YAJANDRA GALVÁN
LA PATRIA | MANIZALES
Martha Lucía Loaiza de Delgado nació en la comuna San José, de Manizales. Sus padres, ya fallecidos, Jesús Antonio Loaiza y Ana de Jesús Gutiérrez, aprendió a ser emprendedora. Es la menor de 15 hijos y ahora solo quedan dos, los demás se los arrebató el cáncer.
A los 13 años empezó a trabajar para sostener a su mamá y a una hermana, ya su padre había fallecido y sus hermanos se habían ido de la casa.
Una hermana le enseñó a bordar y vio en este oficio una manera de conseguir dinero, puso un letrero en la puerta que decía: Se tejen y marcan pañuelos.
Un año después conoció a su esposo, Francisco Javier Delgado y al siguiente se casó. Francisco fue líder comunal en San José, y de él aprendió el amor por el trabajo comunitario. "Mi esposo se quitaba el pan de la boca para dárselo al barrio", expresó Martha con la mirada perdida mientras lo recordaba.
Con él tuvo tres hijos y un estanquillo que se convirtió en el sustento de la familia por varios años, hasta que el Macropoyecto San José se tomó la comuna. "Ya no tuvimos a quien venderle porque las personas se fueron y empezaron a derrumbar las casas".
Cuenta que a Francisco la angustia de no tener cómo pagar las deudas le ocasionó un ataque cardíaco y murió. Desde entonces se refiere al proyecto, que fue aprobado por el Concejo Municipal en el 2008, como macrodesastre.
Juan David, su hijo menor, dejó los estudios de música en Bogotá para acompañarla en el duelo. "Decidí no terminar mi carrera, no podía dejarla sola por más tiempo", manifestó.
Propio
Comunativa: lo común, lo propio y lo nativo, ese es el significado de la Fundación que surgió dos años después del Macroproyecto San José, al ver la vulnerabilidad en la que se encontraban sus habitantes, en especial los niños.
Los primeros talleres que realizaron fue sobre técnicas de tejido, teatro, danza y creación de instrumentos con reciclaje. Al inicio solo tenían apoyo de algunas personas del barrio y con el paso del tiempo la Fundación se fue haciendo visible, y se unieron universidades y corporaciones como la productora 19-33, Sábalo, Mercaldas, Mercar, Súbase al Bus, Notiguapas, Periódico La Matria y Bodegas Colombia.
El solar de la casa se convirtió en un aula en la que Martha y Juan David les enseñan a unas 167 personas entre niños y adultos. Aprenden cómo cultivar banano, plátano, aguacate, granadilla, lulo, frijol, cebolla, zanahoria, maíz y plantas medicinales.
Martha es conocida por enamorar desde el estómago con los platos que prepara y da a quien los necesita, y con los productos que nacen en su huerta enseña prácticas culinarias a las madres cabeza de hogar.
Su casa también es escenario de eventos culturales como el cine comunitario. Todos los días proyectan películas para niños de 3:00 p.m. a 6:00 p.m. "Es un conectar de barrio porque es la casa de todos", dijo Martha.
Impacto
Comunativa enseña a través de la amistad y el amor. Influye en el comportamiento de las personas aprendiendo sobre el respeto a compartir en comunidad. Los talleres sobre culinaria les permiten a algunas personas vender sus productos y crear huertas caseras.
"Tratamos de dejar una semilla sembrada aunque no veamos el fruto", expresó Juan David.
Recursos
Martha y Juan David tiene un local en la plaza de mercado llamado Advihayala en el que venden, mermeladas, postres, abono, semillas orgánicas, gotas de cannabis, pulpas, materas artesanales, camisetas estampadas y productos de comunidades indígenas. La mayoría sale de la huerta de su casa, y les permite subsistir dado a que la Fundación es sin animo de lucro.
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