El director del ICBF, Diego Molano, anunció ayer que su entidad por primera vez hará un acompañamiento a las familias de los niños perdidos de la tragedia de Armero.
Molano se comprometió ante los familiares para revisar, “folio por folio”, qué fue lo que pasó, y por qué algunos de los niños que salieron vivos del desastre hasta la fecha no han aparecido. Así mismo aclaró que su entidad, hace unos años, no estaba preparada para una calamidad de semejante magnitud en el país.
El anuncio fue hecho en el conversatorio Memoria histórica y niños perdidos de Armero, que se realizó durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Ante unos 60 familiares de los desaparecidos de Armero, el director se comprometió a seguir trabajando para encontrarlos y recalcó que “en el ICBF tenemos toda la disposición de seguir en este proceso y determinar dónde están los niños, queremos reconstruir la información del 'libro rojo' para acompañar niño a niño el proceso”.
Y añadió: “Estamos listos para abrir el Instituto para que hagamos el proceso de manera conjunta con las familias. Tenemos voluntad y decisión, lo que hagamos ahora no soluciona todo el dolor del pasado, pero el ICBF tiene que asumir esa responsabilidad”.
Aunque reconoció que “no es un proceso fácil”, Molano dijo que el país no estaba preparado para reconstruir hechos que son dolorosos, ni para hacer memoria histórica que tenga garantías de no repetición hacia el futuro.
Entre tanto, el director de la fundación Armando Armero, Francisco González, dijo que su iniciativa por dar claridad sobre la pérdida de algunos niños, es lo que lo ha llevado a abanderar este proceso de la mano de las familias. Además, insistió en que se conocen testimonios de madres que vieron a sus hijos con vida después de la tragedia y posteriormente no volvieron a ver.
Después de 27 años de lo ocurrido, González indicó que “la intención de esta exposición es hacer que esto no se repita, no queremos ser sólo referentes de memoria de Armero, queremos saber qué pasó con la comunidad que salió con vida de la tragedia”.
Testimonios de madres, padres y tíos de niños desaparecidos, indicaron que saben que allí hubo manos oscuras y que se llegó a pensar en que algunos pudieron ser vendidos y hasta traficar con los menores.
Para el escritor colombiano William Ospina, de los factores que agravó la tragedia de 1985, fue que los colombianos, “desconocemos” la propia geografía, el clima y todas las adversidades que este país atraviesa.
Aún no se sabe a ciencia cierta el número de menores que desaparecieron a raíz de la avalancha de lodo y los que posterior y misteriosamente no aparecieron, sin embargo, se dice que pueden ser 85 casos conocidos, pero cientos y hasta miles que nunca fueron reportados por los familiares.
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