Cuando debemos tomar decisiones hay un conjunto de preguntas que aparecen, por ejemplo, ¿Cuál es la correcta? ¿Qué va a pasar? ¿Cómo reaccionaran las personas? Y acompañando aparece un grupo de emociones (e.g. ansiedad, angustia, paz, tranquilidad, temor, alegría, etc.) derivadas de las posibles consecuencias que conllevan nuestras elecciones. Al respecto, Simon Sinek afirma que: ““No hay decisión que podamos tomar que no venga con algún tipo de equilibrio o sacrificio”, y esto conviene recordarlo, sobre todo, porque las decisiones impactan directa y/o indirectamente a las personas y a las circunstancias que nos rodean.
¿Cómo debemos asumir entonces nuestras decisiones y sus consecuencias?
Para responder la pregunta debemos resaltar e identificar la subjetividad intrínseca que acompaña los momentos de la toma de decisiones. El primero, referido a la respuesta emocional y de pensamiento individual que cada persona experimenta cuando se enfrenta de manera consciente que debe tomar una decisión; El segundo, correspondiente a la decisión per sé; Y el tercero, alusivo a los efectos desprendidos, individuales y colectivos, de la decisión tomada. Lo anterior, implica que todas las personas asumimos de maneras diferentes nuestras decisiones y sus consecuencias. Porque las perspectivas de cada quien responderán únicamente a su desarrollo contextual, a sus conocimientos y a sus valores.
Albus Dumbledore le dijo a Harry Potter: “Son nuestras elecciones las que muestran que somos mucho más que nuestras habilidades”, y es que, de hecho, son nuestras decisiones las que muestran lo que en esencia somos. Por eso, resulta fundamental entender que cada decisión refleja quien es cada quien. Y esto aplica tanto al momento de asumir las propias, como las ajenas. Ya que, por un lado, cuando debemos elegir, vale considerar la oportunidad que representa cada elección para crecer y aprender de nosotros, así como de las situaciones en que nos encontremos; y por el otro, cabe recordar que siempre impactaremos de alguna manera los seres y los momentos que acompañan dichas decisiones. Dicha percepción, bien pudiera brindar elementos personales para ser responsables con nuestras elecciones. Porque asumir las responsabilidades de nuestras decisiones es la verdadera arista que tenemos como tarea. Comprender que estamos interconectados, con todos los seres y con todos los procesos del planeta, y que en efecto nuestras decisiones impactan a través de dichas interconexiones, un sin número de elementos de nuestro presente es vital para los tiempos de crisis que vivimos actualmente.
La vida es un constante decidir y hacernos responsables de nuestras decisiones es un acto de amor y gallardía que todas las personas debemos asumir. Cada elección que hacemos, o dejamos de hacer, nos acerca o aleja de lo que somos o queremos ser; así como de las personas que tenemos, o queremos tener. Por eso, de ahora en adelante, invito a cada lector-a-e que respire profundo y cuente hasta 10 antes de tomar una decisión. Con cada una de ellas, tienes la oportunidad de ser y hacer lo que habita en tu corazón, así que no permitas que los afanes vacíos, superficiales y banales del sistema te confundan y te lleven por un camino que no representa lo que eres por tu esencia. Al final, todas las personas compartimos un alma heroica llena de amor, con la que podemos inspirar y admirar para sobreponernos a los grandes retos que como civilización hoy tenemos.
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