Alejandro Samper


La marcha programada para hoy en diferentes partes del país ya no tiene como objetivo protestar en contra de la corrupción que reina en el país. Y es que no podía. Sus promotores, el exprocurador, Alejandro Ordóñez Maldonado, y el senador y expresidente, Álvaro Uribe Vélez, tienen tanto o más rabo de paja que a lo que ellos supuestamente se oponen.
Al igual que en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, estos dos personajes recibieron y untaron mermelada para favorecer contratos, procesos o investigaciones que los favorecieran y mantuvieran boyantes en sus cargos. A Ordóñez lo destituyó el Consejo de Estado por usar su posición para darles puestos “a sus electores, postulantes o familiares”. Y Uribe, a través de dos ministros, ofreció notarías a congresistas a cambio de que votaran la modificación de un “articulito” de la Constitución con el fin de poder hacerse reelegir presidente. Eso y muchas otras cosas de las cuales seguramente se “autoengañó” para creer que no sucedían.
Por eso la marcha de este 1º de abril es la de la “Colombia creyente”, según le dijo el exprocurador a semana.com. Allí pidió que aquellos colombianos que creen que el país puede cambiar, salgan a “rechazar” las políticas “dictatoriales” del actual Gobierno. Pero es pura carreta. Él, como Procurador, fue el más dictatorial de todos. Limitó a los ciudadanos en sus derechos y señaló a todo aquel que no comulgara con su enfermiza godarria. La comunidad LGBTI e incluso las mujeres y su derecho a elegir si quería o no planificar estuvieron entre sus objetivos.
Lo de hoy es en realidad un sondeo de popularidad de Ordóñez con el fin de medirse como posible candidato presidencial. Para decirle a Uribe y a sus esbirros del Centro Democrático cuántos votos pone para las próximas elecciones.
Lo que espera es que los fieles católicos y las iglesias cristianas se sumen a quienes lo apoyan y salgan a la calle para hacerse sentir. Tal y como sucedió cuando promovió las protestas en contra de la educación sexual en los colegios y usó como argumento unas falsas cartillas con ilustraciones homoeróticas. También cuando se sumó al “No” en el plebiscito y usó el argumento mentiroso de que en el documento que firmarían las Farc y el Gobierno había artículos sobre la “ideología de género”.
La Colombia creyente que busca el exprocurador es la de la masa no pensante de fieles que siguen a pie juntillas las órdenes de un pastor o un predicador. La que traga entero, la seguidora de dogmas. La que se “autoengaña”.
Estoy de acuerdo en que las políticas de Santos no son las mejores para el país. Que usó el “todo vale” para sacar adelante varios de sus planes (aprendió de Uribe) y que desde que le entregaron el premio Nobel de paz se desentendió de Colombia y sus necesidades. Sin embargo se le abona que en estos casi ocho años de mandato nos deja un país más incluyente y menos agitado en cuanto al orden público se refiere.
Unos avances que en manos de Ordóñez podrían deshacerse, al ser este un personaje intolerante hasta el tuétano. Un disociador. Un tipo que nos pondría a marchar… pero como el cangrejo: de pa’ tras.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015