Se supone que para el 2024 debe estar listo el Aeropuerto del Café. Hace menos de dos meses el director de la Aerocivil, Jair Orlando Fajardo, estuvo en el municipio de Palestina (Caldas) anunciando que, tras casi diez años de obras paradas, se retoma la fase 1, que es mover tierra de un lado para otro. Por su parte, las autoridades locales señalaron que todavía faltan 19 predios por negociar y las regionales que apenas analizan un plan vial para llegar a la megaobra que tendrá un costo de 700.000 millones de pesos.
Tres años es muy poco para todo lo que tienen que hacer en Palestina y para que aterrice el primer avión tipo ATR, que, según Fajardo, son los que volarán hacia Aerocafé y que son los mismos que hoy llegan a La Nubia. La historia evidencia que este proyecto no se acoge al cumplimiento de términos (por algo llevamos cerca de cuatro décadas hablando de este), sin embargo esta semana Inficaldas anunció el Plan Parcial de La Nubia, en el que se discute qué se hará con las 25 hectáreas donde actualmente funciona el aeródromo local.
El aeropuerto La Nubia es una realidad mientras que Aerocafé es, por ahora, un elefante blanco. Por eso la presentación de Inficaldas fue para algunos como si se estuvieran repartiendo la herencia antes de que muera la persona.
Dice Inficaldas que la propuesta tiene componentes técnicos, participativos, paisajísticos y comerciales. Pero es una mera cortesía. Los tres primeros están sometidos al último, que es el que deja el dinero. Será quien ponga el billete quien decida los criterios técnicos para participar en las licitaciones y quienes puedan participar de las mesas de trabajo. La opinión de la gente de la comuna Tesorito pesará poco a la hora de ceder el lote a un megaproyecto urbanístico, a un centro comercial o a una empresa, de la misma forma en que las denuncias ante los abusos del espacio público y el ruido proveniente de las cantinas y bares del sector de El Cable no son escuchadas.
Lo paisajístico, como lo mencioné hace una semana en este mismo espacio (https://bit.ly/3mFLVKg), no interesa a las autoridades locales, y si toca afear esa zona con moles de concreto, pues se hará. Todo se reduce a lo comercial y a quienes desde ahora pujan por una de esas hectáreas. El diputado liberal, Jorge Hernán Aguirre, dijo al programa El Matutino que en la Asamblea hay “temores y miedos” porque al parecer ya hay negocios que están detrás de la presentación del Plan Parcial de La Nubia. No lo dudo: es un terreno llano, amplio y valorizado.
La Universidad Nacional es uno de los interesados en estos terrenos para ampliar su campus y, en lo posible, hacer una ciudadela universitaria. Pero si un urbanizador ofrece el oro y el moro, es posible que Inficaldas ceda, como en su momento Corpocaldas y la Alcaldía de Manizales lo hicieron con el suelo de expansión del Plan Parcial de La Aurora (Acuerdo N° 573 de 2003) y que derivó en el proyecto Tierra Viva. O como sucedió con el macroproyecto de la comuna San José, hoy abandonado y con lotes llenos de maleza y alimañas.
Está bien que Inficaldas quiera planear con tiempo lo que se hará en La Nubia, pero que lo haga cuando Aerocafé, al menos, sea una realidad material: al menos con pista y torre de control. Por ahora está ensillando antes de traer las bestias. O seguramente en sus oficinas ya escucharon el ruido de los aviones que quieren aterrizar y adueñarse de los lotes de La Nubia.
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