Andrés Hurtado


Deliberadamente he dejado para el final de este largo recuento sobre las bellezas y riquezas de España que ameritan una, dos y seguramente más visitas al país, he dejado, digo, para el final las ciudades. Obviamente lo que me atrae de las ciudades y pueblos españoles no es tanto su modernismo, sino todo lo contrario, su pasado arquitectónico y su historia. Y aquí me encuentro con un problema insoluble, tendría que hablar no solo de las ciudades sino de centenares, centenares sí, repito nuevamente, centenares de pueblos medianos y pequeños de España que tienen atractivos maravillosos. Tendría que hacerlo, pero obviamente no lo haré. Comencemos por Madrid, la capital, villa y corte, cuyo nombre primitivo fue Magrit o Magerit. Por la región pasaron visigodos, romanos y musulmanes. Hoy la ciudad tiene 3,2 millones de habitantes y su área metropolitana 6,5 millones. Madrid se asienta en la meseta castellana a 600 metros sobre el nivel del mar y goza de inviernos fríos y veranos muy calurosos. Al norte de Madrid y a 50 kilómetros de distancia se encuentra la Sierra de Guadarrama que es hoy Parque Nacional y constituye lugar de descanso y de turismo para los madrileños amantes de los deportes de nieve, de la escalada y del senderismo. Su pico más alto es Peñalara con 2.450 msnm y precisamente el Club de Montañismo más importante de España se llama la Real Sociedad de Alpinismo Peñalara o simplemente Club Peñalara del cual soy miembro honorario. En sus comienzos en los albores del siglo pasado fue un grupo de 12 amigos que subían a la montaña y al cual se unía de vez en cuando el rey Alfonso XIII que concedió al grupo el título de Real y que con el tiempo pasó a llamarse Club Peñalara.
La Sierra de Guadarrama ofrece muchos atractivos, algunos son: La Pedriza de Manzanares, las pistas de sky, los caminos de montaña, el castillo y el embalse de Manzanares el Real. La Pedriza de Manzanares es un conjunto de picos de roca granítica, al que acuden los fines de semana no solamente los madrileños sino españoles y muchos extranjeros porque la roca granítica de adherencia es magnífico entrenamiento para paredes de gran envergadura en montañas del mundo. La Pedriza tiene centenares de picos todos con nombres sugestivos. El más famoso es el Yelmo. Allí viví intensas aventuras de escalada en compañía de Darío Rodríguez, que es hoy dueño y editor de las dos más importantes revistas de Alpinismo y vida al aire libre de España y que se llaman respectivamente Desnivel y Grandes Espacios. A un refugio de esta Sierra me retiré varias semanas para hacer mi tesis de doctorado en literatura en la Universidad Complutense de Madrid. Al pie de la Sierra se encuentra el castillo de Manzanares el Real, de “fina estampa”. Es un castillo medieval a cuyos pies se encuentra el embalse de Manzanares formado por el río que nace en la Sierra y que pasa por el corazón de Madrid. Precisamente el estadio del Atlético de Madrid se llamaba estadio del Manzanares porque por su lado pasaba el río. Y digo pasaba porque el club se mudó, construyó otro estadio de monumental factura en otro extremo de Madrid y se llama Estadio Metropolitano o, por razones de patrocinio, Wanda Metropolitano. Por la Sierra pasa una carretera que se remonta hasta el Puerto de Navacerrada que es el último premio de Montaña de la Vuelta a España antes de llegar a Madrid.
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