La granada de Luisa del Pilar

Colprensa | LA PATRIA | La Hormiga (Putumayo)

Hace varios días, Luisa del Pilar Solarte, una campesina de 58 años de edad y quien vive junto con sus tres hijos en su finca en la vereda Loro Uno a escasos 20 minutos de La Hormiga, nota que en sus cultivos de cacao hay explosivos abandonados en el suelo.

El pasado jueves hacia las 4:00 de la tarde y luego de culminadas las labores del campo la mujer recogió la granada de mortero, la echó en una bolsa plástica, cubierta con cáscara de cacao, y salió con ella para la Alcaldía a bordo de una mototaxi.

Luisa del Pilar llegó al despacho del alcalde, Fernando Palacios Alomia, al tiempo que sacaba el artefacto explosivo de la bolsa lo que generó pánico. “Los funcionarios, visitantes y yo salimos corriendo pensando que se trataba de un atentado”, señaló el mandatario al tiempo que uno de sus escoltas detuvo a la mujer para dejarla a disposición de la Policía mientras que un escuadrón de antiexplosivos del Ejército inspeccionaba la granada.

En el Comando de Policía la asustada mujer relató que desde hace días sus hijos le vienen avisando que han visto unos explosivos entre los rastrojos de los cultivos de cacao. "Les he pedido a los soldados que los vengan a recoger, pero no me han hecho caso, por eso decidí recoger uno y llevárselo al alcalde para que él haga algo”, explicó la campesina quien hace más de 20 años reside en la vereda.

“Yo tengo mucho miedo de que esos explosivos exploten y nos hagan daño a mi o a uno de mis hijos”, relató la mujer quien aparte de sembrar cacao se dedica a la cría de gallinas.

Estación de paso

En el bajo Putumayo región que por décadas ha sido escenario permanente del conflicto armado con la presencia de la guerrilla de las Farc y paramilitares, muchos de sus habitantes han perdido la vida y otros han quedado mutilados por culpa de minas y otros explosivos que han sembrado las Farc y en otras ocasiones porque la misma Fuerza Pública ha abandonado algunos explosivos.

Inicialmente, toda apunta a que la granada sea propiedad del Ejército ya que en ocasiones las tropas militares han utilizado la finca de la señora Solarte, como estación de paso como ella misma lo declaró ante las mismas autoridades.