Nueva metodología oxigena el proceso de paz

COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ

El cambio de metodología anunciado por el Gobierno para la fase final del acuerdo de paz con las Farc y el término de cuatro meses para evaluar los avances, constituyen la última oportunidad para salvar los diálogos que se adelantan en La Habana.

De hecho, expertos coinciden en que si en los próximos meses las Farc no dan verdaderas muestras de paz, respetando la tregua unilateral que anunciaron a partir del próximo lunes, el proceso podría romperse definitivamente.

Para el periodista Carlos Lozano, director del periódico Voz, "esta nueva metodología con plazos perentorios, es un experimento que ayuda a superar la crisis por la que atraviesan las negociaciones de La Habana y oxigena el proceso”.

A su turno, el analista en temas de seguridad nacional John Marulanda, considera que con los últimos pronunciamientos “el Gobierno busca relanzar un proceso que está en el más absoluto descrédito y desconfianza por la absoluta mayoría de la opinión pública colombiana”.

Marulanda sostiene: “La esperanza es que las palabras del presidente, Juan Manuel Santos, se conviertan en realidades”, es decir, que las Farc den verdaderas muestras de voluntad de paz, pues advierte que “La tozudez de la guerrilla es tal que aún cree que se podrá tomar el poder por las armas, cuando no es así”, pero aclara que “si estos acuerdos se convierten en realidad, es probable que se le esté dando un salvavidas a este proceso”.

Entre tanto, el analista Pedro Medellín advierte que el cambio de metodología “no trae nada de nuevo” sino que “es una reacción a la presión externa que tiene un proceso de paz sin credibilidad”.

En su opinión, el proceso podría enderezarse por dos vías: “Que las partes cierren los dos puntos que hacen falta para culminar la negociación y que hagan visibles los acuerdos que se alcancen, y superando el tema de justicia transicional para que se sepa si las Farc van a pagar cárcel o no”.

Plazo inadecuado

Los expertos sostienen también que no es una buena decisión que el Gobierno haya fijado un plazo de cuatro meses para evaluar los avances de la mesa de negociación.

En ese sentido, Lozano dice: “Se trata de un ultimátum con tintes electorales”, pues advierte que el Gobierno pretende tener resultados qué mostrar en las elecciones territoriales de octubre.

“Asociar el proceso de paz con la campaña electoral no es un buen mensaje para la opinión pública, eso no funciona”, señala Lozano.

John Marulanda recuerda que en el pasado el propio Presidente ha incumplido los plazos qué él mismo se ha fijado. “Este plazo de cuatro meses es un término agónico buscando que este proceso se salve. Lo que uno ve es que es el Presidente de la República quien está preso del proceso de paz y no las Farc. El Gobierno y sus negociadores se han dado cuenta de que este proceso no es creíble por eso están cambiando el discurso”.

Mientras, el analista Pedro Medellín concluye que ni el cambio de metodología ni los plazos son buenas decisiones mientras no se defina el tema de la justicia transicional. “Este es el punto más importante, el proceso lleva más de un año sin mostrar avances porque los negociadores están estancados en el tipo de justicia que se les debe aplicar a las Farc. Mientras no se supere este tema las cosas seguirán igual”.

No es un cese al fuego bilateral

Luego de que la mesa de diálogos anunciara nuevas medidas para acelerar el proceso de paz y avanzar en el desescalamiento del conflicto, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, advirtió que esto no representa un cese al fuego bilateral, pues éste solo vendrá cuando haya avances concretos en los puntos restantes de la agenda.

El negociador reiteró la voluntad del Gobierno para avanzar en el proceso y detalló los avances de la nueva metodología de la mesa que, entre otros aspectos, se regirá más por temas pendientes que por ciclos de negociación.

“El desescalamiento es uno de los elementos del acuerdo de ayer, pero va conjuntamente con un cambio de metodología que implique un avance sustancial. Aunque son elementos inseparables el desescalamiento no puede confundirse con cese de fuego bilateral y definitivo. Este debe ser estudiado, pero es una etapa posterior con características propias”, señaló De la Calle.

Asimismo, explicó que se busca reducir los niveles de confrontación para generar confianza en las partes y en los colombianos, ante la reciente escalada de violencia que afrontó el país.

Sobre las diferencias entre el desescalamiento y el cese definitivo, el alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, detalló que el último requiere características diferentes, como una verificación y monitoreo con presencia internacional que garantice que es posible el cumplimiento riguroso de las acciones que se derivan de una tregua.

"Por eso un cese bilateral prematuro y chambón podría llevar a malas experiencias del pasado", defendió Jaramillo.

En este punto los negociadores mencionaron que la concentración de las Farc es necesaria en este tipo de acciones de suspensión de hostilidades.

“Si se logra un acuerdo sobre las características de monitoreo, verificación y concentración de la guerrilla, no hay ninguna razón para que no se aplique el cese al fuego”, argumentaron señalando que éste factor llevaría a la suspensión de las operaciones.

Finalmente, destacaron que las medidas de desescalamiento como la negociación del cese bilateral al fuego definitivo, se trabajarán de manera simultánea en la mesa.

Destacado

La Fiscalía anunció que en las próximas semanas se realizará la primera gran imputación de cargos en contra de los miembros del secretariado de las Farc, por crímenes de lesa humanidad ocurridos en febrero del 2013 en contra de 11 integrantes de la comunidad indígena Awá.