COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
Hoy se hará la firma del nuevo acuerdo final con las Farc de una manera más sencilla que la del pasado 26 de septiembre en Cartagena. Se radicará de inmediato en el Congreso de la República para que la otra semana sea refrendado.
El acuerdo para terminar el conflicto armado de 52 años con esa guerrilla curiosamente también se firmará en medio del rechazo de los sectores que siguen con las banderas del No, como el Centro Democrático, que analiza la posibilidad de hacer un referendo en contra de la aplicación del mismo tal como está, aunque el proceso que se llevó a acabo para construirlo fue totalmente diferente.
Después del 2 de octubre cuando para sorpresa de todos se rechazaron los acuerdos con 6.430.396 votos por el No y 6.367.862 votos por el Sí, el presidente, Juan Manuel Santos, decidió ratificar el cese el fuego bilateral y empezar un diálogo con todos los sectores sociales que no solo se hizo por medio de delegados, sino también los hizo personalmente en la Casa de Nariño.
Así empezó un diálogo nacional en el que las Farc plantearon su disposición para revisar lo pactado, en el que el mismo presidente Santos y el expresidente Álvaro Uribe se volvieron a reunir en la Casa de Nariño y se ratificaron los negociadores en cabeza de Humberto de la Calle por parte del Gobierno, quien alcanzó a poner a disposición del presidente su cargo tras la perdida del Sí.
El diálogo
Pero este diálogo inició en medio de la incertidumbre, porque no se conocían las propuestas de los líderes del No y se cuestionó el plan que tenían ante el escenario que los dio como ganadores y que a ellos mismos los sorprendió.
De esa manera, empezaron los largos encuentros en los que Humberto de la Calle, la canciller, María Ángela Holguín y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, representaban al Gobierno Nacional y se fueron identificando como tal, los diferentes líderes de los sectores del No.
Por el Centro Democrático Óscar Iván Zuluaga, Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo -aunque el expresidente Uribe estuvo constantemente en los encuentros-; la exministra Marta Lucía Ramírez, quien durante todo el proceso del plebiscito presentó sus críticas; el expresidente Andrés Pastrana, quien también se unió a representar el No conservador; e incluso el exprocurador Alejandro Ordóñez, quien después de que el Consejo de Estado tumbara su reelección en el órgano de control, se puso la camiseta para hacer más visibles las críticas que ya hacía desde su puesto como funcionario público.
Y con el tiempo se fueron sumando iglesias cristianas, organizaciones que representan a las víctimas, y la misma Iglesia católica que en el plebiscito del 2 de octubre afirmó que no tomaría parte, pero que ahora en la fase de renegociación decidió apoyar lo acordado.
Mientras se adelantaban las reuniones sin propuestas muy concretas, pues solo hasta el 12 de octubre se recibieron los lineamientos del Centro Democrático para renegociar -el último sector en hacerlo-, se decidió que el cese bilateral sería hasta el 31 de ese mismo mes, lo que generó presión en las reuniones con los delegados del No.
Pero mientras eso pasaba, la Misión de la ONU pidió al Consejo de Seguridad la autorización de cambio de protocolos para verificar el cese el fuego, que finalmente se extendió al 31 de diciembre; y llegó una noticia desde Noruega que sorprendió al país: el Premio Nobel de Paz 2016 para Santos. Una noticia que para algunos analistas le dio un respiro al proceso y un poco más de fuerza al mandatario para conducir la renegociación.
El 5 de noviembre se anunció que ya había una bitácora que recogía las 400 propuestas que se organizaron en 57 ejes temáticos y que fue el documento base sobre el cual se trabajó la renegociación con las Farc. Ese mismo día el presidente anunció que el trabajo en La Habana sería en cónclave para agilizar.
“Para abordar los 57 temas de manera rápida y eficaz, con atención y cuidado, he dado instrucciones para que el equipo negociador del Gobierno trabaje en modo cónclave, en grupos temáticos simultáneos, sin levantarse de la mesa hasta alcanzar un acuerdo”, dijo el presidente Santos en ese momento.
El trabajo en cuba
Así con una nueva metodología de trabajo en La Habana, el presidente Santos afirmó que se mantendrían abiertos los canales de comunicación con los líderes del No, y determinó que junto al jefe negociador viajaría también el senador Roy Barreras y el exministro de Justicia Yesid Reyes. Aunque en esa etapa también se hizo presente el senador Iván Cepeda.
Poco a poco, los días fueron avanzando y mediante videos Humberto de la Calle fue informando sobre lo que se iba discutiendo en La Habana y el primer mandatario tomó por costumbre dirigirse a los colombianos mediante alocuciones presidenciales para informar sobre los avances.
Días después se decidió reforzar el equipo negociador con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y el alto consejero para el posconflicto, Rafael Pardo.
Paralelamente en Colombia se anunciaba que el 7 de noviembre iniciaría la verificación y monitoreo del cese bilateral del fuego con las Farc por parte del Mecanismo tripartito de verificación compuesto por el Gobierno, el grupo guerrillero y la ONU.
El 11 de noviembre empezó la especulación sobre el nuevo acuerdo, aún más con los trinos que enviaban los guerrilleros de las Farc anunciando que estaba cerca. Y un día después, el 12 noviembre, el presidente se reunió con el senador Álvaro Uribe, quien le pidió que el texto que se anunciara no fuera definitivo y así mismo se comunicó con el expresidente Andrés Pastrana y la exministra Marta Lucía Ramírez para informarles sobre el nuevo acuerdo.
