Carolina Martínez


A mí me tocó volverme artista, porque ser artista es mejor que trabajar.
Mi más grande influencia artística fue Luis Gabriel, compositor y cantante barranquillero de quien me enamoré perdidamente cuando yo tenía unos 13 años. Nació por allá en 1950 y hoy quién sabe dónde andará, al igual que mi vinilo con su dulce cara quemada por el sol y esos ojos soñadores que me miraban al cantarme en mi radiola.
Todo se lo debo a él. Sus canciones me hicieron vivir, llorar, soñar con el amor y un beso suyo. En los 70´s cantaba “y así yo juego al artista, al bohemio y al poeta unas veces al borracho otras veces al payaso y otras juego al gran señor y mientras suene mi flauta seguiré dando la lata y con el perdón de ustedes me tendrán que soportar, porque esto de ser artista es mejor que trabajar….”.
Mi desgracia es que de artista no sé hacer mucho, pero tengo el espíritu que es lo importante. Mi mecenas es la inspiración, que aunque falla casi siempre a nuestra cita, de vez en cuando la encuentro en cualquier rincón del corazón. Y me gusta ser artista porque se sufre, que es muy importante también; y se goza, que lo es más aún. Y además la crítica me favorece, pues con lo que me han criticado a mí en la vida ya podrían escribir mi biografía.
Un día me rebelé en contra del trabajo en oficina, y preferí vérmelas de frente con la inspiración. “La inspiración, a esa hp le gusta andar con tres engreídas astutas desgraciadas oportunistas: la Alegría, que trae en su bolsa dosis de felicidad efímera. La Tristeza, siempre con hambre quiere beber y morir, beber y morir… y para rematar la dulce y blanca Muerte, tan elegante y segura de sí misma porque sabe que no existe nadie que no caiga entre sus brazos. Lo dice Jacobo Vélez, más conocido como el Callegüeso, un artista de verdad verdad, potente músico caleño que va por el mundo con su banda la Mambanegra.
Es que eso da mucha envidia. Ser artista de verdad es un sueño que tenemos todos los que no sabemos hacer nada más. Ser cantante, definitivamente, es lo que más me hubiera gustado, pero la voz no me ayuda. O artista plástica, pero tampoco me ayudan mis escasas habilidades manuales. O bailarina, pero hay que empezar a los 4 años ya voy como 45 años tarde. Actriz ya soy de la vida real y payaso también. Me queda ser poeta, que para eso sí ayudan mis habilidades del alma, como lo es sufrir mucho y sentir soledad siempre. Y también me afectan varias corrientes como el mar y otras influencias como la luna. Un artista tiene que vivir la bohemia, gustarle la noche y embriagar los sentidos, si no qué gracia tiene ser artista. Debe levantarse sin ganas de ir a la oficina y acostarse sin ganas de levantarse. El deber del artista es ser capaz de sentarse a conspirar contra sí mismo sin hacer nada diferente a mirar el vuelo de una mariposa de colores y caer rendido a los pies del universo. Es deber del artista soñar, y ser revolucionario. Sentir, delirar y amar al mismo amor.
Lo tengo todo. He aprendido a acariciar la vida con mis sentidos y me he dejado acariciar por el sinsentido de la vida ¿Quién le dice a uno que no es artista? ¿Acaso no ama quien no es amado? Basta con mirar una pared y alzar la vista y ver lo que tu alma se ha robado…
Perdón, olvidaba que es prosa…
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015