
COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El general Rubén Darío Alzate, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, secuestrados en Chocó el 16 de noviembre y liberados ayer en el caserío de Vegáez, a orillas del río Arquía, al norte de Quibdó, se encuentran en buen estado de salud, según el parte médico del Hospital Militar de Bogotá.
"En la evaluación inicial se encuentran en buen estado de salud. En horas de la mañana iniciaremos el proceso de tomas de laboratorio y las valoraciones del caso. También queremos informar que hasta tanto no se cumpla el protocolo, no habrá declaraciones por parte de los liberados”, anunció la coronel Clara Esperanza Galvis, directora (e) del Hospital Militar.
Así las cosas, las primeras declaraciones de los recién liberados solo se conocerán esta semana una vez se realicen los exámenes médicos y psicológicos del caso
Las Farc después de confirmar ayer la liberación del general pidieron rediseñar las reglas de juego del proceso de paz.
"Es hora del cese bilateral del fuego, del armisticio, para que ningún suceso bélico en los campos de combate sirva para justificar la interrupción de una tarea tan hermosa y tan histórica, como es la de acordar la paz para una nación que anhela ese destino", dijo en un comunicado la guerrilla.
En su nota, las Farc dan detalles del operativo de liberación y explican que el general y sus acompañantes fueron entregados, personalmente por el comandante Pastor Alape alias de Félix Antonio Muñoz Lascarro a una misión humanitaria integrada por representantes de Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz, y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC).
Pastor Alape, que recientemente se incorporó en La Habana a la delegación de paz de la guerrilla, viajó desde la capital cubana hasta las selvas del Chocó, por mandato del máximo jefe de esa guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, según las Farc, para garantizar una liberación pronta y sin sobresaltos de los prisioneros.
Alzate es el militar de mayor rango secuestrado por las Farc y su captura provocó que el presidente colombiano, Juan Manuel Santo, suspendiera los diálogos de paz que mantiene desde hace dos años con ese grupo guerrillero.
A través de un comunicado, el presidente Juan Manuel Santos informó que se reunirá con los negociadores del gobierno en el proceso de paz, para analizar cómo se reanudarán los diálogos con las Farc.
Aunque la guerrilla y otros sectores en el país han pedido unas nuevas condiciones en la mesa, Santos reafirmo que la agenda del proceso de negociación con las Farc seguirá siendo sobre los cinco puntos acordados.
Pese a la crisis que vive el proceso de paz, el primer mandatario asegura que la liberación de los secuestrados es una decisión que contribuye a recuperar el clima propicio para continuar los diálogos y que demuestra la madurez del proceso. Aun así negó contemplar un cese bilateral.
“Me duelen profundamente los hechos de la guerra y soy el primer colombiano que lamenta y condena la muerte de soldados, policías, niños, hombres y mujeres. Sin embargo, tengo la convicción de que negociar en medio del conflicto ha sido la mejor manera de preservar los elementos esenciales del Estado y evitar que las conversaciones se conviertan en un ejercicio interminable”, advirtió Santos.
Superado el impasse del secuestro del general Rubén Darío Alzate, que trae consigo la inminente reactivación de la mesa de negociación, ya es claro ver quiénes fueron los ganadores y perdedores por esta situación.
El proceso de paz como tal es el principal ganador, porque se demostró que las partes pese a no estar sentadas hoy, desde el primer momento en que se anunció de la suspensión de la negociación, dejaron en claro que lo alcanzado en los dos años de trabajo indica que el proceso ya está maduro, que se ha avanzado como nunca antes y que, sobretodo, hay seriedad de ambos lados, pero en especial de la insurgencia.
Ganador también se le puede considerar a la comunidad internacional que demostró, nuevamente, que acompañan ese cometido nacional por la terminación del conflicto. En particular el papel jugado por los países garantes Cuba y Noruega, al acercar a Gobierno y Farc en ese momento crítico, igualmente se llevan aplausos.
En un grupo intermedio están varios de los protagonistas del proceso de paz, porque por un lado ganaron, pero por otro fueron perdedores. El presidente Juan Manuel Santos ganó por un lado, porque demostró que la negociación va por buen camino y que pese a las críticas, en especial de la permanente que le hace la oposición, puede seguir adelante.
Perdió como la suspensión dilató por más de dos semanas el trabajo de la mesa, también porque dejó que la guerrilla se mostrara más e incluso que fuera protagonista principal en toda la solución que tuvieron los secuestros. Un aspecto más, pero que aún es incierto, son las razones por las cuáles se dio el secuestro del general Alzate.
Las Farc ganaron en cuanto a que demostraron que tienen unidad y mando en todas sus tropas, tema que siempre ha sido uno de las dudas que se tienen sobre el real compromiso de la insurgencia con el proceso de paz. La rápida liberación mostró que actuaron políticamente y no bélicamente.
Perdieron porque siguen usando el secuestro, en especial de los civiles, como un arma de su accionar.
En los perdedores están los críticos del proceso de paz, porque habían mostrado que el mismo no tenía seriedad, falta de compromiso de las Farc y mano débil del gobierno en la negociación, pero la solución pronta de los secuestros y el reinicio eventual de la mesa, muestran lo contrario.
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