En la noche de ese sábado, finalmente, se anunció el nuevo acuerdo con las Farc y De la Calle y el presidente Santos anunciaron los principales cambios que se hicieron, destacando que de los 57 puntos que se plantearon con los del No se acogieron todos, menos el de la elegibilidad política, y los dos aceptaron que éste sí es un mejor acuerdo de paz.
40 días después del plebiscito se firmó el nuevo acuerdo, pero la duda de que se le pudieran hacer modificaciones permaneció, hasta que los negociadores afirmaron que este sí es el acuerdo definitivo.
Sin pacto nacional
A esas largas jornadas de trabajo que quedarán para la historia de este proceso de paz, se suma también la que fue la última reunión: siete horas seguidas entre los voceros del No y la delegación del Gobierno el 21 de noviembre, 3 días antes de la firma y tras varios días de publicado el nuevo acuerdo.
En el encuentro las dos partes pusieron su posición y allí se confirmó lo que se había especulado: los del No seguirían con el No, pese a reconocer los avances en la renegociación, y el Gobierno seguiría decidido a avanzar sin más modificaciones.
Después de confirmarse que se continuaría, los anuncios fueron más rápidos de lo esperado y nada parecido al procedimiento que se hizo en el primer acuerdo: la implementación y la refrendación se haría por el Congreso de la República; la firma del proceso se haría el jueves 24 de noviembre y el lugar sería el Teatro Colón en Bogotá.
El nuevo acuerdo
Ahora, tras todo este proceso ya no queda un acuerdo de 297 páginas, sino uno de 310 con muchas más especificaciones y nuevas figuras, pero casi en la misma coyuntura política de división.
Tras la construcción del nuevo acuerdo por ejemplo, en el punto de justicia se hicieron cerca de 67 cambios y se crea instancias como una Sala Incidental para solucionar cualquier tipo de conflicto de competencia entre la justicia especial y ordinaria; se establece que la Corte Constitucional revisará en tercera instancia las acciones de tutela; se pone un límite a la jurisdicción especial de 10 años y se obliga a los jueces a poner límites a las restricciones de la libertad.
Así mismo se eliminaron cerca de 70 menciones del enfoque de género en todo el acuerdo, y dejando en pie el respeto a la población Lgtbi se especifica que éste es dedicado a las mujeres víctimas del conflicto.
También se especifica que los bienes de las Farc serán para la restitución de víctimas; se establece a los sectores religiosos como víctimas del conflicto armado, y entre otras muchas cosas, se especifica que a las 16 circunscripciones de paz para la Cámara de Representantes no se podrá postular ningún partido, incluido el que surja de las Farc y se elimina, afirma el Gobierno, el bloque de constitucionalidad.
Sin embargo aún falta camino, especialmente por lo que será la implementación del acuerdo en el legislativo y por las acciones, como el referendo, que llevarán a cabo los promotores del No, lo que se agrava cuando en medio de las discusiones se menciona constantemente lo que serán las elecciones presidenciales del 2018.
Destacado
Manteniendo algunas objeciones, la ONG estadounidense Human Rights Watch catalogó el nuevo pacto alcanzado con las Farc como un mejor acuerdo que podría abrir la puerta a un modelo de justicia en el que se garanticen los derechos de las víctimas y se imparta castigo adecuado a los responsables.
Reacciones
Mauricio Lizcano, presidente del Congreso
Después de firmado el nuevo acuerdo vamos a citar al Congreso a la 1:00 de la tarde. Ahí se se va a presentar una proposición por parte de los líderes del Sí, de toda la alianza por la paz que va a citar un debate el martes a las 9:00 de la mañana, donde vamos a estudiar los acuerdos de paz. El debate se haría el martes en el Senado y el miércoles en Cámara, pero hay algo que se ha dejado claro y es que éste no tiene límite de tiempo, puede empezar el martes, pero terminar el miércoles o jueves, lo vamos a hacer con líderes del Sí y del No y después de ese debate, pues se aprueba la proposición que es la refrendación.
Hernán Penagos, representante a la Cámara por Caldas
Recordemos que el proceso de refrendación no tiene un proceso claro en la Ley, en su momento el presidente quiso hacerlo a través de un plebiscito, pero este segundo acuerdo tiene varias alternativas, una de ellas el Congreso, que también tiene representación popular porque fue elegido por el pueblo. Se tomó la decisión de ir al Congreso, lo que queda es llamar a un debate serio, juicioso, evaluando los nuevos ajustes y que sean las mayorías las que decidan.
Rumbo a 2018
Una vez más, el tema de la paz definirá la elección del próximo presidente de Colombia en 2018, desde la elección de Belisario Betancur, el tema de la paz ha definido las campañas presidenciales, y la próxima no será la excepción. Belisario le ganó a Alfonso López que buscaba la reelección, pero con la propuesta de negociar con la guerrilla, Belisario le ganó el pulso. Después Andrés Pastrana ganó con el mismo discurso, y Álvaro) Uribe ganó dos veces con un proyecto de mano dura contra la guerrilla, y Juan Manuel Santos, que era la continuidad de la Seguridad Democrática, ganó dos veces con un discurso de paz.
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