Andrés Hurtado


Estábamos en la enorme Plaza de los Héroes o del Milenio en Pest. Hacia el fondo hay un zoológico. Logré una foto muy divertida: dos osos polares besándose y besándose las bocas o las fauces. (¿Cómo debe decirse?). Y digo besándose y besándose, porque parecían gozar y la escena duró más de 10 minutos.
Llegamos así a los baños Szechenyi que están en esta misma área. Budapest, ciudad de muchos superlativos, todos positivos, posee otro: su sistema de cuevas subterráneas y sus baños termales, únicos en el mundo. Únicos porque aunque hay cuatro países que poseen más fuentes y baños termales y que son Japón, Francia, Italia e Islandia, Budapest los ventaja por el conjunto de túneles subterráneos, cuevas kársticas, fuentes y baños termales. Son famosos los túneles subterráneos de Köbanya ricos en piedra caliza, que fue empleada para construir el Parlamento, los edificios de la avenida Andrassy, los pilares del Puente de las Cadenas y el Bastión de Pescadores. Me cuentan que en esos túneles se almacenaba la cerveza Dreher porque entre otras cosas las condiciones ambientales de las cuevas aquilataban la bondad del producto. Hoy estos túneles son objeto de turismo con guías y como muchos están inundados incluso en ellos se hace buceo.
Visito los Szechenyi fürdo (fürdo significa baño) que, como varios de la ciudad, es Monumento Histórico. La enorme construcción de los baños pertenece al estilo neobarroco. Ricas en muchos minerales las aguas son medicinales. La temperatura de las aguas es de 75 grados centígrados. Los baños termales de Budapest atraen siempre y en todas las estaciones a muchos residentes y turistas.
Siempre en este sector de Pest me encuentro con el que fue durante muchos años el mayor edificio público de la ciudad, el Teatro Erkel, en el que se presentan también espectáculos de opera. Me dijeron que no debía abandonar Pest sin visitar la calle Hermina. La visité. Se trata de una curiosa y hermosa serie de casonas construidas en “art noveau” o secesión. Una de ellas alberga el Museo del Transporte.
Me regreso y alejándome de la Avenida Andrassy y de su entorno, quiero adentrarme hacia el centro de Pest. Lo primero que recorro es la Vaci utca, la calle más “chic” de la ciudad, que reúne las tiendas, boutiques, fuentes, cafés pastelerías y restaurantes más elegantes y caros de la ciudad. Mihaly Vörösmarty tiene una estatua en la plaza de su nombre en la calle Vaci. Fue un poeta y dramaturgo, máximo representante del romanticismo húngaro, nacido en 1800 y muerto en 1855. Su drama más conocido se titula “Bodas de Sangre” y su poema Szozat (Llamamiento) se convirtió en el himno nacional más popular de Hungría, o segundo himno nacional. El himno oficial, el primero, el “Himnusz” que parece una oración, comienza así: “Dios bendice al húngaro, con abundancia y buen ánimo, bríndale tu brazo protector si se enfrenta al enemigo”.
El himno que compuso Vörösmarty tiene otro estilo y más parece un discurso, es más inspirador e infunde más entusiasmo nacionalista a los húngaros. Así comienza: “A tu patria inquebrantable, sé fiel, oh húngaro, es tu cuna y luego tu tumba también que te cuida y te cubrirá”.
En la calle Vaci se encuentra el teatro Pesti donde se presentan obras de Chejov y en una de las salas tocó Franz (Ferenc) Liszt a las edad de 12 años. En la Plaza Vigadó se encuentra la sala de conciertos del mismo nombre. Me detengo en la Plaza Jozsef Nádor porque me llama la atención la historia de este personaje, muy querido por los húngaros.
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