
Por Daliana Garzón
Fotos de Mauricio Alvarado
La isla Gorgona representa varias cosas. Hoy es significado de belleza, cualidad de la que a propios y extraños no les queda duda. Pero en el pasado, su nombre era sinónimo de terror, cuando allí existió la que se consideraba la cárcel más severa del país. Entonces, esa belleza que nadie le arrebata, quedó por años relegada bajo denuncias de maltratos a los reclusos, expuestos a todo tipo de vulneración de sus derechos.
Un poema de un recluso retrata el panorama de lo que entre 1960 y 1983, tiempo en que funcionó el penal, vivió con sus compañeros: “Maldito este lugar... maldito sea. Aquí solo se respira la tristeza. Aquí se bebe el cáliz más amargo que nos brinda el dolor y la pobreza. Aquí la vida no tiene primavera. Aquí el alma no tiene sensaciones. Aquí el amor no tiene compañera y pierde el corazón sus ilusiones".
Cuando cerraron la cárcel, hace ya 31 años, todo volvió a la normalidad y poco a poco el país solo volvió a pensar en Gorgona como en el paraíso natural que es. Hasta hace semanas, cuando a su nombre se le sumó el horrendo significado de la violencia, por el ataque de las FARC que terminó con la vida del oficial de la Policía John Suárez, que prestaba guardia en ese pequeño espacio de tierra caucano incrustado en el Océano Pacífico.
Por eso la isla y las autoridades que la ciudad emprendieron una segunda cruzada con la quieren recuperar para Gorgona el sinónimo de belleza. Y lo hacen promoviendo visitas (por ahora sin poder pasar noches allí), pues cuando se llega a la isla es imposible no quedar arrobado ante la riqueza natural. No importa la temperatura, que promedia los 30 grados centígrados; pues el calor lo soporta cualquiera, con tal de hacer parte, así sea por unas horas, de lo que muchos consideran el paraíso colombiano.
El verde de sus árboles, de sus pequeñas montañas, abunda en sus escasos 24 kilómetros cuadrados; hay micos por todas partes, verdaderos dueños del lugar, que andan a su antojo y al ritmo que les place en esa selva húmeda tropical.
Desde 1984, un año después de cerrada la penitenciaría, isla Gorgona se convirtió en Parque Nacional Natural; luego fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los encargados de la isla han trabajado en la conservación de los ocho ecosistemas que hay. Han cuidado de los arrecifes coralinos, de los recursos hídricos y de especies endémicas, como el lagarto azul y el cangrejo terrestre, que hacen a ese sitio tan diferente y tan único.
Ximena Zorrilla, jefe del área protegida del Parque Nacional Natural Gorgona, recuerda que la prisión fue cerrada en el gobierno de Belisario Betancur por “solicitud de ambientalistas, porque el penal estaba impactando la naturaleza, se talaban muchos árboles, por lo que era necesario trabajar en su preservación; también por el tema de derechos humanos de los prisioneros, las condiciones para ellos no eran las mejores”.
Y cuenta que hoy en Gorgona se realizan investigaciones y labores de preservación. Los especialistas trabajan en cómo mitigar los efectos del cambio climático, en hacer control de vigilancia y en el ecoturismo, porque como gran atractivo turístico se lo merece. Hoy, está custodiada por militares y policías, con el propósito de que no se repitan episodios qué lamentar, como el que enlutó a la familia del teniente Suárez, el pasado 22 de noviembre.
Los rastros que aún quedan de la cárcel, construida en el gobierno de Alberto Lleras, ya no importan. No importa que haya recibido a los hombres más peligrosos del país, no importan las amargas historias que en torno a ella tercamente giran. Porque lo único de la isla que ahora mismo debe importar es su belleza natural, esa que con su flora y fauna enamora de cerca y de lejos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015