Fraile


Es muy triste ver como en Colombia hace tiempo dejaron de primar las convicciones sobre las conveniencias, principalmente en aquellas personas que de una u otra manera influyen en los destinos nacionales.
Da grima ver como muchos personajes que hasta no hace mucho frecuentaban los cosos taurinos y se ufanaban de haberse codeado con matadores de primera línea, empresarios y ganaderos en los callejones de las distintas plazas colombianas hoy se han convertido en decididos enemigos de la Fiesta. Estas relaciones entre gente destacada (los “del Toro” y los aficionados) eran comunes, ya que de siempre el espectáculo taurino ha atraído y recibido con agrado a intelectuales, a gentes del arte y de las letras y en general a personas que posean una desarrollada sensibilidad frente a lo sublime.
Sin embargo de un momento a otro se volvió “políticamente incorrecto” ser aficionado a los toros y electoralmente ruinoso (piensan ellos) asistir a los cosos taurinos. ¿Qué hacer entonces? Pues seguir el “manual” que con gran solvencia maneja un alto porcentaje de aquellos que conforman la clase dirigente colombiana y “voltearse”, cambiar de bando, retractarse, abjurar de sus gustos, mintiendo un poco claro está, pues la falsedad es el dogma que nunca se debe olvidar si se siguen a rajatabla las instrucciones del “manual”. Y parte sin novedad, Sí, parte sin novedad, porque mis connacionales vergonzosamente aceptan las reversadas, las reculadas, las volteretas y los cambios de posición de sus dirigentes sin ruborizarse, ni los unos ni los otros y sin que ello represente para los “prestidigitadores del Bosco” perjuicio moral, ético, social, jurídico o político alguno. Simplemente, como decían los campesinos antaño, “El pueblo se está dejando capar parado”. Y con toda la polvareda que levantan para mejorar su imagen de “modernos”, de “actualizados”, de “liberales de avanzada” van dejando a su paso una estela de pobreza que va a afectar a todos aquellos que directa o indirectamente obtienen o mejoran su sustento y por ende su calidad de vida gracias a los toros.
¿Habrán pensado estos “próceres”, que por simple conveniencia personal están apostando por la prohibición de la realización de los espectáculos taurinos, la pobreza que una medida de este tipo traería consigo? Caerán en cuenta que el tema no solo afectará a los actores directos del espectáculo, quienes seguramente ripostarán ante el abuso, sino que va a empobrecer aún más a unos seres humanos que modestamente componen el grupo socio económico que Vargas Llosa bautizó como “la economía informal”.
Hasta el momento son más y mejores los argumentos que presentan los defensores de la Fiesta para evitar que den al traste con ella que los que balbucean los prohibicionistas. Amanecerá y veremos. No es fácil el enfrentamiento entre argumentadores racionales y fanáticos fundamentalistas, que no oyen o que pretenden no oír razones.
Sin embargo podemos estar tranquilos que lo que es las Ferias y temporadas de fin de año y principios del diez y ocho se darán. Debemos apoyarlas, llenar las plazas y demostrar con hechos que somos una minoría respetable que debe ser respetada.
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile.
Añadido. ¿No se logrará que a los personajes que menciona hoy el Fraile en su nota les suceda lo que al Bolívar fuerte?
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