Elizabeth Ortiz Palacio
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Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co
Se piensa en ciertos alimentos, al hacer la lista de compra o cuando planeamos las comidas; también al pedir sacar de la nevera o de la despensa algunos productos, esto usando expresiones que solo reflejan la existencia de un concepto alimentario imaginario.
Esa familiaridad con la que se les menciona, es por lo que cualquier interlocutor sabe a qué se están refiriendo: café con leche de soja, aceite de coco extra virgen o chocolate negro. Esos son alimentos que solo existen en el imaginario colectivo, pero que en realidad no es correcto denominarlos de ese modo. Igual están los productos a los que se les llama por su marca comercial. Esta es la razón por la que muchas personas dicen Maizena, en lugar de fécula de maíz.
Ejemplos:
- Chocolate negro o puro. Debe hablarse de chocolate con un porcentaje de cacao, sea la cantidad X que corresponda, y de su cantidad de azúcares añadidos.
- Leches vegetales. No existen. Basta con recurrir al Codex Alimentarius, la norma establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta se define la leche como la secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante ordeños. Sea cual sea su origen (soja, arroz, avena, etc), jamás deberían nombrarse así; deben llamarse bebidas vegetales de...
Las bebidas vegetales nunca serán sustitutas de la leche. Sin embargo, son una alternativa para muchas personas que decidieron no consumirla o que tienen limitado su ingesta por motivos de salud (intolerancia a la lactosa o alergia a las proteínas de la vaca).
- Yogures. Deben ser los más naturales y con apenas dos ingredientes: leche y fermentos lácteos. Si no llevan leche, sino similares vegetales, o si llevan otros fermentos distintos a los citados, no deben llamarse yogur.
- Jamón de York. La normatividad que regula la venta de derivados cárnicos, entre ellos los jamones, no recoge en ningún lugar la definición del Jamón de York. Lo que equivocadamente se llama así, resulta en realidad, según la norma, en jamón cocido que se presenta en diferentes calidades y en virtud de la cantidad de jamón de cerdo que contiene. Este producto, no contiene féculas, harinas o almidones añadidos y la materia prima utilizada forma parte exclusiva de las piernas del cerdo.
Ante la variedad de formatos (lonchitas finas, tipo sándwich, ahumado, etc), conviene fijarse bien de los ingredientes. Los de categoría extra corresponden con el jamón cocido, llevan menos azúcares y agua. Escoja aquellas opciones con mayor porcentaje de jamón y menos sal, lo que debe aparecer en las etiquetas.
- Aceite de coco. Se obtenga por el método que se obtenga, este producto será aceite de coco y nada más. Cualquier añadido (virgen o extra) será un adorno, al margen de la norma. La clasificación virgen solo se le da exclusivamente al aceite de oliva y el de coco no es una excepción.
* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.
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