Nueva York, Stephanie Mailer. Ella investigaba el posible equívoco de un policía a punto de retirarse. Se trata del primer caso que resolvió el investigador y que le dio suficiente vuelo como para escalar en su profesión, de la que decide retirarse abruptamente, según sus propios compañeros.
A ocho días de ese retiro se le presenta la periodista para advertirlo de que seguramente estaba equivocado en ese caso, porque no vio lo obvio, y fue así como su despedida queda en veremos, pues se entera de que ella ha desaparecido.
Joel Dicker impactó con sus primeras novelas, muy cerca del estilo negro. Produjo tres libros, el mejor de ellos, para mi gusto, La verdad sobre el caso Harry Qebert. También le fue bien su aproximación a la novela histórica con Los últimos días de nuestros padres, un episodio de guerrillas, formadas en Inglaterra en plena Segunda Guerra Mundial. Una tortuosa relación, en una tragedia familiar que refleja los juegos del destino.
Sin embargo, La desaparición de Stephanie Mailer no logra conectar. Tal vez sea a propósito que utiliza personajes que son apenas una mala caricatura o que presente unos policías muy inocentones para darles los créditos que les otorga, o deje cabos sueltos en sus personajes, que nadie ata, en escenas rocambolescas. Lo que puede ser un crimen, tal vez termine siendo el episodio de su próximo libro. Este es un texto alargardo, ya le había pasado en los anteriores, pero en este abusa. Espero que la muerte del editor, Bernard de Fallois, al que se lo dedica, no haya influido en la falta de un más severo sparring. Repite una y otra vez escenas como si fuera solo para lectores despistados.
No todas las novelas de un buen escritor tienen que ser buenas, ni todas las obras de un mal escritor tienen que ser malas. Seguro quiso innovar y meterse en otros meandros que lo apartaran de sus obras anteriores, es valiente arriesgar, pero a mí me dejó sinsabor. No obstante, el libro tiene pasajes interesantes, una estructura narrativa que invita a avanzar y algunos personajes con mucha fuerza, pero es inconsistente, ese es el problema. Me faltó decir que en el pueblo en donde se escenifica la novela realiza un festival de teatro que atrae a los turistas, y está a punto de cumplir 20 años, como el crimen original de toda la novela.
¿Que si encontraron al culpable de la desaparición de la periodista? Solo diré sobre esto que al Orphea Chronicle, el diario local, le falta un buen editor. Prefiero que lo lean, que ustedes se hagan una idea propia y me controviertan si están en desacuerdo y si no, también. Que sea una excusa para que #HablemosDeLibros.
En frases
* Los concejales se pasan la vida sacándose los ojos, lo cual no quiere decir que lleguen a pegarse tiros.
* Si sigo adelante con los festejos, soy un insensible. Y, si los cancelo, soy un inconsciente que lleva a los comerciantes a la ruina.
* A la gente no le apetece comprar el libro del vecino.
* Es un lugar donde la vida parece más dulce.
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