Hablar de los problemas es muy fácil. Nos podemos sentar en nuestro trono, con un buen par de binoculares o un catalejo, lo que nos resulte más cómodo y hacer de la crítica una forma de vida. Pero en algún momento nos invadirá la frustración y nos encontraremos con una verdad; eso que vemos afuera, que tanto criticamos y nos molesta, solo es el reflejo de la realidad que tenemos internamente. La segunda verdad que entenderemos, si somos lo suficientemente sabios para hacerlo, es que poco o nada podemos hacer para cambiar el entorno, pero hay una realidad en la que podemos actuar y usar todas las herramientas para modificarla; esa está en nuestro interior.
La neurociencia se ha dedicado a investigar las herramientas para modificar lo que hasta hace un tiempo se creía inmodificable; nuestro cerebro. Ya en un artículo anterior les hablé del término acuñado para esta facultad, la neuroplasticidad, que es la capacidad que tiene el cerebro de modificar la manera en que se conectan las neuronas, generando así cambios y adaptaciones. Para ello contamos con diferentes herramientas, desde practicar algún deporte, variar nuestra rutina para crear nuevas rutas neuronales, observar nuestro estado emocional e intervenir voluntariamente para modificarlo, o practicar la meditación.
¿Por qué meditar? Más allá del concepto budista de alcanzar la iluminación, que a nosotros, los occidentales, nos puede parecer algo un poquito más difícil que llegar al cielo, o que ni siquiera entendemos, hay un tema cada vez más arraigado en nuestra forma de vida y es el estrés. Pues hace ya muchos años, varios científicos de la Universidad de Massachusetts se dedicaron a estudiar qué pasaba con el cerebro cuando una persona medita. Con tecnología cada vez más avanzada, como la resonancia magnética, ahora se puede ver con claridad qué zonas a nivel cerebral se activan con una sesión de meditación y cuál es el efecto acumulativo en nuestro cerebro de esta actividad. Está demostrado que la meditación estimula el desarrollo de la corteza prefrontal, que es la encargada de la planificación de las funciones más complejas de nuestro comportamiento, como la toma de decisiones. El cerebro es un laboratorio, el más potente y complejo que existe, con su fábrica de neurotransmisores que estimulan la producción de todo tipo de sustancias en el organismo, como la dopamina, que nos ayuda a sentir bien y nos relaja, la melatonina que nos ayuda a dormir, o el cortisol, que dispara nuestros mecanismos de defensa asociados al estrés; es decir, el miedo o el ataque. En una sesión de meditación se obtiene una reducción de cortisol hasta de un 40%. Estos investigadores también han medido cómo se disminuyen la ansiedad, la depresión y la agresividad, hasta en un 35% después de un programa de ocho semanas de entrenamiento en meditación. ¿Será bobada que nos pongamos a meditar todos los colombianos?
Uno de estos científicos, Jon Kabat-Zin se dio a la tarea de desarrollar una técnica de meditación que fuera más asequible a nuestra cultura, así nació el programa de reducción de estrés basada en la conciencia plena o MBSR, por su sigla en inglés (Mindfulness-based stress reduction), que despoja de cualquier connotación religiosa a la práctica de meditar, conservando sus beneficios a nivel de la fisiología. El objetivo de esta técnica es sacarnos del piloto automático en el que generalmente estamos, con el cuerpo en un lugar y la mente en otro, lo que nos lleva a perder la conexión con la realidad y ayudarnos a lograr que nos centremos en el momento presente, no solo cuando se está realizando la meditación, si no en todo momento: la auto observación y el mantener la mente puesta en el aquí y en el ahora son los propósitos.
No he hecho el curso de MBSR, pero estoy familiarizada con la meditación Vipassana, de la cual esta técnica toma dos elementos fundamentales para su desarrollo; la atención en la respiración y el escaneo del cuerpo para observar las sensaciones. El español Andrés Martín Asuero, quien introdujo la técnica en España, escribió un libro excelente al respecto, Con rumbo propio, Disfruta de la vida sin estrés, se lo recomiendo a quien esté interesado en profundizar más sobre esta herramienta de cambio personal. También les cuento que en la Universidad Autónoma habrá una conferencia el 16 de noviembre, a las 6 de la tarde, con una instructora certificada de MBSR. Pero estoy segura que, ya sea con la técnica creada por los científicos de la Universidad de Massachusetts o con la milenaria práctica budista de Vipassana o con alguna otra de las muchas maneras de meditar que existen, lo importante es hacer uso de la meditación como herramienta para encontrar la paz interior y esa paz que cada uno vaya logrando, se verá reflejada en su entorno. Y si cada vez somos más los seres conscientes y pacíficos habitando este país y este planeta, pues ahí sí estaremos colaborando para lograr un mundo mejor.
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