Elizabeth Ortiz Palacio
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Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co
El estado de la nutrición en el mundo, para el 2018, se proyecta en 821 millones de personas con subalimentación crónica. Lo anterior lo dio a conocer la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el 16 de octubre. En esta fecha, desde 1945, se conmemora el Día Mundial de la Alimentación.
El mundo puede lograr el hambre cero, si une fuerzas. El objetivo de celebrar cada año la jornada, pasa por fomentar la sensibilidad y la acción en favor de las personas que padecen necesidades.
Hambre cero significa trabajar juntos para garantizar que todos, en todas partes, tengan acceso a los alimentos seguros, saludables y nutritivos que requieren. Para lograrlo, debemos adoptar un estilo de vida más sostenible, compartir nuestro conocimiento y dejar de tirar comida en los hogares, todo para salvar vidas.
Uno de cada cinco alimentos se bota a la basura. Esto pasa por el hecho de no saber cómo utilizar los productos de manera eficiente. Acciones sencillas, como la planificación de la compra, la lectura de las etiquetas de los productos o hasta los trucos para aprovechar mejor los restos de comida, contribuyen a minimizar los desperdicios.
El primer paso para reducir esta situación, pasa por entender la diferencia entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente de un alimento. La aparición de una u otra depende del producto y puede determinar si su consumo es viable o no. La mayoría desecha los que cumplen su fecha de vencimiento; mientras otros reconocen que los consumen, si no ha pasado mucho tiempo.
Es importante saber qué significan las etiquetas antes de decidir qué comer. La fecha de caducidad indica cuando un alimento deja de ser seguro para el consumo, un limite que no es nada arbitrario, que se elige siguiendo la ley y bajo criterios científicos y estudios rigurosos. Lo que se busca es reducir los peligros para la salud. Vale también vigilar las instrucciones de conservación.
El consumo preferente, que es mucho más flexible, indica el día hasta el cual el producto mantiene mejor sus cualidades organolépticas (color, olor, sabor y textura) intactas. Esta fecha no tiene nada que ver con la seguridad y la encontramos en alimentos enlatados, congelados, cereales, aceites, pastas, arroces y purés. Viene señalada con frases como "consumir preferentemente antes del...".
Una vez superada la fecha de consumo preferente, el alimento sigue siendo saludable -siempre y cuando- se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado. Sin embargo, es posible que el producto pierda parte de su sabor y textura. Ejemplo: El pan de molde puede reducir su humedad y estará reseco.
Antes de botar un producto que ha sobrepasado su fecha de consumo preferente, compruebe su olor y sabor y siga las instrucciones del fabricante. Distinguir entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente es clave para acabar con el despilfarro alimentario.
* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.
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