Andrés Hurtado


Islandia, he aquí otro país que merece ser visitado y que de momento no aparece en mi lista de los seis. Aquí narré ya detenidamente mi viaje a esta “tierra de hielo”, que eso significa la palabra Islandia. No obstante podemos hacer ahora un resumen de las bellezas de ese país que hacen que yo lo tenga en cuenta en mis afectos. Sus 103.000 kilómetros cuadrados no igualan la superficie de nuestro departamento del Amazonas, que mide 106.000, pero sí son suficientes para que el país sea el primero en índice de Paz Global y el sexto como país más desarrollado en el mundo, circunstancia admirable dado que el país prácticamente es un desierto helado y vive de la industria pesquera.
En el año 2008 fue el primer país que se declaró en quiebra, pero valientemente se levantó y responsabilizó a los bancos a diferencia de otros países que los defendieron y no le tembló la mano para enviar a la cárcel a los corruptos. Hoy Islandia luce otra vez como un país airoso económicamente hablando. El país alberga a 350.000 habitantes, de los cuales el 64%, o sea 200.000, viven en la capital. El país es de una belleza apabullante, circunstancia que le atrae miles de turistas del hielo y de la nieve. Una carretera llamada Hringvegur y en inglés Ring Road da la vuelta completa a la isla y partiendo de ella se hacen incursiones hacia el interior. La extensión de la carretera es de 1.337 kilómetros. La línea costera alcanza casi 5.000 kilómetros de bellísimos fiordos en los cuales se asientan las ciudades y los pueblos. El interior del país está casi totalmente despoblado y corresponde a una meseta desértica formada por glaciares que dan origen a los ríos que descienden en todas direcciones. Para mí este paisaje es la belleza de la desolación, una belleza que inspira, una belleza diferente pero al fin y al cabo belleza que atrae a miles de turistas. A mí me encantó.
El islandés es un idioma endiablado en la pronunciación y más en la escritura. Recorriendo la Ring Road y partiendo desde Reikiavik hacia el oriente casi todo el tiempo la carretera discurre por un corredor que a la izquierda avanza a la sombra de inmensos y bellos paredones en muchas partes de roca basáltica y a la derecha se encuentra el mar.
Y el viajero rápidamente aprende dos palabras: foss y jökull, que funcionan a manera de sufijos. La primera significa cascada y la segunda glaciar y también volcán. Centenares de –foss descienden de esos paredones y caen a la carretera. Cascadas de impactante belleza. Conocí las 10 que figuran en internet como las más bellas del país y muchas más. Algunas están formadas por quebradas, lo que nosotros llamamos quebradas, pero otras son ríos de inmensos caudales, como la Dettifoss que es la más caudalosa de Europa. Otro río-cascada es Gullfoss. La Svartifoss se encuentra a unos kilómetros de la carretera y se diferencia de las demás porque se precipita al vacío en medio de rocas negras que son tubos de basalto que la asemejan a los tubos de órgano de las grandes catedrales. El guía nos hizo caer en cuenta que este espectáculo de los tubos de basalto ha sido imitado por algunos arquitectos en la construcción de edificios como el Teatro Nacional de Reikiavik. Y el sufijo -jökull significa glaciar y también aparece en los nombres de los volcanes porque todos ellos tienen sus respectivos glaciares. (Forzosamente continuará).
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