COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El anuncio hecho anoche por el general Rubén Darío Alzate de pedir su retiro del Ejército después de 33 años de servicio, cayó en forma sorpresiva para la mayoría de los ciudadanos, pero dentro de las Fuerzas Armadas era un secreto a voces.
Fuentes cercanas al alto mando militar contaron que no solo el oficial reconoció que ese era su único camino, dado el tamaño del error cometido, sino que su salida de la vida militar activa era una orden tácita de la Presidencia de la República.
"Ese fue un problema muy grande. Lo que hizo el general casi acaba con el proceso de paz y eso tenía furioso al Presidente de la República; acá, para todo el mundo era muy claro que se iba o se iba", comentó la fuente a la que tuvo acceso Colprensa.
La molestia no se quedó solo en la Casa de Nariño, sino que se extendió hasta el CAN, a la sede del Ministerio de Defensa, donde Juan Carlos Pinzón vivió uno de los peores capítulos mientras ha estado al frente de la cartera.
Para él también era claro que este episodio debía terminar con el regreso a la libertad del general Alzate, en perfecto estado de salud, pero que luego no podría seguir con mando activo en el Ejército.
Más aún cuando han sido reiterados los rumores de que Pinzón está a punto de salir del Gobierno y de que su nombre sonaba con fuerza para ser presidente del Partido de La U o para ser presidente de Ecopetrol. Debido a esta crisis, ambas posibilidades se le habrían esfumado.
Con ese cuadro, las 35 horas que pasaron entre la confirmación de que el General estaba en libertad y el anuncio de que pediría la baja, se gastaron no tanto en discutir esa salida, sino más en saber cómo se anunciaría el paso a la baja.
El tema se abordó en la primera reunión que sostuvo el general recién liberado con al alto mando en Rionegro (Antioquia), el domingo en la tarde, donde se definió que habría una nueva discusión común ayer en Bogotá.
Pero las cosas se precipitaron por la aparición de las imágenes y las fotos de la operación de entrega, que han sido consideradas una verdadera humillación militar.
Luego de que el mismo presidente de la República apareciera en público, ayer en la mañana, pidiendo que muy rápido el general Alzate diera las explicaciones necesarias, no hubo necesidad de más reuniones y se concretó, desde la plaza de Lourdes, que la declaración fuera en horas de la tarde.
El Ministro y la mayoría de integrantes del alto mando siguieron con las agendas previstas desde la semana pasada, pero atendiendo llamadas reiteradas, mientras al Hospital Militar, donde Alzate seguía en chequeos médicos, se desplazaron el general Jaime Lasprilla, comandante del Ejército Nacional y el viceministro de Defensa, Jorge Bedoya.
Fueron ellos los que dieron la opinión acerca de la mejor manera en que debía ser comunicada la noticia. El brigadier general Alzate insistió en apelar a su honor militar, elemento al que le dio máxima importancia en su texto de explicación y de renuncia.
Una vez lo tuvo y con la aquiescencia de sus superiores, solo fue cuestión de esperar una hora de alta audiencia televisiva para transmitírselo al país.
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