Elizabeth Ortiz Palacio
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Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co
Forma parte de la rutina de todos los dias de los niños en edad escolar, el comer ya sea el desayuno o el almuerzo, vestirse, preparar el morral y algunos la lonchera para el recreo. Esta escena se repite desde siempre, aunque con ingredientes distintos y, como reflejo de un interés cada vez mayor por la alimentación saludable, la media mañana cambió en los últimos años.
Los aperitivos de antes eran, en general, menos procesados. Los productos no tenían tantos aditivos ni conservantes. En la actualidad, hay padres muy comprometidos con garantizar una adecuada alimentación para sus hijos, pero otros no tanto o no disponen de suficiente información.
Curiosamente, los menores de hoy no están tan sanos como esa concientización por el bienestar podría sugerir. Una encuesta nutricional registra malnutrición, sobrepeso y obesidad.
En décadas pasadas se daba prioridad a la comida casera. Hoy, aunque los productos ultraprocesados están sometidos al marco de la seguridad alimentaria, incorporan una serie de compuestos químicos que -si se consumen en exceso- pueden actuar como inductores endocrinos o alterar el metabolismo. Esto acumulado puede ser perjudicial para el organismo.
La comida del recreo supone, como mínimo, el 10% del aporte calórico diario. Por más que en los últimos años se esté cuestionando la idoneidad de hacer cinco comidas al día, que los niños consuman algo a media mañana o en la tarde, es mejor que si no lo hacen. Es muy conveniente en jornadas largas y en niños que no desayunan.
También es preciso que esa opción matinal sea lo más saludable posible. Soluciones a esta situación han sido adoptadas por centros educativos tanto de la ciudad como de otros municipios. Algunos niños llevan el desayuno, a otros se lo ofrecen y por lo que los padres pagan confiados en unos férreos estándares de calidad que fomentan la inclusión de alimentos que -generalmente- faltan en la dieta. Le apuestan a las frutas y las verduras y limitan la presencia de fritos, precocidos o derivados cárnicos.
Tenga en cuenta para el desayuno de los menores:
- Una fruta para el aporte de vitaminas, fibra y agua.
- Una bebida láctea.
- A los más grandes, conviene darles un puñado de frutos secos, que aportan grasas saludables y Omega 3, fundamentales para la actividad cerebral.
La combinación de los platos en el recreo también es fundamental:
- Si el niño va a comer un arroz con carne y no va consumir verduras, se debe enfatizar en la fruta.
- Si son platos únicos y se sabe que no come, se le incluye proteína para la media mañana: yogur, leche o derivados.
- Se puede fijar en el postre del menú, cuando sea fruta, un yogur y viceversa.
Es responsabilidad de los padres que los hijos lleven una alimentación saludable, pero ellos aprenden por ejemplo. Si lo que ven es inadecuado, comerán inadecuado. Vale esperar la tendencia contraria, la de los padres cada vez más informados y preocupados por la vida sana.
* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.
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