Villa Pilar quiere un comedor de cumple

LAURA SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

Uriel Antonio Urrea es conocido como un fundador de Villa Pilar, según él, porque puede ser el que más años lleva viviendo en este barrio de Manizales, que ayer cumplió 40 años.

Relata que todo era montaña y agua, pasaba la quebrada El Triunfo, antes de que construyeran los primeros edificios en el sector. "Esa quebrada una vez se creció y arrastró todo el material hasta la parte baja que llamaban la vía a Arauca. Después erigieron los apartamentos y el mío costó $90 mil, un montón de plata, casi que no consigo $50 mil que me faltaban".

Durante este fin de semana la comunidad y el grupo religioso Emaús celebraron con fiesta, partidos de fútbol, festival gastronómico y una misa las cuatro décadas de fundación del barrio.

Con la venta de los sancochos dos carnes, la lechona, salpicones, obleas y empanadas esperan recaudar fondos para apoyar la construcción de un comedor comunitario, a un costado de la iglesia Santa María del Pilar. La comunidad busca que el comedor sea un espacio de alimento y descanso para los familiares de pacientes internados en la Clínica Avidanti.

Uriel Antonio Urrea cree que el barrio Villa Pilar tiene ese nombre en honor a Pilar Villegas de Hoyos, gobernadora de Caldas entre los años 1974 y 1977.

Al mediodía estuvo listo el sanchoco con el que la comunidad de Villapilar iba a almorzar. Con el dinero de la venta de comida esperan contribuir a la construcción del comedor comunitario.

Viven tranquilos

Diana Marcela Vásquez

Es un barrio con gente muy solidaria. Vivo hace dos años aquí, he encontrado tranquilidad. Le hace falta iluminación en algunas partes.

Luis Alberto Hoyos

Me gusta la tranquilidad, tenemos muy buen transporte y buen servicio de la clínica. Lo malo es que hay un parque donde hay mucho consumidor de alicinógenos y no podemos llevar a los hijos.

Claudia Libreros

Lo mejor es la tranquilidad y solidaridad de la comunidad, somos como una familia. Lo que nos hace faltan son ayudas para llevar a cabo la misión que Dios nos encomendó con el comedor comunitario.

Las juventud religiosa de Emaús fue la encargada de preparar y vender los salpicones en el festival gastronómico.