MARGARET SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El grito de gol se cuela por las paredes de esterilla de la vivienda de Gloria Patricia Bueno en la invasión de Potrerillo en la vereda Kilómetro 41 de Manizales. Se escucha claramente al narrador: anotación de Samuel Umtiti. Francia gana 1-0 ante Bélgica.
Gloria Patricia se asoma a la ventana que tiene la puerta. Sonríe, no por el triunfo de un país lejano, sino por la pregunta: ¿Ya llevan cinco años en el asentamiento? A lo que responde: “Sí. Ese primer día fue difícil, pero bonito. Sentí alegría y esperanza al saber que iba a tener vivienda. Todavía estamos en esa lucha, pero nos hemos librado de pagar un arriendo durante ese tiempo”.
Prefiere hablar dentro de su casa. Los 31 grados celsius se soportan mejor bajo el techo de zinc que a la interperie, esa misma que colonizaron ella y 374 familias más el 11 de julio del 2013, cuando irrumpieron en un lote de la hacienda Potrerillo, incautada al hermano de Pablo Escobar, Roberto, alias el Osito, por la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE).
“Al que le van a dar le guardan. Vivía en Irra. En esos días vine a visitar a una amiga en el Kilómetro 41. Llegó una señora, estaba preocupada porque otra mujer no le contestaba. Le pregunté cuál era la joda y me contestó '¿no sabe pues? están invadiendo Potrerillo ¿mami, vamos?' Y desde ese momento estoy acá, gracias a Dios”, cuenta Gloria Patricia mientras revuelve el sudado de pollo que prepara para el almuerzo, mientras en el televisor anuncian la clasificación de Francia a la final del Mundial de Rusia.
Pequeños triunfos
Guadua, plástico y lona negra, con esos materiales armaron los primeros cambuches, algo provisional ante la decisión de desalojo del 1 de agosto del 2013. La incertidumbre de que llegara la Policía a sacarlos era diaria.
Con medidas judiciales, como tutelas y acciones populares, lograron frenar la medida durante la administración de Jorge Eduardo Rojas, que argumentaba que acataba la orden de la DNE de recuperar la propiedad.
“Ya no se puede hacer un desalojo, sería una reubicación. Son cinco años”, advierte Gloria Patricia, quien reconoce que desde el principio la Secretaría de Salud acudió a prestarles servicio.
Ahora, el lote de 6x8 metros en el que vive cuenta con dos cuartos, sala, cocina y ducha. “Cuando no teníamos agua ni alcantarillado fue complicado. Cuando se instaló el agua fue una alegría, podíamos cocinar y asearnos en las viviendas”, señala.
La comunidad invirtió $8 millones para adecuar el acueducto y alcantarillado a finales del 2013. Blanca Nidia Moreno, secretaria de la junta administradora del acueducto, explica que el agua la traen de un nacimiento cercano y la tratan con cloro. Son 295 usuarios que pagan $5 mil para contratar a un fontanero.
Desde diciembre del 2016 tienen servicio de energía eléctrica legal. Chec adecuó una red de ocho transformadores de ocho kilovatios. La factura les llega cada dos meses, en la que pagan un consumo y los trabajos de adecuación en las viviendas a 36 cuotas.
Tener servicios públicos son pequeños triunfos para una mejor calidad de vida de los habitantes de la invasión. Patricia destaca que estas luchas las ha liderado la junta de la Fundación para la vivienda Nueva Esperanza. Un nombre que menciona recurrentemente es el de Leidy, quien tiene claro los procesos de organización de la comunidad.
La victoria
Leidy Ilisney Castro es la secretaria de la Fundación, trabaja desde hace un año en la Personería de Manizales. La celebración la tiene con varias tareas: preparar un documental sobre cómo han avanzado en estos cinco años, comprar una torta para 300 personas y gestionar trovadores que amenizarán el festejo.
“El mejor regalo que podríamos tener es que nos legalicen”, y agrega: “La hacienda mide 5,2 hectáreas, nosotros ocupamos una, el resto está vacío. Somos un barrio mejor constituido que cualquier otro”.
Algo que no ha podido controlar la junta ni la comunidad es la rotación de la población, algo crucial para quienes quieren tener su vivienda propia.
La secretaria explica que de las 375 familias que llegaron en el 2013, hoy se mantienen 295, y son con ellas con las que trabajan para legalizar los lotes. “Esto no se cogió para negocio, sino para suplir una necesidad de vivienda. En cada reunión somos claros que si venden, prestan o arriendan, pierden la posesión del territorio que ocuparon”.
Para la líder, el sueño de tener vivienda propia está por cumplirse. Sostiene que el proceso avanzó con el cambio de gobierno en el 2016, tras la salida de Jorge Eduardo Rojas y llegada de Octavio Cardona. “Hace cinco años el alcalde no nos volteaba a mirar ni para vernos como insectos. Ahora somos muy importantes”.
