CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA MANIZALES
– ¿Cómo se llama esto por aquí?
La mujer interrogada no da su nombre. Es robusta, viste chores y una camiseta amarilla, húmeda a la altura del vientre por estar lavando ropa en la boca de un nacimiento.
– No sé –responde escurriéndose las manos-. La factura de la luz dice dizque Subandes. La Chec nos la instaló el 22 de diciembre. Nos falta el agua.
Horas más tarde el gerente de la Caja de la Vivienda Popular de Manizales, Luis Alejandro Trejos, confirma que el sector se llama Bajo Andes. Allí se ha vuelto normal lo que no debería serlo: un paisaje de casas de esterilla con guaduas como base, enterradas en la ladera que linda con la escombrera de Villacarmenza. No entran los carros, aunque sí las motos, dice un niño de botas que camina por el estrecho camino de tierra abierto a la fuerza para ir y volver por este pequeño barrio de colonos. Han arribado poco a poco, sin previo aviso, sin permiso, desde hace casi un año, aunque la fecha exacta no está clara.
Libardo Osorio vive a dos casas de la señora. Le preocupa que al frente un hilo de aguas negras, que según él baja del barrio El Nevado, se haya vuelto un enorme lodazal en el que cada tanto se forman represas de agua, producto de los desechos que caen de la escombrera. Sabe que pueden correr peligro, aunque se voltea y mira la ladera sobre la que levantaron los ranchos para afirmar que hasta ahora se ha mostrado confiable a pesar de las lluvias.
Llegó hace ocho meses. Le pagaba arriendo a su mamá en el barrio El Paraíso, pero “después de mucho problema por plata, por comida”, invadió en Bajo Andes, donde pagó $2 millones para que su casa quedara en firme.
– Dicen que esto también lo impulsan los políticos – le pregunta el periodista a la mujer.
– Fue por mera necesidad –responde. –Uno qué se va a arriesgar a vivir aquí porque otro le diga. Mi esposo se quedó sin trabajo y no pudo seguir pagando arriendo en El Paraíso.
El esposo se acerca, pero tampoco da su nombre. Fornido, viste sudadera y camiseta sin mangas.
– No tengo estudio ni libreta militar. Mis hermanos y yo trabajábamos como recuperadores ambientales (recicladores), pero me quedé sin trabajo y si pagaba arriendo no tenía para comer. Ahora solo pagamos la luz, entonces come uno mejor, apá.
Problema de fondo
Hablar de invasiones en Manizales es referirse a la forma como surgieron muchos barrios de la ciudad. El gerente de la Caja de la Vivienda Popular (CVP), Luis Alejandro Trejos, explica que incluso es difícil identificar puntualmente los que así se concibieron, pues se confunden con aquellos que lo hicieron formalmente.
José David Pascuas, subgerente Administrativo de la CVP, da algunas puntadas: “parte de Pío XII, de Fátima, de Bajo Cervantes, de la Estación Uribe, de San José, de El Nevado y en general de la ladera sur de Manizales”.
Una ilustrativa historia la cuenta José Orlando Cardona, pensionado que visita con frecuencia la escombrera para recoger tierra negra para sus matas. Sentado a un costado del lugar, mientras ve descargar las volquetas, recuerda que hace 28 años, en los alrededores de El Nevado quedaron unos "planes buenos que comenzaron a repartir los políticos liberales y conservadores". "Allá invadí y me conseguí una casita que apenas vendí hace 10 años".
Trejos reconoce que en ocasiones anteriores ha faltado control del Estado, a pesar de que "son peores los problemas que se generan después de que se permite instalar una invasión". Pone el ejemplo de Villa Jardín, "una invasión a la que nadie le paró bolas y hoy el Municipio está a la espera de un posible desalojo".
La ciudad recordó la semana pasada que aún tiene asuntos pendientes en este sentido. El lunes en la madrugada la Policía sacó a la fuerza a unas 650 familias invasoras que se habían instalado en una ladera de Solferino, mientras que otras que estaban en un lote de Comuneros, al ver los disturbios, desalojaron pacíficamente. La consigna era la misma: vivienda digna.
¿De dónde sale tanta gente? Parte de la respuesta la da el Plan de Desarrollo, que indica que en la ciudad, a mediados del año pasado, faltaban por construir 6 mil 598 viviendas para cubrir las necesidades de quienes carecen de techo. Es lo que se llama el déficit cuantitativo. Si se le suman aquellas casas que requieren mejoras para evitar su colapso, el déficit habitacional total es de 12 mil 159 viviendas.
