KATHERINE VEGA Y VANNESA SÁNCHEZ
COLPRENSA | LA PATRIA | NORUEGA
Y ahí iba. Caminaba hacia el micrófono con su clásico vestido de paño, esta vez con una corbata vino tinto y en su solapa izquierda su irreemplazable ‘palomita de la paz’.
Cada vez que daba un paso veía cómo se iba levantando la gente de sus puestos. Desde las primeras filas hasta las últimas en lo más alto de las gradas. Todos aplaudiendo sin excepción.
"Gracias", dijo para apagar los aplausos de las cerca de 9 mil personas que tenía al frente y lograr el espacio para hablar.
Cuando la música de la sinfónica que se encontraba en la tarima, y que marcó con sus tonadas su entrada triunfal terminó; cuando se vieron bien las caras de los premios Nobel de Paz que al fondo surgían entre los colores de la gran pantalla que iluminaba el escenario; y cuando Juanes salió de la tarima luego de presentar al presidente, Juan Manuel Santos, al quien le agradeció por el proceso de paz, el mandatario colombiano dijo: "Debo reconocer que tengo miedo, porque uno no recibe el Premio Nobel de Paz todos los días".
Fue el estadio Telenor Arena el escenario donde se dieron esas palabras, y donde con un concierto se cerró con broche de oro los tres mejores días de la vida del presidente colombiano que dijo un día –ante la sorpresa de todos-, que él tenía la llave de la paz.
Pero antes, varios artistas internacionales cantaron, en medio de un juego de luces e imágenes en donde predominaban los colores blancos y azules que tenían fascinado al público noruego.
Pero esos colores cambiaron cuando el presentador y comediante estadounidense, Conan O'Brien, presentó al cantante colombiano Juanes: amarillos, azules y tonos más vivos fueron los que se vieron e hicieron poner de pie al público y a quienes estaban acompañando a Santos en un palco especial.
Juanes cantó tres canciones: A dios le pido, que la conocían todos y que hizo que hasta quienes no sabían bailar intentaran moverse al ritmo de la canción; su nuevo sencillo Fuego, y la última fueLa camisa negra que de nuevo hizo emocionar a los asistentes.
Claro, los noruegos no cantaban mucho sus letras, pero las disfrutaron y algunos se veían curiosos mirando cómo los colombianos disfrutaban de escuchar al paisa.
Conan O'Brien fue el encargado de ponerle el humor al evento, pero también fue el que dijo la frase que quizás demarca el inicio del nuevo camino que inevitablemente inicia Santos con su premio.
Él destacó su respeto por el trabajo que está haciendo en Colombia, donde se han vivido muchas dificultades, pero también le dijo que espera que hiciera lo mismo por su país: Estados Unidos.
El espectáculo fue un éxito y más con el cierre de Sting, por el cual iban muchos de los asistentes. Un show a la altura de lo que vivió el presidente en estos días en los que recibió el Nobel, fue saludado con admiración y respeto por el pueblo noruego, reconocido por los reyes, destacado por todo el mundo y aplaudido por esas 9 mil personas que lo veían acercarse al micrófono.
Pero más allá de las luces, de las palabras de agradecimiento del mandatario, de los reconocimientos por parte de los cantantes, se vieron a los colombianos.
En cortos videos que eran los enlaces entre una interpretación y otra se mostraron las marchas que se registraron tras el plebiscito del 2 de octubre; se vieron las fotos de Mads Nissan, que se exponen en el Centro Nobel de Paz de Oslo donde además del presidente se ven imágenes de guerrilleros; de la selva colombiana; y de una niña sobre una cama con tonos rosados enmarcada por un arma y el borde del brazo de un guerrillero.
Todo en un aura de respeto, pero al mismo tiempo de una mirada lejana. Los videos cortos no alcanzan a explicar ni la quinta parte de la historia colombiana, del dolor, de las víctimas, del sufrimiento; pero lo que sí logran, o al menos así se vio en aquel escenario, es convertir esas imágenes tristes en un mensaje esperanzador que inevitablemente lleva el apellido Santos.