La Fundación espera, según Leidy, la respuesta de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), sobre la posibilidad de que le ceda la hectárea ocupada al municipio, y que este se encargue de escriturar los lotes.
Sin desalojo
Octavio Cardona confirma que han gestionado con la SAE, la DNE, la Unidad Nacional de Tierras y el Ministerio de Hacienda la donación del lote de Potrerillo, pero: “Parece que nadie en Bogotá tiene claro quién es el dueño, a quién le corresponde, quién responde. En la SAE nos dijeron que ellos estaban dispuestos a donarlo, que lo tenían claro, pero que el ministro de Hacienda no había autorizado”.
El mandatario está a la espera de la contestación de Mauricio Cárdenas y aclara: “Lo único que no voy hacer como alcalde, y en eso sí he sido clarísimo, es que si la SAE pretende recuperar el lote, que lo hagan ellos. No seré quién lo haga, porque la solución no es desplazar a 375 familias”.
A finales de mes responde Minhacienda
A través de la Oficina de Prensa el Ministerio respondió que la decisión de la SAE de donar el predio Potrerillo la toma un órgano colegiado integrado por los ministerios de Hacienda y Justicia, y la Presidencia, representada por la Agencia Nacional Inmobiliaria Virgilio Barco.
El procedimiento está regido por el Código de Extinción de Dominio, en el que se establecen las destinaciones de los bienes y recursos, y el Decreto 2136 del 2015, que reglamenta las donaciones entre entidades públicas.
“Actualmente se revisan unos requisitos que solicitó el comité de asignaciones en su última sesión para definir destinación del predio Potrerillo. La decisión del Ministerio, al igual que la de los dos restantes miembros de la comisión, se tomará en sesión a finales de julio”.
Requisitos de la SAE
1. Los lotes deben ser usados exclusivamente para vivienda. No pueden tener otro uso diferente como discotecas, sitios de recreo, casinos o tiendas.
2. Por familia solo se escriturará un lote.
3. Convivencia sana y pacífica. Solucionar conflictos para proporcionarle a los niños espacios de recreación y presentar una solicitud de un plan de vivienda.
*Información suministrada en abril del 2016 por la personera Municipal, Tulia Hernández.
En lo judicial
* 11 de julio del 2013
375 familias del Kilómetro 41 invadieron la hacienda Potrerillo. Denunciaron, supuestamente, que Sorany Franco, administradora de la propiedad, vendía lotes a $1 millón 300 mil, pero que los había estafado.
* 1 de agosto del 2013
Las inspecciones urbanas de Policía Quinta, Séptima y Novena emiten la orden de desalojo.
* 14 de agosto del 2013
Frenaron la orden de desalojo. Cinco ocupantes tutelaron a la DNE, Alcaldía de Manizales y Caja de la Vivienda Popular. La Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales suspendió el operativo.
* Entre agosto y septiembre del 2013
Los tribunales de lo Contencioso Administrativo de Caldas y Superior de Manizales negaron las cinco tutelas, y ordenaron retomar el desalojo. Habitantes impugnaron los fallos ante la Corte Suprema de Justicia.
* Entre octubre del 2013 y febrero del 2014
La Corte Suprema de Justicia negó las tutelas apeladas.
* 5 de agosto del 2014
El Consejo de Estado Ratificó la orden de desalojar el terreno.
Silvia Libreros adecuó en dos cuartos de su vivienda un ropero de segunda mano hace cuatro años. También comercializa chatarra, bronce, cobre y ventanales. Vende pantalones para hombre entre $3 mil y $4 mil, y para mujer a $2 mil. “Para no irnos a trabajar a las minas me ideé este emprendimiento”, comentó.
José Uriel Castrillón abrió la tienda El Mango hace cuatro años y medio en la entrada principal de Potrerillo. Allí también repara electródomesticos, oficio que realizaba antes en Arauca (Palestina).
Gustavo Hernández trabajaba como minero, pero desde este año se enfermó y dedició abrir una chaterrería. Paga a $300 el kilo.
Cristian Mauricio Váldez Henao, 14 años, y Daniel José Alfaro Váldez, de 8, han vivido su niñez en la ocupación, les gustaría que hayan más espacios para jugar, porque la zona es sola y se aburren en sus casas.
Laura Isabel López llegó hace cinco meses de Manizales a Potrerillo. Paga arriendo mensual de $250 mil. “Acá es más tranquilo el ambiente. Mi hermana se vino a trabajar por acá y me animé. Ahora estoy desempleada”. En la foto está acompañada de Daniel Estiven Villegas, Juan Diego Álvarez y Wilfred.
Esmeralda Rojas es de Bogotá y llegó a Potrerillo hace ocho meses, destaca la tranquilidad de la zona. Vive en casa de su suegra frente a la cancha del asentamiento.
Luis Hernán Tapasco dice que le prestaron el lote y montó una venta de frutas y verduras.
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