Andrés Hurtado


En esta visita al Museo Nacional de Hungría llegué a las postrimerías del siglo XIX con la coronación de Francisco José como Rey Apostólico de Hungría en 1867 y con la celebración del Milenio en 1896. Del siglo XX los objetos que predominan son fotografías referentes al colapso del imperio austro-húngaro, a la Primera Guerra Mundial y a las revoluciones ocurridas entre las dos guerras mundiales. Capítulo aparte y muy documentado ocupan los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. La posguerra se aborda desde perspectivas puramente políticas como el levantamiento de 1956 contra la tiranía comunista y los acontecimientos de 1989 que dieron al traste con esta en Europa del Este. En junio de 1989, por ejemplo, se rindieron honores, se rehabilitó a Imre Nagy y fue declarado héroe nacional de Hungría. Enfatizo en este acontecimiento porque yo lo recuerdo perfectamente como noticia que llegó a Colombia y que fue destacada por la prensa de la época.
A mí me impactó la historia de este hombre que siendo comunista se rebeló contra el sistema y que sin embargo no fue reconocido en su justo valor por los húngaros sino tiempo después. En 1991 el ejército ruso abandonó Hungría. En 1993 el papa Juan Pablo II visitó el país. En 2002 Imre Kertesz recibió el Premio Nobel de Literatura. Este escritor de origen judío fue prisionero en los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald y escribió mucho sobre el Holocausto del que dice que no fue un conflicto entre alemanes y judíos sino el fin de la cultura y la moral de Occidente. “Dios creó al hombre y el hombre creó a Auschwitz” escribió Imre y afirmó que después de Auschwitz la felicidad es imposible. En 2004 Hungría entró a la Unión Europea y en 2007 al espacio Schengen.
¿Me estaré extendiendo demasiado en relatos sobre mi viaje a Budapest? Creo que el país y su capital lo merecen.
Cerca del Museo se encuentra la Gran Sinagoga, la más grande de Europa. Los judíos llegaron a Hungría en el siglo XIII y su presencia trajo progreso. En 1941 los nazis aprobaron leyes antisemitas y obligaron a los judíos a llevar la estrella de David. En 1944 se creó un gueto en Pest y miles de judíos fueron deportados a Auschwitz y a otros campos de concentración. En 1945 tras feroces combates entre rusos y alemanes el gueto fue liberado. En total fueron 600.000 los judíos húngaros víctimas del Holocausto, o sea la décima parte del total de judíos asesinados. Un monumento representado por un sauce llorón y que conmemora el Holocausto se encuentra dentro de las instalaciones de la Sinagoga y fue costeado en gran parte por el actor norteamericano de origen húngaro Tony Curtis. En un artículo anterior hablé de otro monumento a las víctimas del Holocausto, que se encuentra en la Plaza de la Libertad, cerca del Parlamento y en el que descendientes de las víctimas han colocado textos y fotos de sus ascendientes sacrificados.
Budapest es inagotable. Sigo en este sector de Pest admirando monumentos y lugares de interés. Detrás del Museo Nacional se encuentra la Plaza Mihaly Pollack, una de las más interesantes de la ciudad por tres bellísimos edificios construidos para otras tantas familias nobles: el príncipe Festetics, el príncipe Eszterhazy y el conde Karolyi. El ya mentado Miklos Ybl construyó el primero y el tercero. Entré a la Biblioteca Ervin Szabó. Szabo fue el primer director de esta biblioteca que tiene 3 millones de libros y 100 sucursales en Budapest. El edificio es uno de los más bellos palacios de la ciudad.
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