La ciudad está de fiesta. Hoy se reúne y se reinventa. Hoy hay cabildo abierto. Hoy todos tienen la palabra sobre el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Habrá discusión pero al final, por la fuerza de la ley y del tiempo, tendrán que aparecer las ideas y los acuerdos, algo para imaginarle a Manizales un futuro.
Los ciudadanos y ciudadanas ya conocemos la propuesta de POT que la administración municipal le presentó al Concejo. Parece una apuesta que intenta no quiere dejar nada por fuera, pero es poco valiente: le teme a priorizar y a dejar cosas atrás. Parece con miedo, justo cuando las agendas globales adoptan la idea de desarrollo sostenible, proponen caminos concretos y archivan manuales viejos.
Acá tres interpretaciones que lo ven así
Primero. Manizales podría estar perdiendo la oportunidad de ser la primera capital de Colombia, quizás latinoamericana, en adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -aprobados por la ONU en 2015- como modelo de ordenamiento. Si bien el proyecto de POT hace una armonización con los ODS, buscando qué metas internacionales se atienden, el proyecto no les otorga la fuerza necesaria para que sean de verdad “objetivos” de ciudad. Darles fuerza sería hacer desprender de ellos los planes de ejecución y los indicadores de cumplimiento.
Segundo. El POT le apuesta a la densificación urbana pero le cuesta renunciar a la expansión. Es más miedo que contradicción, insisto.
La densificación es un futuro con dignidad urbana. Mientras menos alarguemos la ciudad mejor respeto por la calidad de vida. “Density is destiny”, dice Janette Sadik-Khan, excomisionada de transporte de Nueva York, en su libro Street Fight. “La geografía compacta, la densidad poblacional, la inclinación por lo peatonal y por el transporte público, hace a las ciudades el lugar más eficiente para vivir en todo el mundo”, dice. Cualquier ciudad que renuncie a esas tres características, renuncia a su razón de ser.
Ahora bien, en otra columna propuse que en Manizales no podemos densificar con manuales importados sino que debemos hacerlo con los instrucciones que inventemos. Con el respeto profundo de no abusar de la montaña y sus laderas. Además, agregaría el deber moral de densificar con responsabilidad social, con el macroproyecto San José en la memoria, sin usar las estrategias de densificación para la desigualdad, para ir en contra de la población que más centralidad necesita.
Sin embargo, el POT deja una puerta grande para la expansión urbana. Parece exagerar con tanta tierra por edificar, cuando ni siquiera nos hemos empezado a densificar. Fuera de eso, busca una expansión en medio de la paradoja, pues la expansión más estratégica, la del occidente (Km 41, El Rosario), es la que está más lejos y presenta mayores dificultades para llevar servicios y equipamientos. Mientras que la del norte y el oriente parece seguir siendo la más atractiva para los desarrolladores. Justo la más susceptible de generar impactos ambientales. Preciso ahora que Corpocaldas y la Alcaldía, con el POMCA inicial y con el plan parcial de La Aurora, parecen no decidirse si prohibir o no la vivienda en zonas con función de amortiguamiento ambiental.
Tercero, el POT es temeroso al apostarle a una movilidad sostenible. Acierta al buscar la integración de todos lo modos de movilidad y al fortalecer el transporte público. Sin embargo, cuando se va a lo concreto, se nota que la columna vertebral de sus estrategias son las obras en materia vial: ampliaciones, tercer carril, complejos viales, puentes, etc. Todas las formas de consentir al carro particular. Esto se comprueba al ver cómo en el programa de ejecución, las actividades viales son más y mejor descritas, en cambio las peatonales y ciclísticas no son concretas.
Los estrategias peatonales, que junto a las de bicicleta y transporte son las que cumplirían las metas de los ODS, se concentran en bulevares o andenes más anchos, todo sobre las mismas vías principales para los carros. En 20 años nada, o muy poco, será peatonalizado o compartido
Así que tendremos una ciudad que deja acumular carros particulares día tras días y que deja aumentar sus velocidades. Siempre bajo el riesgo de los niños, de los ancianos y del peatón en general, que no solo camina por el andén sino que también tiene derecho a cruzar la calle a nivel del carro. Un peatón cada vez más encerrado en su condena del puente peatonal o de las cebras distanciadas.
En una próxima, más cosas por decir.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015