El caos se apoderó ayer de la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander, la alma mater de la Policía Nacional en Bogotá. A las 9:40 de la mañana explotó una camioneta cargada con cerca de 80 kilos de pentolita, que hasta el momento ha cobrado la vida de 21 personas y ha dejado heridas a 68 más.
Minutos después de la explosión todo era confusión. El panorama sobre la carrera 30, al suroccidente de la capital del país, era desolador. Unas 50 madres desesperadas trataban de obtener información sobre sus hijos, esos que hacía tres días habían ingresado a la institución con el único sueño de ser suboficial de la Policía.
Lo que menos se esperaba Yolanda Escobedo, madre de Kevin Escobedo, un cadete que ingresó a la 1:00 de la tarde del martes a la entidad, era la impaciencia de no conocer el paradero de su hijo.
“No nos dicen nada, no nos dan información”, dijo. Así como Yolanda era la situación de muchos familiares que aguardaban a las afueras de la institución, esa que fue burlada por José Aldemar Rojas Rodríguez, quien ingresó con una camioneta gris evadiendo los controles de seguridad.
Los Gobiernos de América, España, la ONU y la OEA expresaron su respaldo a Colombia tras el atentado e hicieron un llamado a la unidad frente al terrorismo.
Solo una entrada
Miembros de la policía, testigos de lo sucedido, confirmaron que la Escuela solamente tenían habilitada una entrada vehicular, hasta donde llegó Rojas Rodríguez. Lo atendieron cuatro uniformados, quienes no lo dejaron entrar, pero aún así el hombre burló la seguridad, incluso llevándose por delante a los uniformados que prestaban servicio.
Según el relato de los testigos, el hombre buscaba un lugar donde hubiese gente, por lo que siguió su camino hasta llegar al comedor de la General Santander, donde finalmente accionó los 80 kilos de pentolita, que a juicio del fiscal General, Néstor Humberto Martínez, llevaba el carro en su interior.
Rojas Rodríguez ingresó en una camioneta gris Nissan Patrol que, según datos de las autoridades de tránsito, pasó por controles técnicos y mecánicos por última vez en Arauca, capital del departamento homónimo, fronterizo con Venezuela.
La espera de los familiares que aguardaban por información de sus hijos, sobrinos y nietos se hacía más larga.
Verificación
El reloj marcaba las 11:30 cuando un funcionario de la Policía entregó la lista de los jóvenes, que oscilan entre los 20 y 23 años de edad, que fueron remitidos a centros asistenciales. Las madres clamaban porque el nombre de sus hijos estuviese en esa lista. “Al menos es un aliciente saber que está viva”, dijo Carmen, quien preguntaba por su sobrina, de 20 años, que ingresó como todos los aspirantes a suboficiales el pasado martes.
Horas más tarde arribó al lugar el presidente de la República, Iván Duque, quien regresó en forma apresurada de Quibdó, capital del departamento del Chocó, donde tenía previsto celebrar un consejo de seguridad regional.
"Los colombianos nunca nos hemos sometido al terrorismo; siempre lo hemos derrotado. Esta no será la excepción. No nos doblegarán", subrayó Duque.
Delegados del Gobierno, entes de control, incluso el fiscal general y el procurador salieron pasadas las 7:00 de la noche con destino a la Casa de Nariño donde el presidente Duque se reunió con su gabinete ministerial. Al final aseguró que hoy la Fuerza Pública y la Fiscalía General de la Nación darán los detalles sobre las investigaciones.
A las 7:20 de la noche un padre, un acólito y dos mujeres con rosas blancas llegaron a las afueras de la escuela de cadetes para conmemorar la vida y rechazar el acto violento que enluta a cientos de colombianos.
El repudio fue generalizado y el país se alzó para rechazar el atentado de esta naturaleza que hizo recordar las épocas más críticas de la guerra en Colombia. La solidaridad en redes sociales se transformó en una vigilia frente a la Escuela.
Los homenajes a los fallecidos se iniciaron con los tres días de duelo anunciados por Duque. En la General Santander, la memoria de los futuros policías se escuchará por décadas, porque como se dice en su himno “Alma mater tus hijos te aclaman, invencibles, unidos y grandes”.
De acuerdo con William Tovar, coordinador de respuesta del Idiger, hay afectación en varios barrios aledaños a la Escuela. “En Muzú, Venecia y Villamayor en mayor proporción. Son unos 150 predios, 600 ventanas afectadas hasta el momento. El distrito hará la asistencia correspondiente”, dijo.
Rojas Rodríguez es oriundo de Puerto Boyacá. Nació el 13 de mayo de 1962, su cédula fue expedida en Honda (Tolima) y adquirió la Nissan en noviembre del año pasado, de acuerdo con el registro que reposa en el Registro Único Nacional de Tránsito.
Esa fue una de las primeras conclusiones a las que llegaron los fiscales de los tres equipos de la seccional Bogotá y de Antiterrorismo que llegaron al lugar y que fueron asignados al caso.
Lo segundo que están rastreando es el lugar desde el que venía el carro. Para ello revisan las cámaras de seguridad instaladas a lo largo de la Autopista Sur, donde está ubicada la Escuela, para dar con el punto de salida del vehículo, cuyo actual propietario residía en Cubará (Boyacá).
Para John Marulanda, experto en temas de seguridad, al margen del grupo que haya estado detrás del atentado, hubo fallas en inteligencia que es menester revisar. “Debieron prever una acción de esta naturaleza. También hubo fallas en las barreras de seguridad de la Escuela, porque no es posible que se metan a la fuerza a una unidad policial”, explicó.
* Entre los 21 fallecidos están la cadete ecuatoriana Erika Chicó, cuya muerte fue confirmada por el presidente de Ecuador, Lenín Moreno. También resultó herida la ecuatoriana Carolina Sanango, así como el panameño Kevin Madrid, quienes fueron trasladados al igual que los otros lesionados a diversos hospitales bogotanos.
* Un cadete que estaba internado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Policlínico del Olaya falleció anoche. Su nombre era Iván René Muñoz Cárdenas y tenía 21 años, confirmaron fuentes oficiales.
* Los lanzadores Cristian Maquilón (Urabá), Luis Mosquera (Pradera, Valle del Cauca) y el portero de fútbol Steven Prada (Ibagué, Tolima) fueron los deportistas que perdieron la vida.
Mosquera, de 23 años, salió de su pueblo, al igual que sus compañeros, con el sueño de ser policía, sacar adelante a su familia y competir en los Juegos Nacionales en lanzamiento de disco.
Maquilón venía de ganar una medalla de plata en lanzamiento de bala en los juegos Interescuelas de agosto del 2018 mientras Prada era futbolista y el arquero de la escuela de cadetes.
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