EFE | COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El considerado como número tres de la banda criminal Clan del Golfo, Aristides Mesa, alias el Indio, cayó ayer en una operación coordinada de la Policía y el Ejército, informó el presidente, Juan Manuel Santos, a través de su cuenta de
Twitter.
Este golpe al Clan del Golfo se suma a los propinados por las autoridades en septiembre del año pasado, cuando fue abatido el entonces número dos de la banda, Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán y el de noviembre del 2017, cuando murió su sucesor, Luis Orlando Padierna Peña, alias Inglaterra.
El Ministerio de Defensa detalló también en Twitter que la operación se llevó a cabo en Tierradentro, que forma parte del municipio de Montelíbano, en el departamento de Córdoba como parte del plan Agamenón II, lanzado contra el Clan del Golfo.
La acción fue liderada por la Dirección de Inteligencia de la Policía en conjunto con las Fuerzas Especiales del Ejército, agregó la información.
Alias el Indio estaba considerado como el responsable de grupos del Clan del Golfo con influencia en las costas del Caribe y el Pacífico, especialmente en los departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena, la isla de San Andrés, así como en parte de las regiones del Urabá y el Bajo Cauca antioqueño.
Esos grupos en las costas están compuestos por cerca de 2 mil integrantes, según el Ministerio de Defensa, que agregó que el Indio organizaba acciones armadas contra la fuerza pública.
También era el responsable de manejar alianzas criminales con clanes narcotraficantes en Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala y México, para el envío permanente de cargamentos de cocaína.
Sobre él pesaba una orden de detención por los delitos de terrorismo, amenazas, obstrucción a vías públicas y homicidio.
Además tenía una notificación azul, usada por la Interpol para que las autoridades puedan obtener más información sobre la identidad de una persona involucrada en un asunto penal.
Perfil
Por la naturaleza de su actividad delictiva al Indio le tocaba vivir en la selva, pero no por eso pasaba incomodidades. Ordenaba construir ranchos discretos camuflados entre el follaje tropical, con tejas de zinc o palmicha, pero amoblados con colchones ortopédicos, cocinas y hasta aire acondicionado.
Ese es un detalle que reveló la operación Agamenón II. Además, el capo pagaba entre 10 y 15 millones de pesos por acceder carnalmente de niñas y adolescentes vírgenes, y “era amante de los productos importados, especialmente del whisky, el caviar, los quesos y otros enlatados”.
Su carrera criminal empezó en las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en las que llegó a ser cabecilla urbano del Bloque Bananero.
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