COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El jefe de la delegación del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, instaló ayer de manera formal en Quito (Ecuador) la fase pública de la negociación con el Eln, con la petición a esa guerrilla de que renuncie de manera pública a seguir con los secuestros.
Para Restrepo, sin esta decisión será muy difícil avanzar en la construcción de acuerdos y garantizar mejores niveles de credibilidad de la mesa de diálogo: “Colombia, la comunidad internacional aquí presente y las familias de quienes aún continúan secuestrados por el Eln esperan prontamente este anuncio”.
"No venimos a esta mesa a explorar; ya la fase exploratoria quedó atrás. El objetivo de esta mesa" –cito el texto— "es suscribir un Acuerdo Final para terminar el conflicto armado y acordar transformaciones en búsqueda de una Colombia en paz y equidad. Esa es nuestra misión".
Agregó: "Evitaremos caer en discusiones interminables, en un marasmo de conversaciones, o en un permanente estado dialogante. Estamos ya en un camino, debemos recorrerlo y estamos decididos a hacerlo".
Consideró que este proceso es independiente de otros y que tendrá tratamiento único, particular; las discusiones serán autónomas y con esto pretendemos llegar a los acuerdos que respondan a la naturaleza de esta mesa. Reconocemos al Eln como una organización con su identidad e historia propias.
Restrepo indicó que empezarán las conversaciones con dos temas de manera simultánea. Uno, las dinámicas y acciones humanitarias. El segundo, la participación de la sociedad en la construcción de la paz.
El jefe negociador del Eln para los diálogos de paz con el Gobierno Nacional, alias Pablo Beltrán, hizo un recorrido histórico por las épocas más aciagas de la violencia política en Colombia y dijo que "el gran legado" del padre Camilo Torres –quien se vinculó a esa subversión casi en su nacimiento, en 1964— es la voluntad de la búsqueda de la paz.
"Debemos cambiar lo que haya que cambiar con tal de que se abran las puertas a una total democratización del país”, dijo Beltrán, y añadió: "nos preocupa que mientras avanza el proceso de paz continúe la persecución y el asesinato de los líderes sociales".
En ese sentido, dijo que terminar el conflicto armado exige reconocer que las causas políticas y sociales que lo originaron, aún continúan.
También dijo que el Eln está dispuesto a reconocer y asumir responsabilidad por lo que les corresponde, pero esperan que la contraparte haga lo mismo.
Al igual que ha dicho el jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, Beltrán destacó que en la medida en que avancen las negociaciones se irán concretando acuerdos humanitarios parciales que permitan ir desescalando el conflicto interno, en una progresión proyectada a materializar el cese bilateral y definitivo del fuego.
Por último, hizo un llamado, sin mencionar con nombre propio al Centro Democrático, a que se sume a la mesa de conversaciones. "Sería muy positiva la presencia de los partidos opuestos a una solución política, porque todos somos colombianos y todos estamos comprometidos con el logro de la paz. Llamamos a los colombianos todos a movilizarnos y a participar en el logro de la paz".
Ilusión
Son muchas las expectativas con las que arranca el trabajo público de la mesa de negociaciones.
Solucionados los ‘escollos’ que mantuvieron en vilo durante meses el inicio de la fase pública –el secuestro del excongresista Odín Sánchez y el pedido de indulto por dos guerrilleros ‘elenos’, que serán ahora gestores de paz—, el proceso tomó otra dinámica.
De hecho, la presencia de la comunidad internacional para el inicio de los diálogos y el acompañamiento de la Iglesia católica le darán un nuevo impulso al proceso.
Sin embargo, para que "la paz sea total", como dicen algunos analistas al referirse a la suma de los procesos de negociación con las Farc y el Eln, se requiere recorrer un largo trecho.
En primer lugar, que a la mesa de Quito, "se le meta carbón", en palabras del negociador y senador del Partido de la U Roy Barreras, y que a pesar de las dificultades propias de procesos tan complejos, las partes no se levanten de la mesa.
También está pendiente el rol que jugarán tanto los cinco prelados de la Iglesia católica como la llamada, y aún poco definida, sociedad civil, cuya participación en el proceso fue un inamovible de esa guerrilla para iniciar el acercamiento y aceptado por el Gobierno.
De hecho, esa subversión ha advertido que los avances de la mesa serán discutidos con las comunidades en las que hacen presencia y que las inquietudes de estas serán llevadas a sus negociadores plenipotenciarios.
A todo lo anterior se agrega que la mesa con el Eln no estará fija en Quito, sino que tendrá otras sedes itinerantes: Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil y Cuba.
No todos los expertos coinciden sobre la conveniencia de esta decisión, pues dicen que además de los problemas logísticos y de traslado de negociadores y voceros, el cambio de sede, por sí mismo, le puede restar ritmo a las conversaciones.
Un asunto más que tendrá que ser resuelto por el Comando Central (COCE) del Eln es la posible división interna, pues ya se sabe de algunos ‘bloques de guerra’ como el noroccidental, que a través de sus comandantes ha hecho saber que no están “muy convencidos” de que este sea el camino a seguir.
Tampoco puede olvidarse que gobiernos anteriores y el Eln ya habían intentado infructuosamente sacar adelante un proceso de paz. Lo hicieron Belisario Betancur, Ernesto Samper y Álvaro Uribe.
Para algunos expertos, detrás del fracaso siempre estuvieron las Farc, bien sea por influencia directa o por su simple existencia en la dinámica política nacional. Por eso ahora, con esa principal guerrilla del país desmovilizada, es posible que este proceso con el Eln sea, por fin, exitoso.
No se puede predecir cuánto tiempo durarán las partes en llegar a un acuerdo, pero, como dice Roy Barreras, la directriz del Gobierno del presidente, Juan Manuel Santos, es que los acuerdos se den "lo antes posible", pues a su administración le queda apenas año y medio, luego del cual no se sabe qué posición tendrá el nuevo mandatario sobre este diálogo, con el agravante de que en 2018, durante los últimos siete meses de esta administración, la prioridad estará en las campañas electorales, que podrían entorpecer los avances.
Los negociadores del Gobierno
El equipo del Gobierno es liderado por Juan Camilo Restrepo, lo acompañan el senador del Partido de la U Roy Barreras, quien repite como negociador después de ser plenipotenciario en las negociaciones con las Farc; así como la abogada Mónica Cifuentes; el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; la ministra de Trabajo, Clara López y el senador de Cambio Radical Germán Varón Cotrino. En representación de la Fuerza Pública estará el general (r) Freddy Padilla de León y el general (r) Eduardo Herrera Berbel. Y como asesores de la mesa quedaron el economista Julián Arévalo y Hugo Peñafort Sarmiento.
Ellos trabajarán junto a los exministros de ambiente Juan Mayr y Luz Helena Sarmiento Villamizar; el médico psiquiatra y psicoanalista Alberto Fergusson; el expresidente de Proantioquia Juan Sebastián Betancur; el asesor José Noé Ríos; la directora de La conversación más grande del mundo, María Alejandra Villamizar; y el exdirector del Centro de Coordinación de Acción Integral Jaime Avendaño.
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