El Colombiano | LA PATRIA | Medellín
Ignacio Leal Arias, marinero desde hace 25 años, luce elegante. No pierde su estilo aunque duerma en una colchoneta en el piso de una bodega que los turbeños les acondicionaron a los cubanos para que estuvieran allí mientras se les resuelve la situación, ya sea que el gobierno colombiano los deporte o gestione que los reciban en México.
Las autoridades calculan allí menos de cien, pero ellos dicen que son 200 y que en hoteles y las calles hay otros 35. No es fácil el conteo. Migración Colombia dice que son 70 en la bodega y 30 por ahí, en calles, hoteles y en casas de turbeños.
“Salí de Cuba por la mala situación económica, las economías de un pueblo disminuyen cuando las políticas no cumplen. Llevamos 56 años con una política de altas y bajas, con aciertos en educación y salud, pero eso no es todo y lo ha demostrado la cantidad de cubanos que han salido en el tiempo”, explica.
Agrega, casi agradecido, “el día que se hable de la historia de la migración cubana, habrá que hacerle un monumento a este pueblo de Turbo, que nos ha sacado lágrimas, porque nos dio albergue, comida y no porque les sobre, sino porque la quieren compartir con nosotros”, pero reitera que solo serán felices cuando lleguen a su destino: Estados Unidos.
“Nuestro objetivo es Estados Unidos y jamás regresaremos. No hay retorno cuando los sueños son firmes. Y aunque sabemos lo que nos espera en la selva, los sueños son más grandes que el miedo”, repite Alejandro Labarte, un ingeniero de sistemas cubano con especializaciones, que a pesar de su estudio se siente frustrado como profesional, pues en su país ese oficio no se puede casi ejercer.
Él es su vocero. La voz de todos los cien o más que apilados en la bodega aún esperan un trato digno del gobierno colombiano. El salvoconducto es un papel. La vida está a 4.222 kilómetros, los mismos que separan a Colombia de Estados Unidos, donde es, para ellos, la última parada.
Como en carne propia
Para Emélides Muñoz, secretario de gobierno de Turbo, hay una razón para entender el apoyo que su pueblo les ha dado a los migrantes:
“De 163.000 habitantes que tiene Turbo, 92.000 han sido víctimas del conflicto. El turbeño conoce el sufrimiento del desplazado porque lo vivió en carne propia y por eso su solidaridad”, sostiene.
Añade que hace más de 10 años se viene dando el fenómeno migratorio, que fue pasando de 100 el primer año, 200 el segundo, 300 el tercero hasta llegar a 9.500, la cifra de los que pasaron por Urabá el año anterior. Este año, según sus cuentas, van 4.300.
“Le pedimos al Gobierno que adelante conversaciones con Panamá, México y Estados Unidos para solucionar la situación de estas personas. Y que así como Panamá, Nicaragua y Costa Rica cerraron sus fronteras, ponga controles”.
El alcalde de Turbo, Alejandro Abuchar, en un esfuerzo desesperado por buscarle solución a la situación, que ha calificado de crisis humanitaria, llegó hasta la Gobernación de Antioquia a pedir medidas. Sin embargo, las que llegaron no complacen a los cubanos, pues el tema es del resorte exclusivo de Migración Colombia, que les dio a todos salvoconductos de migrantes para que sigan su rumbo.
Opciones
Juan Manuel Caicedo, portavoz de Migración Colombia, recalca que con los inmigrantes solo hay tres opciones: regresarlos al país de origen, deportarlos al último país del que salieron o que un tercer país (que sería México) haga la solicitud a Colombia para recibirlos, pero esta solicitud no se ha hecho.
Añade que a Ecuador han sido deportados 733 y que sumando Turbo y Sapzurro son en total 120 los represados en Colombia.
Sin embargo, para Gabriel Rojas, coordinador de refugio y migraciones forzadas de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), Colombia no ha sabido resolver la situación de estos ciudadanos porque carece de una política de migraciones y actúa más bien con un criterio xenófobo.
“Es paradójico, porque tenemos más de cuatro millones de colombianos en el exterior, pero no les garantizamos los derechos a los migrantes”, advierte.
Fábrica de cédulas falsas
Agentes de Migración Colombia desmantelaron en Cali una fábrica dedicada a la producción de cédulas, registros civiles y permisos de conducir falsos, así como a la adulteración de documentos de viaje que eran utilizados por migrantes irregulares.
Según la entidad, en esta fábrica se producían al mes más de mil cédulas falsas que iban dirigidas, principalmente, a redes delincuenciales dedicadas al tráfico de migrantes, o los denominados coyotes.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015