
Elizabeth Restrepo Rojas
LA PATRIA | Manizales
“Tomi tiene 8 años...se siente débil y se fatiga fácilmente...le duele la cabeza y las piernas, además, su piel se torna morada sin haberse golpeado...sangra con frecuencia por la nariz y ha tenido fiebre. No ha querido salir a jugar al parque con sus amiguitos, ni comer el pastel de fresas que tanto le gusta. Pepita y Pancho, sus padres, lo llevaron al hospital y tras algunos exámenes, el médico Ramírez le indicó que tenía leucemia”.
Con este relato la Fundación Alejandra Vélez Mejía ejemplifica algunos de los 290 casos que atiende la institución. La Historia de Tomi, aunque es producto de la fantasía, representa la realidad que viven los menores de edad ante la aparición de determinado tipo de cáncer.
“Explicamos a los niños y a sus familias, cuál es el proceso por el que van a atravesar y qué tan duro puede ser. Los guiamos y les prestamos una asesoría”, dijo Gloria Cecilia Betancur, directora de la fundación que presta asesoría a los afectados por el padecimiento.
“El cáncer no solo es sinónimo de muerte. Les mostramos que es una situación que podemos afrontar y con la que se puede luchar. Muchas de esas batallas se ganan”, añadió Eliana Constanza Yepes, trabajadora social de la fundación.
Para grandes y chicos
Aunque es difícil enterarse de que se está enfermo, los expertos aconsejan hablar con la verdad al paciente: “en el caso de los niños se debe conocer primero qué concepto tienen sobre la enfermedad. Tienen que saberlo, pero adaptados a su realidad”, explicó Carolina Ángel Henao especialista en psicooncología.
La familia debe estar enterada de todo: “Los padres deben saber cuál es la enfermedad, cuál es el tratamiento y cuál es el pronóstico, para que tanto el menor de edad como ellos sean actores activos durante todo el proceso. Ellos son los protagonistas y se les debe dar a conocer las verdades de una manera concisa”, resaltó Ángel Henao, la profesional que labora en Oncólogos de Occidente.
Ángel Henao asevera que comparados a los adultos, los niños toman mejor la noticia sobre su dolencia: “Los niños pueden estar en medio del tratamiento, canalizados, y estar jugando y haciendo bromas. Ellos se acomodan mejor a esta fase de sus vidas y se debe -en gran parte- a que todavía viven en esa etapa mágicoanimista. Allí el juego cumple con una labor importante, muchas veces les permite resolver mejor esas situaciones de duelo, esa angustia”.
En este caso, los padres de Tomi lo llevaron a tiempo al servicio médico y eso fue crucial para iniciar el tratamiento en el momento preciso. Ellos contaron con suerte de hallar una información y atención pertinente y asistieron a todos los exámenes recomendados.
Este cuento tuvo un final feliz. Tomi se salvó y regresó a sus actividades de antes. Sin embargo, en la vida real hay historias en las que el paciente fallece: “Para el duelo es fundamental hacer una preparación a los padres. Tienen que entender que la muerte es un proceso natural, un cuadro más de la vida”, expresa la experta.
Son los propios menores los que dejan una gran lección antes de su partida: “Siempre quien va a morir es consciente de su propia muerte. Ellos son dueños de sus cuerpos y sienten qué están viviendo y se ven más fuertes que los padres”, concluyó Ángel Henao.
* "La leucemia es el tipo de cáncer más prevalente en los niños. Linfomas, tumores óseos, también se presentan”, Eliana Constanza Yepes.
* Según la Fundación Alejandra Vélez Mejía, en Caldas se diagnostican con cáncer entre 4 y 5 niños por mes.
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