Efrain Castaño


En la década de los 80 se hizo muy conocida la invitación que en la Iglesia se hacía a todos para ser “constructores de la civilización del amor”, porque sobre todo en América Latina la violencia arrasaba con todo intento de salir adelante hacia una vida digna para todos.
Hoy deseo agradecer en nombre de todos a dos clases de constructores que aportan en verdad horizontes de esperanza y embellecen la vida. Es justo agradecer a los ingenieros, hoy en su día de reconocimiento.
Ellos y ellas en su profesión son motivo de felicitación sobre todo en nuestra ciudad y departamento. Son de admirar porque construyen finamente en lugares casi imposibles de edificar y extienden un hábitat digno; en esta época invernal cuando hace años siempre la tragedia enlutaba por derrumbes de las montañas con numerosas víctimas, hoy casi no se habla de ello gracias a la labor de nuestros ingenieros (as) que lograron un asentamiento técnico de lugares prontos a derrumbarse. Nuestra gratitud y admiración debe ser hoy mensaje sincero; siguen construyendo un entorno firme y bello en medio de estas montañas otrora selva y peñascos.
Hay otra manera de construir humanidad y digna forma de vivir: es sembrar amor, presencia de ayuda hacia situaciones dolorosas; exalto la vida de Raúl Follereau, nacido en Nevers (Francia) el 17 de agosto de 1903. Hombre de letras, escritor profundo, ganador de varios premios internacionales por su labor literaria. A los 17 años publicó su primera obra “El libro del Amor”.
Como periodista se dio a la tarea de entrevistar a benefactores de la humanidad en diversos países. Estando en la orilla del Niger, el auto en el cual viajaba sufrió averías de motor; mientras lo reparaba en carretera observó unas famélicas criaturas que le espiaban a distancia; él quiso conversar con ellos, pero echaron a correr. Al indagar sobre lo sucedido le informaron que eran leprosos que vivían desterrados de todo contacto social.
Desde entonces tomó la decisión de ofrecer su vida a la promoción de los que sufrían lepra en el mundo. Acudió a todos los organismos de mundo como la OMS (Organización mundial de la salud) y logró la aprobación de leyes hacia un trato humano para con los leprosos. Hoy gracias a su gestión se han impulsado hospitales dignos, tratamiento posible y medicina a su alcance.
Él hizo todo ello en “ejemplo de Jesús” que se acercó a los leprosos de su tiempo y los abrazó como cobertura de un amor insigne y sin barreras. Decía en sus intervenciones: “Menos carros de combate y más hospitales “.
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