Andrés Hurtado


He escrito que me gusta prestar mucha atención a los monumentos que los pueblos levantan en honor de sus hombres ilustres. Además del espléndido monumento a Luis Kossuth en la plaza de su nombre en la que se encuentra el Parlamento, hay otro monumento, esta vez ecuestre, que honra a Ferenc (Francisco) II Rakoczi, quien ha sido proclamado héroe nacional de Hungría. Vivió entre 1676 y 1735 y fue el líder en la guerra de independencia que los húngaros sostuvieron contra los Habsburgos en procura de su independencia entre 1703 y 1711. Al final Rakoczi tuvo que salir exiliado a Turquía donde murió. Su efigie aparece en el billete de 500 florines. El monumento ecuestre lleva esta inscripción: ”Cum Deo pro Patria et Libertate”, Con Dios por la Patria y la Libertad. Cuando los comunistas gobernaron en Hungría en 1950 borraron la frase “Cum Deo”. Idos los soviéticos se reescribió la frase en 1989. Cuando las estatuas de los reyes habsburgos fueron desplazadas del monumento del Milenio fueron reemplazadas por una de Ferenc Rakoczi. Se hizo muy popular en Hungría una marcha que lleva por título Marcha Rakoczi, que dio base a la Rapsodia Húngara número 15 de Liszt. También en la Plaza Kossuth, cerca del Parlamento han erigido una estatua en honor de Attila Jozsef, el joven poeta que se suicidó lanzándose al paso de un vehículo. La mirada del poeta es triste, como triste fue su vida; con la cabeza baja el poeta mira el río.
A esta plaza vine tres veces, no solo para admirar el Parlamento, el monumento a los Zapatos de los judíos mártires, el monumento sedente del poeta Attila y los otros monumentos ya descritos sino también para visitar dos espléndidos edificios, el Ministerio de Agricultura y el Museo Etnográfico. El enorme edificio del Ministerio da a cuatro calles. Su fachada exhibe cuatro soberbias columnas corintias que sostienen el entablamento. Hay dos placas conmemorativas. Una de ellas honra al general Woroniecki, militar que dirigió la legión polaca en la revolución de 1848 y que fue fusilado por los austríacos en 1849 en este lugar. La otra placa recuerda a Endre Sagvari, que fue un abogado comunista, ferviente activista contra los fascistas que lo asesinaron en 1944.
El otro bello edificio se adorna con seis columnas corintias rematadas por un gabinete donde la diosa romana de la justicia cabalga en un carro tirado por tres caballos. El edificio fue construido para ser Palacio de Justicia y hoy es Museo Etnográfico que alberga 170.000 piezas de la cultura y tradición húngaras y de otros países. Pero todavía no salimos de la plaza Kossuth. Yo sabía de otro monumento y tardé en encontrarlo. No fue fácil dar con él. Es una estatua que no tiene pedestal y se encuentra de pie, directamente en el suelo. Haberme venido de Budapest sin haberlo encontrado me hubiera causado malestar. Porque yo recuerdo perfectamente allá por los años 50 cómo su nombre salió en los periódicos como líder importante de Hungría, asesinado por los comunistas. Se trata de Imre Nagy. Lo curioso es que su nombre no fue reconocido y admirado desde el primer momento por los húngaros. Imre nació en 1896 y participó en el gobierno de Bela Kun en 1919. Siendo Primer Ministro del gobierno comunista en 1956 comenzó a liberalizar la tiranía y a enrumbar a su patria hacia la democracia, circunstancia que no gustó, como era de esperarse, a los jefes de Moscú y por ello fue destituido y ejecutado en 1958. Tardarían años en rehabilitarlo sus paisanos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015