COLPRENSA | LA PATRIA | GUAJIRA
El jueves 11 de febrero, Ricardo Epiayú, indígena de Manaure en La Guajira, sepultó a su hijo Elion, quien falleció tras la desnutrición que lo azotaba, según el mismo padre constató. Mientras ahogaba las penas en chirrinchi, bebida alcohólica típica en esa región, el hombre manifestó que esa era la cuarta vez que había tenido que ver a uno de sus descendientes perder la vida por la misma razón.
El pequeño Elion fue trasladado desde Chichimaya, ranchería donde vivía, hasta un Centro de Salud en Rioacha, por más de cinco veces a causa de la misma desnutrición. “En la semana de su muerte, los padres decidieron y como parte de su cultura, no llevarlo más a la clínica porque se encontraba en un estado bastante crítico”, afirmó la líder de la comunidad, Tania Galván.
Los otros tres niños, de 2013 hacia atrás, según Epiayú, también fallecieron por desnutrición.
Elion estaba siendo atendido desde hacía cinco meses por médicos que visitaban las comunidades y que dejaron de hacerlo hasta noviembre del 2015. Relata Epiayú que su hijo, quien era atendido por la EPSI Anas Wayuu, nació sano pero al pasar el tiempo su salud se fue deteriorando al punto de convertirse en crónica y llevarlo a la muerte.
“Para nosotros es muy difícil trasladar a nuestros hijos hasta los centros de salud en Manaure o Rioacha. Salir de aquí es un problema. Las que eran nuestras fuentes de ingreso antes ya no existen por la sequía, por eso le suplicamos al gobierno que no nos abandone. No le estamos pidiendo que nos regalen las cosas, sino que nos ayuden en este momento a salir de la crisis. Pedimos agua a gritos”, precisó Epiayú.
Cinco casos
La directora General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Cristina Plazas Michelsen, informó ayer que eran cuatro los menores de edad fallecidos en el último año por causas asociadas a la desnutrición, dichos niños pertenecieron en algún momento a programas de primera infancia liderados por la institución.
Con el caso de Elion serían cinco los pequeños muertos por esta causa.
Tania Galván dijo que asistió a denunciar la muerte del pequeño, a la sede del Bienestar Familiar en Rioacha y no fue atendida.
“Tengo unos mil niños en mi comunidad, de cero a cinco años, de esos le puedo decir que entre 20 y 30 de ellos están en riesgo de muerte por desnutrición. Lo que le pedimos al Estado es más ayuda o presencia del Bienestar Familiar porque no podemos solos”, concluyó Galván.
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