Andrés Hurtado


Estábamos entrando en los dominios del paraíso colombiano, el primer destino turístico natural del país, el hato La Aurora. Se encuentra ubicado a orillas del río Ariporo en el departamento del Casanare. Partiendo de Yopal se puede llegar de dos maneras: una, recorriendo 5 horas y media de carretera; a la hora y media ya comienzan a verse animales en las fincas del trayecto; la otra forma de llegar es remontando el río Ariporo cuando está crecido. Yo puedo llevar al hato a los que quieran acompañarme. En las márgenes del río se ve abundante fauna: chigüiros, babillas, iguanas, garzas, etc.
Gracias a la acción proselitista de los dueños del Hato Palmarito, el número de las Reservas Naturales de la Sociedad Civil aumenta en los Llanos. Se trata de dueños de hatos que quieren cuidar la naturaleza sin dejar por eso de criar ganado y deciden conservar en sus propiedades los bosques, las lagunas y desde luego la fauna silvestre. El dueño del Hato Palmarito, Jorge Londoño, es el apasionado ambientalista que ha decidido salvar el cocodrilo del Llano y ya ha liberado 102 en lugares apropiados. En Wisirare, cerca de Orocué, tiene los padrotes de los cuales obtiene los huevos que se encuban en laboratorio y cuando los saurios alcanzan un metro son liberados.
El hato tiene unas 17.258 hectáreas que para efectos de administración ha sido dividido en dos, por una cerca. La cerca, como es obvio, no es obstáculo para que las aves y otros animales de pequeño tamaño se desplacen libremente por todos los dominios del hato. En los Llanos, donde hay hatos hasta de 40.000 hectáreas, La Aurora es de mediano tamaño.
El hotel para los visitantes se llama Juan Solito y tiene las comodidades suficientes para un buen estar y buen pasar y la comida es excelente y abundante. Hay electricidad.
La máxima atracción de La Aurora es la fauna, con una ventaja sobre los Parques Nacionales, que la fauna se ve sin necesidad de ir a buscarla. A los visitantes los llevan en la parte de atrás de los camperos con sillas para los que quieran sentarse, pero la mayoría de las personas prefiere ir de pie. Así se trasladan despacio por las sabanas. Los vehículos se detienen donde hay fauna y desde arriba se hacen muy buenas fotos. Cuando amerita descender del campero, se desciende para acercarse a los animales.
Hay varios miles de chigüiros y de venados cola blanca. Babillas por cantidades, tortugas, zorros, puercos y potros salvajes, búfalos, ganado cerrero, iguanas, lagartos, chuchas, picures, armadillos, osos hormigueros, zarigüeyas…
Capitulo especial merecen las boas acuáticas o anacondas, llamadas científicamente “Eunectes”.
En casi todas las excursiones que he hecho al hato las he visto. Por lo general no atacan al hombre y son, igual que las boas de tierra, fácilmente domesticables. Se alimentan de animales de gran tamaño. Varias de las cadenas internacionales de televisión que hacen documentales de fauna han visitado el hato. Una de ellas, creo que Animal Planet, tuvo la suerte de encontrar una anaconda tragándose un venado. Hicieron la filmación que duró varias horas. Estas anacondas alcanzan hasta siete metros.
En el hato hay varios miles de reses que vagan libres por las sabanas igual que centenares de potros salvajes. Las vísceras de las reses que se sacrifican para preparar la famosa mamona o ternera a la llanera se utilizan para alimentar las babillas, actividad que llevan a cabo los visitantes. Se logran espectaculares fotos.
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