Katherine Vega
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
Lo más claro tras los secuestros de los periodistas Salud Hernández, Diego D’Pablos y Carlos Melo es la alegría por su regreso a la libertad, sin tropiezos y en condiciones óptimas de salud. Pero sobre lo que pasó durante la semana, al contrario, hay confusiones, ambigüedades y oscuridad, al punto que hasta el mismo momento en que ocurrió la libertad de la comunicadora colombo-española, aún había confusión para definir si ella estaba o no secuestrada.
Por ejemplo, mientras las delegaciones de paz rechazaban los secuestros, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, afirmó, el mismo viernes (ayer), que no había evidencias para denominar así las desapariciones.
Fue la propia periodista quien dijo que sí estaba secuestrada y que los guerrilleros nunca le explicaron el porqué. Hernández lo hizo de manera enfática: "Mi secuestro ha sido un error gravísimo del Eln. No ha tenido sentido, si me hubieran invitado, habría ido".
Afirmación que comparte el director del Centro de Recursos para Análisis del Conflicto, Jorge Restrepo: “Un gran error en términos de una estrategia de guerra, de una estrategia funcional a un proceso de paz. Un error craso mantener secuestrada a Salud Hernández”.
Sorpresa
La periodista manifestó estar sorprendida por la actitud del Gobierno al denominar su caso como una desaparición. Para el director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, Iván Garzón, los comentarios del Gobierno, especialmente, del presidente Santos demuestran una cierta debilidad: "Los mensajes del presidente esta semana fueron contradictorios. No podía anticiparse a decir que los tenía el Eln, pero toda esa ambigüedad verbal con frente al secuestro y retención, demuestra –salvando la prudencia de la situación— un temor a generar una impresión negativa en la contraparte, que finalmente es la que le termina cobrando sus interlocuciones".
Para Víctor Currea de Lugo, lo más complicado de la situación fue que la guerrilla no se hubiera manifestado al respecto, lo que convertía en determinante la decisión que tomara el Gobierno pues, si pensaba proceder, como fue sugerido por algunos sectores, con presión militar, se hubiera podido generar una tragedia.
“La presión militar pudo empujar hacia un desenlace fatal y, por otro lado, no permitía las comunicaciones, entonces, si el Eln quería dar una voz de lo que estaba sucediendo realmente, necesitaba un canal de comunicación que le permitiera decir en qué situación estaban las víctimas”.
A favor o en contra
Para John Mario González, todo esto pudo haber llegado a ser una estrategia para demostrar que tienen control territorial en algunas zonas del país, que pueden alterar la agenda política, pueden ejercer presión y además haber enviado un mensaje en el momento de liberación de los periodistas de que quieren negociar bajo las condiciones de ellos.
Sin embargo, De Lugo afirma que no podía ser una presión pues, como lo ratificó Hernández al ser liberada, nada parece haber tenido sentido: “Los diálogos no dependen de un mecanismo de presión, porque ya hay una mesa, tienen una agenda y hay un deseo del Comando Central para dar paso a esas negociaciones. Así que, al contrario, esto fue más en contra del proceso que a favor”.
Ante el panorama, las dudas y la incertidumbre de lo sucedido, González considera que la decisión final de liberar a los comunicadores es un arrepentimiento: “Creo que la liberación se produce porque al parecer el Eln sentía que podía encartarse con Salud Hernández, porque eso generaba presión del Ejército, presión mediática y de opinión. Además estaba el riesgo de que le pasara algo en cautiverio y eso fuera un traspié irremediable”.
Si no se deja el secuestro, no hay mesa
Luego de la liberación, el presidente Juan Manuel Santos reiteró que no se activará una mesa de negociaciones si el Eln no deja de acudir al secuestro y si no libera a cada uno de los que tienen en su poder.
Tal y como lo señaló Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional, este es el problema central, más allá de que por ser periodistas los casos se hagan mediáticos: “El tema central que ha evitado la instalación de la mesa con el Eln es que esta organización no ha tomado la decisión de terminar con el secuestro y mientras eso no se dé, no se puede instalar formalmente la mesa”.
Estos señalamientos los apoya la representante de Alianza Verde, Angélica Lozano al decir que el Eln tiene que entender, que no es posible para esta sociedad la negociación política si ellos mantienen secuestrados. “Ni civiles, ni militares, ni pobres, ni ricos, ni periodistas, ni anónimos, nadie. Bienvenida a la libertad Salud. Reclamamos absolutamente a todos los secuestrados y el Eln tiene que entender: el secuestro es pasado y los condena a la guerra y al rechazo social”.
El hecho llegó a preocupar a las Farc
Para Garzón, esto podría haber llegado a afectar el plebiscito –si fuera aprobado- por ello se vieron reacciones como la del jefe guerrillero Timoleón Jiménez, quien trinó: “Hoy es Salud Hernández, mañana cualquier colombiano. Esas prácticas deben terminar para siempre en Colombia. La paz impone su libertad”.
“El mensaje lo que demuestra es que ellos saben que esto finalmente se revierte en contra del proceso de ellos, pero al mismo tiempo es cínico porque si estuvieran convencidos de lo que están diciendo liberarían a los que ellos tienen”, dijo. Para el director de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, Iván Garzón, aunque las negociaciones con las Farc ya tienen vuelo propio, estas acciones pueden llegar a afectar la aceptación de la opinión pública de los mismos.
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