COLPRENSA | LA PATRIA | Cali
Que un mensaje a través de Facebook le devolviera la esperanza a la familia Londoño era casi un imposible. Fernando, miembro de esa familia, confiesa que estaba resignado a no tener nunca más noticias de su hermano, desaparecido hace 24 años.
Resulta que el milagro vino de las redes sociales. El mensaje llegó hasta Manizales esta semana anunciando que Óscar de Jesús Londoño, a quien Fernando vio por última vez en 1989, apareció en El Calvario de Cali.
Sucede que Óscar, quien hoy tiene 57 años, deambuló por esa olla durante todo este tiempo, entregado al consumo de alucinógenos. Era asiduo visitante de la casa de duchas de la Fundación Samaritanos de la Calle, liderada por el padre José González, entidad que atiende a personas de y en situación de calle.
Gracias a la insistencia de psicólogos y trabajadores sociales de la fundación, Óscar ingresó al programa de resocialización. Desde hacía ocho meses se esforzaba en ser un hombre bueno, sano, en volver a nacer.
Entonces, cuando Óscar comenzó a estar más lúcido, sin tanta droga en su cabeza, recordó a su familia. A Margarita Sabogal, la gerontóloga de Samaritanos, le dijo que se acordaba de su hermano Fernando y de un sobrino, Santiago.
“Ahí fue cuando comencé a buscarlos por Facebook y encontré a Santiago, el sobrino de Óscar y cuando le mostré fotos de él lo identificó de una. Impresionante, porque dice que no lo veía desde que estaba en kinder. Le escribí y me respondió”, explicó la gerontóloga. El niño que conoció Óscar tiene ahora 27 años.
El reencuentro fue el pasado sábado en las instalaciones de la Fundación. A Luz Adriana, de 33 años, no le sobraron lágrimas para celebrar el regreso de su papá perdido.
“Por favor, papá, no se me vaya a perder otra vez, no se me vaya a perder”, le repetía la hija. Su alegría fue infinita como la que seguramente sentirán ahora los otros dos hijos de Óscar que hoy viven en el exterior.
Fernando también acudió a la cita. La última vez que vio a Óscar fue en la primera comunión de una de sus hijas, cuando estaba feliz, cuando le comunicó que iría a Cali en busca de nuevas oportunidades.
Después de este encuentro ya no hay espacio para pensar en lo que hizo que Óscar perdiera su rumbo. “Dios decía: todos tenemos derecho a caer y a levantarnos de nuevo. Nadie está libre en caer en desgracia”, explica Fernando al tener a su lado a Óscar, el cuarto de siete hermanos.
Ahora Óscar está en Manizales y no deja de repetir que se siente pleno. “Es como si hubiera vuelto a nacer. Tenemos ansiedad de conocerlo, de saber qué le gusta, qué quiere hacer. Su vida para nosotros es desconocida y vamos a empezar de nuevo gracias a esa maravillosa labor de Samaritanos de la Calle”, dice Fernando.
A la familia se le revivió la esperanza con este milagro y espera que se repita. Hace dos años, Héctor de Jesús, otro de los hermanos Londoño, desapareció en Cali después de ser víctima de un paseo millonario. “Ojalá que pudiéramos encontrar a mi otro hermano como pasó con Óscar”, es lo que añora Fernando.
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