REDACCIÓN | EL PREGONERO
"El cuento nació en mi casa, pues mi hermano era antitaurino. Tuve la oportunidad de hacer una corrida, así que fui con él a una ganadería, lo monté en un caballo, lo metí al potrero con los toros y desde ese día cambió su forma de pensar y ya viene a las corridas conmigo. Vi que era fácil cambiar el pensamiento de los antitaurinos solamente mostrándoles la realidad de la fiesta".
Así describe el manizaleño Juan David Marín la anécdota a partir de la cual comenzó ese emprendimiento que hoy es la Fundación Universidad del Toro. A los 26 años es su presidente y coordina capítulos en otras ciudades de Colombia y el exterior que tienen como objetivo derrumbar los prejuicios sobre la fiesta brava. EL PREGONERO habló con él.
-¿Cómo se consolida la Fundación?
Estaba pensada como una peña para reunirme con un grupo de amigos a hablar de toros e ir a la Plaza uniformados. La idea gustó mucho y a la primera reunión vinieron 30 personas; a la segunda, 60. Así nació la intención de crear una fundación. Al comentar en la peña La Giralda, de Bogotá, nació el capítulo en esa ciudad. Luego vinieron los de Medellín y Cali. Al año nació el de México, y estamos en la creación de los de Francia y España.
-¿Qué es eso de universidad?
En el 2009 Enrique Ponce dio una cátedra de toreo en Manizales. Asimilamos cátedra con maestro, maestro con universidad, y así se quedó el nombre. Vimos que la función iba a ser la pedagogía, enseñarle a la gente trayéndola a la plaza para que juzgue y conozca, mostrarle la realidad de la fiesta y no una realidad maquillada. Invitamos colegios y universidades a la Plaza de Toros, donde además tenemos reuniones cada 15 días; traemos expositores como ganaderos, toreros, empresarios, o vemos corridas históricas. Hacemos reuniones prácticas, toreo de salón, de cómo hacer banderillas. En las otras ciudades hay coordinadores y funciona igual, aunque en Medellín, por ejemplo, es muy complicado entrar a un colegio o universidad debido a que la parcialidad de los gobiernos penetró a profesores y a todo el mundo.
-¿Qué proyección quieren?
Sacar de la mente de las personas esa idea contaminada que tienen sobre la fiesta brava. Los medios han querido mostrar unas cosas que no son: que a los toros les echan vaselina en los ojos, que les pegan con costales de arena, una cantidad de cosas que surgen porque la gente no puede ingresar a la plaza normalmente. Por eso les abrimos las puertas.
-Hay quienes dicen que las corridas terminarán siendo un espectáculo para muy poca gente y en lugares apartados...
Soy optimista porque por cada taurino que fallece vienen dos detrás. Somos minoría, pero los antitaurinos también. El resto de la población, el 90 %, es neutral, le importa un pepino la fiesta brava, y es a ese sector al que le mostramos la realidad para que decida si le gusta. De todas formas cada día ve uno niños que quieren ser toreros y demuestran que todavía hay gente que cree, como yo, que los superhéroes son los toreros.
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