LA PATRIA | Manizales
Siete expedicionarios del Oriente de Caldas emprendieron el 7 de agosto su travesía con la ilusión de ver el águila real andina en las montañas de Manzanares. Un pensamiento suelto que se convirtió en realidad.
“Claramente no íbamos buscando la Spizaetus isidori, solo íbamos a conocer una nueva ruta pajarera para Manzanares, y explorar sitios conservados en este municipio. Encontrarse uno con este tipo de aves en nuestro territorio es gratificante”, sostuvo Felipe Cardona Toro, de Pensilvania.
Él en compañía de sus paisanos Bernardo José Jiménez y Erika Ortiz; además los marquetones Andrés Martínez, John Martínez y Marwin Ocampo; y el guía local Jorge Andrés Arenas, recorrieron la ruta Montecristo, La Campiña y Cerro La Picona. La primera parte fue un recorrido en carro de 35 minutos, y luego continuaron por un ascenso sombreado y de dificultad baja-media, de 5 horas hasta el cerro La Picona.
Durante el trayecto observaron y escucharon varias aves como tángara lorito (Chlorornis riefferii), tángara de montaña encapuchada (Buthraupis montana), pava andina (Penepole montagnii), tapaculo ocelado (Acropternis orthonyx), cacique piquiclaro (Amblycercus holosericeus), colibrí alihabado (Coeligena lutetiae), y la gran joya alada de la expedición: el águila real andina (Spizaetus isidori).
“Se convierte en el primer registro confirmado para el Oriente de Caldas. Fue avistada a unos 40 minutos de la cumbre de La Picona, sobre una percha de un árbol en medio de una bosque alto andino en buen grado de conservación, una pendiente escarpada y a aproximadamente a los 3.100 msnm”, explicó Felipe.
De los siete expedicionarios solo tres tuvieron la observaron en su esplendor, pero con algo de coraje por no alcanzar a tomar un registro fotográfico en alta calidad de esta imponente ave de Los Andes colombianos.
“El único registro fotográfico fue realizado por el docente Marqueton John Martínez, quien haciendo uso de su experticia pajarero enfocó el ave a través de los lentes de su binocular y logró una foto”, apuntó el pensilvanense.
Los tres expedicionarios restantes, ya que Erika no pudo continuar por una lesión en el tobillo, se sorprendieron al ver el inusual registro. Se sintieron frustrados por perderse el súper plumazo del año.
“Queda el reto de volver y poder tener mejores registros fotográficos, invitar a otros avistadores que se quieran unir a esta gran pajareada en Manzanares y fomentar la conservación de esta zona montañosa que alberga sorpresas en avifauna”, concluyó Felipe.
Seis de los siete expedicionarios.
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