La Policía capturó a Rubén Peña Santacoloma, alias Ancízar, considerado por las autoridades uno de los mayores criminales del antiguo Estado Mayor del Bloque Oriental de las Farc. También habría sido carcelero de la exsecuestrada Clara Rojas, entre otros.
Ancizar, de acuerdo con información suministrada por el propio alias Martín Sombra, dirigió y acompañó la denominada Marcha de la Muerte, realizada desde la serranía de Chiribiquete, en el Caquetá, hasta las selvas del Guaviare. Esa movilización se llevó a cabo para trasladar a secuestrados, entre ellos a Rojas, hoy directora de la Fundación País Libre, con su hijo Emmanuel, a quien dio a luz en cautiverio.
La captura del presunto guerrillero se llevó a cabo en la calle 49 con carrera 16, de Bogotá, en el sector de Palermo, cuando, según la Policía, el sujeto se practicaba algunos tratamientos médicos que buscaban una recuperación de lesiones en sus extremidades, sufridas como consecuencia del riesgo que asumía en cada acción delincuencial.
El prontuario
El director general de la Policía, general José Roberto León Riaño, señaló que el Ancízar es considerado un temible asesino y secuestrador de las Farc, además de ser haber sido el hombre de confianza de Martín Sombra, hoy detenido, y del Mono Jojoy, dado de baja.
“Tenía un recorrido terrorista de más de 20 años en las Farc. Entró muy joven a las filas de la guerrilla, participó en las tomas guerrilleras de Mitú y Miraflores (Gaviare), ocurridas, respectivamente, el 1 de noviembre y 3 de agosto de 1998, las cuales se saldaron con 57 muertos (entre civiles y miembros de la Fuerza Pública), y 190 secuestrados”.
También participó, según las autoridades, en las tomas a Puerto Rico y Puerto Lleras (Meta) tendría más de un centenar de muertos bajo su responsabilidad.
Contra Peña Santacoloma pesan dos órdenes de captura emanadas de fiscalías especializadas, por los delitos de secuestro agravado, homicidio en persona protegida, terrorismo y rebelión.
“Regular la guerra no debe ser objeto de tratados”
En caso de no prosperar los diálogos de paz, el máximo comandante de las Farc, Timoleón Jiménez, alias Tomichenko propuso establecer un tratado de regularización de la guerra, en carta dirigida a la organización Colombianos y colombianas por la paz, que dirige Piedad Córdoba. “En caso de no ser posible alcanzar el fin de la confrontación en esta oportunidad, avancemos hacia la construcción de un tratado de regularización de la guerra, que incluya la cuestión del uso y empleo bilateral de explosivos y de operaciones de bombardeo indiscriminado en zonas densamente pobladas; el seguimiento a las denuncias de las víctimas; el tratamiento digno de nuestros prisioneros en las cárceles; así como la verificación de todo el proceso (...) por parte de una comisión encabezada por organismos internacionales escogidos a mutuo acuerdo entre las partes”, escribió el jefe guerrillero.
El analista Alfredo Rangel calificó la propuesta como “absolutamente improcedente”, pues restringir el uso de explosivos es una obligación de las Farc si atiende al Derecho Internacional Humanitario. Además, indicó que las operaciones militares del Gobierno son legítimas.
El director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González, manifestó que “en la mesa de negociación pueden hablar sobre el uso de armas entre combatientes y en lo que se refiere al daño a la población civil no necesita ningún tratado bilateral”.
Coincidió con Rangel en que los temas propuestos por Timochenko no deben ser materia de acuerdos bilaterales, pues las Farc deben dejar de atacar a la población civil y contribuir a que las víctimas conozcan la verdad.
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