Pascuas explica que para atender esta enorme demanda hay un problema nacional de fondo, que tiene que ver, por un lado, con la escasez de suelo urbanizable, y por otro con la pobreza de quienes requieren una casa, algo que les hace difícil acceder a ofertas del Estado. De hecho eso explica un programa como el de las 100 mil viviendas gratis que impulsa el Gobierno Nacional para ayudar, según palabras del presidente Santos, a "los pobres más pobres": víctimas de desplazamiento forzado y de la ola invernal, habitantes de zonas de alto riesgo e integrantes de la Red Unidos.
La ciudad será beneficiada con 1.040 soluciones, según el gerente de la CVP, quien acepta que los programas de vivienda diferentes no han tenido la acogida esperada en Manizales. Por eso es previsible que, una vez pase este cuarto de hora, en el que llegó una ayuda que la administración Rojas no esperaba en un comienzo, el problema estructural perviva.
Pascuas toca un punto álgido: quienes viven en la informalidad, pero que no entran en el grupo de los pobres más pobres, como el caso de Libardo, el habitante de Bajo Andes, tienen un futuro difuso, pues las políticas de vivienda no han sido hasta ahora benéficas para ellas. Lo que se ha hecho hasta ahora es saber dónde están, cuántas son y tratar de incluirlas en programas nacionales.
Tres generaciones
Jhon Darcy Carvajal asegura que en el 2002 la Alcaldía lo incluyó en una lista como posible beneficiario de vivienda. Fue un efímero logro que alcanzó luego de invadir con otras familias un lote en Comuneros, de donde los sacaron las llamas que quemaron los cambuches por la acción de la autoridad. "Estuvimos por varios años en el sistema hasta que no volvimos a figurar", se queja.
En ese entonces, recuerda, la Junta de Acción Comunal (JAC) los impulsó a invadir, aunque él traía de antes ese impulso por presionar a la administración para que atendiera sus plegarias: hace 32 años, cuando contaba 12, junto con sus padres, sus cuatro hermanos y, claro, otras familias, invadió un lote en El Nevado que les terminaron otorgando formalmente. Allí siguen sus viejos.
Él creció y nunca ha tenido casa propia. Se independizó y paga arriendo en Comuneros, donde vive con su mujer y sus dos hijos, pequeños que, a manera de saga familiar, ya protagonizaron la escena de una invasión la semana pasada, en el mismo lote que Jhon Darcy ocupó en el 2002, precisamente al frente de la casa donde habita en alquiler. Solo que esta vez, admite, los promotores fueron su esposa y él.
– ¿Cuánto paga de arriendo?
– $270 mil.
– ¿Y cuánto gana?
– $310 mil quincenales.
– ¿Regresó a su casa cuando desocuparon el lote?
– Sí. Gracias a Dios teníamos a dónde ir.
– ¿Entonces por qué invaden?
– Mi trabajo, la construcción, es muy inestable. Por ejemplo el martes pasado creí que me habían echado, hasta que me llamaron. Además, si usted paga arriendo, no come; si come, no se viste...
– ¿Por qué no acudir a las vías legales?
– Porque son muy demoradas y enredadas.
– ¿Para dónde se fueron los demás?
– Están arrumados donde otros familiares.
Punto medio
Para construir en un futuro las soluciones de vivienda necesarias que disminuyan el déficit la Alcaldía ve una oportunidad en la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial, que se hará este año.
El gerente de la CVP plantea que es necesario definir nuevas zonas de expansión de la ciudad, aunque aclara que se debe encontrar un punto medio con la otra opción, que es la de densificar, es decir, apostarle a la renovación de zonas donde ya hay viviendas construidas, como en el caso de San José. "Es más barato", apunta. "Además es lo que nos recomienda el Banco Interamericano de Desarrollo como parte del programa de ciudades amables, al que le apunta Manizales".
Lo que esperan la mujer de Bajo Andes junto con su esposo, además de Libardo y Jhon Darcy es que les den una mano, pues por ahora siguen invadidos de preguntas.
Tradición nacional
José David Pascuas, subgerente Administrativo de la Caja de la Vivienda Popular (CVP), le expuso a LA PATRIA resultados de un estudio reciente que el Gobierno Nacional realizó con organismos internacionales sobre el crecimiento en los últimos 50 años de algunas ciudades, entre las que no estaba Manizales. Se evidencia que en Cartagena el 85 % del crecimiento urbano se debe a vivienda informal; la proporción en Bogotá es del 50 %, igual que en Medellín. En Bucaramanga es de 39 %.
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