Andrés Hurtado


“Decíamos ayer” que me preguntan en qué época de la humanidad me hubiera gustado vivir. Y tengo dos. Una en la época grande de la Grecia clásica, entre los siglos VI y V antes de Cristo, cuando vivía Pericles y se construía el Partenón. Y la otra, en la tan calumniada Edad Media, porque en ella se vivían ideales comunes. Una generación comenzaba a construir una catedral, seguía otra y otra y así pasaban los 200 años que demoraba una catedral gótica en construirse. Hoy vivimos un feroz individualismo y la mayoría de las aspiraciones del hombre contemporáneo no pasan del consumismo y del hedonismo. En política, sobre todo, se ven aberraciones como esta: recuerdo que un presidente de equis partido tradicional tuvo la feliz idea de publicar las obras de la literatura colombiana en ediciones muy sencillas y tremendamente baratas, creo que valían tres pesos. Yo las compraba ávidamente. Hubo cambio de gobierno y cambio de partido y desaparecieron las publicaciones. Averigüé y supe que las tenían abandonadas en un galpón en las afueras de Bogotá y que se estaban pudriendo por la humedad. ¿Cuál fue la razón para semejante barbaridad? Que no se podían dar créditos al otro partido.
Siendo espectaculares las fachadas de las catedrales góticas me impacta mucho la de Barcelona. Se han encontrado restos de un templo paleocristiano en su subsuelo, sobre ese templo se construyó uno visigodo, luego uno románico y finalmente la catedral gótica que hoy admiramos. En la plazoleta frente a la catedral los fines de semana los catalanes se entregan a su baile y que es parte de su identidad y que ahonda, ahora más que un nunca, su independentismo: la sardana. De ella hablaremos.
Las dos torres de la catedral alcanzan 53 metros de altura. El órgano tiene 4 teclados y 4.000 tubos y como él solo hay otros tres en Europa: uno en Daroca, otro en Perpiñán y el cuarto en Palma de Mallorca. La catedral tiene decenas de capillas y en la cripta están enterrados varios de los condes de Barcelona y Aragón, comenzando por Ramón Berenguer I, conde de Barcelona.
Vamos ahora a Zaragoza, la famosa ciudad del Pilar y del río Ebro. Aquí hay dos catedrales. Una es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar que desde el año 2007 forma parte de los 12 tesoros de España. Dice la tradición no documentada que en el año 40 de nuestra era, viviendo todavía la Virgen María se le apareció al apóstol Santiago aquí a orillas del Ebro y le dejó el pilar de jaspe y con ello lo animó en su labor evangelizadora, de esta manera este templo es la primera iglesia católica de la cristiandad en honor de la Virgen María. La Basílica es de enormes proporciones y belleza y forma parte de la llamada Ruta Mariana formada por 5 templos dedicados a la Virgen María: el Pilar de Zaragoza, la Moreneta de Monserrat, Lourdes, Meritxell y Torreciudad. Estos dos últimos no los conozco, pero sé que Meritxell es un santuario mariano del principado de Andorra y Torreciudad es un templo mariano ubicado en el pueblo de Secantillo en el Alto Aragón.
La otra catedral es la del Salvador en su Epifanía, llamada “La Seo” para distinguirla de la Basílica del Pilar. Está construida sobre el antiguo foro romano de Cesaraugusta y sobre la mezquita de Saraqusta. Se inició su construcción en el siglo XII en estilo románico, por supuesto y se terminó siglos después con un campanario barroco.
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