Ahora, cuando el próximo año sea nombrado un nuevo Premio Nobel de Paz el presidente no será el centro de atención, pero sí saldrá en los videos junto a personajes como Malala Yousafzai, Kofi Annan y Nelson Mandela diciendo sus frases más célebres, como pasó ayer.
Una de esas podría ser la que dijo el sábado en su primer discurso como nobel: “La victoria final por las armas, cuando existen alternativas no violentas, no es otra cosa que la derrota del espíritu humano”.
Las víctimas
Aunque hay víctimas llenas de dolor, que aún ni siquiera conocen la verdad sobre la desaparición de sus seres queridos, reconocen que el Nobel de Paz de Santos es el primer paso para darle fin a un conflicto que ha cobrado 8 millones de víctimas en Colombia.
De acuerdo con el profesor de la Universidad de Caldas, Mario Hernán López, entregar el Nobel va más allá de lo vanidoso y ególatra que supone un reconocimiento de estos. Para él refleja que la comunidad internacional enaltece los pasos a favor de la paz en Colombia.
“La diferencia de este proceso respecto a los otros que se han impulsado en el mundo, es que en este el centro son las víctimas y no solo se refleja en el punto de la verdad y la justicia, sino en la participación de sus representantes durante seis años de diálogo en La Habana”.
Agrega que es común que exista una tensión de parte de las víctimas porque para ellas el tipo de justicia penal nunca será suficiente y esta no les devolverá la vida de sus seres queridos. No obstante, esa salida negociada supone procesos de paz, de perdón y en ese sentido los victimarios deben ser transparentes con ellos para reconstruir la historia y dar tranquilidad.
Luisa Fernanda Salazar, Asociación Abriendo Horizontes
Lo recibimos con mucha alegría y entusiasmo porque creemos que es importante para todos aquellos a quienes la guerra los ha afectado. Hacer un reconocimiento a los desplazados se convierte en un resarcir simbólico o una indemnización a todos los procesos organizativos que han llevado las personas a cabo.
El premio devuelve la esperanza en momentos tan difíciles para ellos y recobra la fe para que no queden impunes los delitos. Aquí el Nobel no es para Juan Manuel Santos, sino que el nombre debe ser para las víctimas de la guerra que han tenido que vivir la crueldad de la violencia.
Luis Fernando Campo, Asociación Abriendo Horizontes
Es una oportunidad grandiosa para que el mundo entero conozca la lucha de las víctimas. Es vital para que ellos emprendan una nueva vida, reconstruir desde un pasado horrendo de guerra para iniciar un momento de paz.
Ser representado por un Nobel poco importa, lo interesante es que estamos construyendo una nueva Colombia y ahí estamos las víctimas resueltos a luchar a favor de todos los derechos y a favor de la vida.
Luz Elena Cano Pérez, Movimiento de víctimas de crímenes de Estado y vicepresidenta del Comité por los Derechos Humanos en Caldas
Si bien el presidente de la República mueve unos intereses de la burguesía y del capitalismo, hay que agradecerle que ha sido el único que ha impulsado este proceso de paz y que logró firmar un acuerdo con las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia. No se va a firmar la paz absoluta, libre de asesinatos y de crímenes, porque falta la parte de desmontar el paramilitarismo en el país. Se han seguido asesinando líderes sindicales y no puede quedar esto ni impune ni en el olvido.
María Cardona Mejía, miembro del comité de defensa de los Derechos Humanos de Caldas
Hay que reconocerle que se ha mantenido firme en el proceso de paz con las Farc, pero sí hay que criticarle que ha estado o acompañado de asociaciones de víctimas de la insurgencia y se olvidó que hay miles de víctimas de los crímenes de Estado.
Se olvidó del genocidio de la Unión Patriótica, porque no se trata de visibilizar solamente a unas cuantas, sino reconocer que el Estado ha sido responsable del asesinatos de cientos de líderes sindicales.
Desde que se inició el proceso hasta la fecha van 145 defensores de derechos humanos asesinados y eso quiere decir que el terrorismo de Estado está vigente y desconocerlo es alentar a que se siga promoviendo.
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