Efraim Osorio


De la siguiente manera redactó la “Fundación para el Español Urgente” (Fundeu) esta norma: “…recuerda que los adverbios acabados en “-mente” solo conservan la tilde si el adjetivo del que derivan también la tiene” (LA PATRIA, Rincón del lenguaje, 21/2/2017). Escogencia equivocada del verbo ‘conservar’ en ella, pues éste significa “mantener una cosa o cuidar su pertenencia”. Entonces, si ‘sólo’ los adverbios que tienen como elemento principal un adjetivo que lleva tilde ‘conservan esta tilde’, ¿cómo hacen para ‘no conservarla’ aquellos que tienen como elemento principal uno sin tilde? Nadie ni nada puede ‘conservar’ lo que no tiene. La instrucción, correctamente redactada, podría ser ésta: Los adverbios de modo terminados en ‘-mente’ sólo llevan tilde si el adjetivo del cual se forman la lleva, por ejemplo, de ‘inútil’, ‘inútilmente’. Estos adverbios, en su pronunciación, tiene dos acentos prosódicos (golpes de voz), el primero, en la sílaba que lleva la tilde; el segundo, en la penúltima. Nota: la Fundeu, creo, se dirige especialmente a los periodistas. Sería, entonces, conveniente, que empezara una campaña para reemplazar el anglicismo ‘fast track’ por la expresión ‘vía expedita’, elegante, castiza e inteligible para todos los paisanos que hablamos y leemos castellano.
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El Ministerio de Educación y todas las Secretarías del ramo están empeñadas en una campaña por una educación que no discrimine a nadie, absolutamente a nadie. Y esto está muy bien. Lo que está mal, y no hablo aquí del absurdo lenguaje incluyente (“niños, niñas y adolescentes”), sino de los adjetivos con que califican esta educación. En algún artículo leí lo siguiente: “Las Secretarías de Educación (…) deben reconocer y exaltar las prácticas docentes innovadoras inclusoras…”. Los adjetivos pertinentes son ‘incluyente’ (‘que incluye’) e ‘inclusivo’ (‘que incluye o tiene capacidad para incluir’). Por su naturaleza de ‘participio presente’ o ‘activo’, me parece que, para el efecto, tiene más fuerza expresiva el primero, ‘incluyente’. Sea de esto lo que fuere, cualquiera de los dos calificativos es adecuado. ‘Inclusor-a’, no.
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‘Ex’, otra vez. Esta partícula -alguna vez llamada ‘preposición’; ‘adjetivo’, durante mucho tiempo, y, actualmente, ‘prefijo’-, significa, en general, ‘algo que fue y ya no es’, por ejemplo, ‘ex presidente, ex magistrado, ex estudiante, ex marido’. Según mi criterio, no puede ser ‘preposición’, porque no introduce complementos; tampoco prefijo -norma actual de la Academia de la Lengua-, porque hay casos en los cuales, según la misma fuente, debe separarse de la palabra a la que se antepone, verbigracia, ‘ex primer mandatario’, y los prefijos siempre van pegados al elemento principal de la palabra con ellos formada. Más conforme con su oficio, el carácter de ‘adjetivo’, puesto que ‘califica lo que fue y ya no es’. Además, evita de todo en todo confusiones, como la que no pudo resolver el redactor de “Supimos que…” en esta información: “La exmiss universo Paulina Vega aceptó el reto de una marca deportiva…” (LA PATRIA, 24/2/2017). En ella, hay dos errores: el primero, ‘exmiss’, pues, según la norma de la Academia, o, mejor, según su carácter de adjetivo, ‘ex’ debe ir separado del nombre que acompaña; el segundo, como ‘Miss Universo’ es el nombre propio de este certamen, tiene que escribirse con mayúscula iniciales. Correctamente escrita la información, así: “La ex Miss Universo Paulina Vega…”. ‘Ex-’, como prefijo, y de acuerdo con La Academia de la Lengua, significa ‘fuera’ o ‘más allá’ con relación al espacio o al tiempo (‘extender, exhumar, excéntrico’); ‘privación’ (‘exánime’), y, muchas veces, nada (‘exclamar). Y siempre, siempre, siempre, va pegado a la palabra que acompaña).
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El columnista don Luis Prieto Ocampo escribió: “Las razones expuestas para la separación por parte de los entonces dirigentes de la ciudad de Pereira…”(LA PATRIA, 24/2/2017). ¿No le parece suficiente, don Luis, “las razones expuestas para la separación por los entonces dirigentes”? -¡Por supuesto! En el mismo artículo se despachó de este modo: “Por eso debo recordar de que cuando se celebraron los encuentros…”. ¿No cree usted que le sobra la preposición ‘de’? Uno no dice ‘recordar de esto’, sino ‘recordar esto’. -¡Pues, claro!
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