Clayton Bigsby es, tal vez, el más incisivo defensor de la supremacía blanca estadounidense. Ciego de nacimiento y líder de una de las facciones sureñas del infame Ku Klux Klan, se despacha en contra de otras razas oculto detrás de su capucha puntiaguda. Lo más curioso es que el sujeto es negro.
Clayton es creación del comediante Dave Chappelle; una parodia sobre lo ciegos que nos volvemos cuando la intolerancia se apodera de nosotros y nos impide lidiar con lo evidente. Como ciegos fueron algunos que participaron en la marcha del pasado fin de semana cuando, incitados por el exprocurador Alejandro Ordóñez y el expresidente Álvaro Uribe, salieron a las calles para manifestarse en contra de la corrupción.
Algunos no toleraron que a la marcha asistieran personas que les recordaron que tanto Uribe como Ordóñez estaban involucrados en actos de corrupción. En Manizales, por ejemplo, el concejal Andrés González Sierra golpeó a un joven que lo increpó por participar en la protesta.
Y en Bogotá, en un acto temerario, el columnista y youtuber Daniel Samper Ospina, y el caricaturista Vladdo, se unieron a la actividad con pancartas que señalaban los pecados de los promotores. Allí los abuchearon y casi lincharon, pero en aras de la verdad, estos humoristas debieron incluir en sus afiches los pecados del tío de Daniel, el expresidente Ernesto Samper, y el Proceso 8.000.
Porque a esto nos han llevado estos personajes - llámese Uribe, Ordóñez, Santos, Petro, Zuluaga, López… -: a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. La degradación política y la polarización de la sociedad es tal, que personajes como John Jairo Velásquez, el sicario de Pablo Escobar conocido como Popeye, quien tiene más de un centenar de muertos encima, se conviertan en adalides de la moral.
Como Bigsby, estamos ciegos y nos negamos a ver lo obvio. Ninguno de esos políticos tiene la ética suficiente para liderar al país en su próxima etapa: la de la reconciliación y búsqueda de la paz.
Quienes marcharon y los que criticamos a quienes participaron en dicha actividad tenemos por tarea el ponernos de acuerdo para decirle a la actual clase dirigente que ya cumplió su ciclo. Que caducó. Y manifestarnos cuando quieran atornillarse en el poder (como Ordóñez y Uribe), cuando veamos que lo que hacen es rotar de puesto en puesto (como el actual fiscal Néstor Humberto Martínez) o crean que personajes que crecieron mamando de la teta estatal y la burocracia política sean las mejores alternativas para tomar las riendas de esta nación (como Rafael Pardo o Germán Vargas Lleras; dos tipos que deben desconocer cuánto cuesta una bolsa de leche o un pasaje en bus).
De lo contrario seguiremos siendo un remedo de país. Un chiste de ciegos engañados e intolerantes.