María Leonor Velásquez Arango


Probablemente algunos o muchos estén de acuerdo en que la diversidad sociocultural es un tema fundamental en nuestra sociedad y que los modelos de exclusión, como el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, el apartheid, el holocausto, se traducen en leyes y prácticas discriminatorias, guetos, etnocidios, fundamentalismo y genocidios que ignoran y eliminan al otro. Ante este panorama surge la necesidad de aceptar la diversidad cultural como un elemento positivo que debe tenerse en cuenta en la definición de políticas públicas para el desarrollo y transformación de la sociedad. Sin embargo, cada vez es más claro que no basta con reconocer la diferencia, como dice Carlos Giménez, director del Programa de Migración y Multiculturalidad de la Universidad Autónoma de Madrid “se debe impulsar la promoción sistemática y gradual, desde el Estado y la sociedad civil, de espacios y procesos de interacción positiva que abran y promuevan relaciones de confianza, reconocimiento mutuo, comunicación efectiva, diálogo y debate, aprendizaje e intercambio, regulación pacífica del conflicto, cooperación y convivencia”. Podemos mirar la diversidad desde una perspectiva multicultural que reconoce y exalta la diferencia o podemos tener una mirada intercultural que, además de reconocer la diferencia, invite a la interacción para construir juntos desde la diversidad.
Este es el enfoque de Estoy con Manizales, un ejercicio de planeación estratégica que convoca a ciudadanos, grupos culturales e instituciones para definir un norte común en el cual se puedan articular diferentes iniciativas y proyectos que contribuyan a hacer de éste un territorio amable, que ama y se deja amar; fundado en un modelo de desarrollo basado en conocimiento, del cual hacen parte la educación, la innovación, el emprendimiento y el patrimonio natural. Un proceso que necesita de todos los ciudadanos; porque, como dijo hace poco el Rector de la Universidad de Manizales “Quién no está con Manizales si la ciudad somos todos”. La sostenibilidad de este proceso está dada, tanto por el aporte de Instituciones aliadas y patrocinadores, como por el trabajo de ciudadanos voluntarios, como usted y yo, que tienen roles y agendas personales y aun así ‘sacan tiempo de donde no lo tienen’ para participar y contribuir a esta construcción colectiva. Este es un ejercicio de conversación donde las personas, con edades, experiencia, conocimiento y roles diferentes, ponen a danzar las ideas alrededor de temas clave para el desarrollo; buscando promover y articular propuestas que convoquen y movilicen acciones con sentido, para avanzar hacia un norte común, en correspondencia con el contexto y retos de la región.
Siempre hace falta gente, los que no pueden ir, los que no han sido convocados, los que no saben cómo participar, los que no lo conocen; sin embargo, no hay ninguna duda que, es hora de tener en esta conversación muchas personas, de diferentes edades, grupos y sectores de la sociedad; tal vez no sea posible invitarlos a todos al tiempo, pero, se pueden y es necesario, sembrar semillas en diferentes sitios para seguir tejiendo y articulando ideas, iniciativas y personas. Esto es lo que sucedió el jueves pasado cuando, en un ejercicio conjunto con la Universidad de Manizales, aliada del proceso, se extendió una convocatoria a la comunidad académica, profesores y estudiantes, así como a otras instituciones y ciudadanos. Con tres mesas de trabajo, los asistentes tuvieron la oportunidad de conversar brevemente alrededor de temas clave que hacen parte de este ejercicio de construcción y transformación del territorio. Los asistentes dijeron: “Estos ejercicios deben ser permanentes, debemos reconocernos y enriquecernos con el conocimiento de lo que otros hacen; es necesario unir juventud y conocimiento para reconocer la ciudad como una ciudad joven y estudiosa; la ciudad es de todos y las acciones deben empezar por cada uno; crear conciencia en la comunidad e invitar a sumarse al cambio que todos deseamos; los valores son primordiales para construir, no se construyen solos; tejer ciudad en pequeñas cosas y contagiar a muchos; este ejercicio nos permitió develar el potencial de iniciativas que podemos realizar a favor de nuestra comunidad; tenemos la capacidad pero necesitamos el compromiso; estar con Manizales es una propuesta innovadora que se puede generar en cada persona y podríamos decir ‘soy Manizales’.
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