LA PATRIA | MANIZALES
En 1976, hace más de 40 años, cuando las directivas de LA PATRIA crearon el galardón del Caldense del Año, lo hicieron con el propósito de destacar vidas ejemplares, personas que trascendieran con sus obras las meras responsabilidades que una determinada función les exige y que, además, contribuyeran al progreso y bienestar de los habitantes de este departamento.
La primera Caldense del año fue una mujer, la hermana Francisca del Sagrado Corazón, quien sentó las bases para que Betania, la Fundación que forjó, le haya llevado techo y alegría a cientos de hogares durante varias décadas, y hoy siga vibrante en esa labor. Desde entonces solo otras seis mujeres han recibido este reconocimiento, lo cual no quiere decir, por fortuna, que no hayan existido muchas que han debido ser merecedoras del premio.
Hoy le entregamos la estatuilla con la réplica del voceador de prensa del maestro Arenas Betancourth a Ángela Toro Mejía, dama que se ha destacado por su capacidad gerencial, por su acertado criterio administrativo, por su visión y conocimiento en un tema tan complejo como la salud, y por los destacadísimos resultados que ha tenido el Hospital de Caldas bajo su liderazgo.
Liderazgo
El Hospital de Caldas ha sido un emblema de la ciudad durante toda su existencia. Sin embargo, así como fue una institución solvente y profesional, también sufrió las consecuencias de la indebida intervención de la politiquería en sus cuadros, con el lógico resultado de llegar a un nivel de inoperancia que obligó a su cierre, pues su operación no era viable.
Fue entonces cuando a esa institución, en un enorme edificio medio abandonado y desvencijado, le llegó una mano redentora. A la decidida intervención del Municipio de Manizales, en la Alcaldía de Luis Roberto Rivas, que recuperó y dotó sus instalaciones, se unió un operador, el SES, que con recursos privados provenientes de la Fundación Luker y la familia Gómez Arrubla, le dio la certeza de un buen gobierno y la probidad de una administración concentrada en el cumplimiento de la misión del Hospital.
El SES, primero y único empleador que ha tenido Ángela en su vida profesional, ha sido un eficiente administrador del Hospital bajo su tutela. La formación administrativa de Ángela, que inició en la Universidad Autónoma de Manizales, y culminó en Oklahoma, en Estados Unidos, le dio las bases para enfrentar el complejo mundo de la atención en salud en este medio, lleno de reglas, regímenes, incumplimientos, pero además de exigencias tecnológicas para estar a la vanguardia y ofrecer servicios de excelencia a la comunidad, independientemente de la condición económica a la que pertenezca.
Lo que han logrado en el Hospital de Caldas es asombroso, a la acreditación de alta calidad con que cuentan desde hace varios años, se suma la reciente como hospital universitario, recuperando Manizales un escenario de formación que es definitivo para que las universidades de la ciudad ofrezcan un espacio académico de prácticas que redundará con certeza en una mayor calidad profesional de sus egresados.
Carácter y determinación
En una reciente crónica en LA PATRIA, Marta Lucía Gómez la llamó “La dama de hierro”, haciendo alusión a la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, quien se distinguió por su carácter y determinación. No le pudo quedar mejor a Marta la comparación. A Ángela la recuerdan sus amigas del colegio Santa Inés por su juicio, su temple, el orden con que asume sus tareas, así como por la solidaridad que siempre ha demostrado.
La familia Toro ha sido emprendedora por definición. Diferentes y exitosos negocios componen su portafolio de inversiones; sin embargo, Ángela nunca ha tenido responsabilidades administrativas en esos negocios, pero ha sido, como los agradecen sus hermanos, la encargada de mantenerlos unidos e integrados en encuentros y asuntos relacionados con la familia.
Irene y Juan Luis, sus dos talentosos hijos, tienen en su madre un ejemplo y consejo permanente que los orienta. A ellos, a Julián su esposo, a todos sus hermanos y familia, don Rogelio y doña Socorro, que estarán felices desde arriba, todas las felicitaciones.
Nuestro agradecimiento a Ana María González, Jorge Gutiérrez y Augusto Londoño, los jurados que la escogieron para el galardón de este año, apreciamos su buen criterio y sentimos como propios los valores que destacan de Ángela en el acta del reconocimiento.
Ángela es una ejecutiva en todo el sentido de la palabra. Acelerada a veces, le critican, pero siempre orienta a la acción, a que las cosas se hagan y se hagan bien. Le queda, para concluir, como anillo al dedo esta frase de la Thatcher: “Si quieres que se diga cualquier cosa, pídesela a un hombre, si quieres que se haga, pídesela a una mujer”.
Muchas gracias
Queridos amigos y familia que me acompañan la noche de hoy
Hace 52 años nací en un hogar privilegiado, rodeada de amor y afecto, siendo la octava entre nueve hermanos, lo que me ha facilitado la vida considerablemente. De mis padres recibí todo el afecto, apoyo, buen ejemplo y valores que me han guiado por siempre. Crecimos en un ambiente alegre y tranquilo, respaldados por la gran capacidad de trabajo y emprendedora de mi padre, sumado al cuidado y apoyo de una mujer llena de virtudes e inteligencia como lo era
mi madre. Juntos nos brindaron una vida con todo lo necesario, quienes nos inculcaron que debíamos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo al estudio, como nuestro mayor deber y obligación.
Mis padres estarían orgullosos y felices de estar hoy aquí.
Inicié mi carrera en Economía Empresarial en la Universidad Autónoma de Manizales y, por oportunidades que me dio la vida, al cabo de 7 semestres cursados en la Autónoma, pude terminar mis estudios en la Universidad de Oklahoma en los Estados Unidos, de donde me gradué como administradora de empresas. Esta experiencia de estudiar en el exterior, sin hablar una gota de inglés al momento de mi llegada, fue quizás mi primer reto de vida superado. Terminar mi carrera sobreponiéndome a las barreras del idioma, implicó un enorme esfuerzo personal, que de alguna manera me dio el impulso para pensar que, de ahí en adelante, cualquier meta sería alcanzable y posible. Esta época universitaria me enseñó mucho sobre la fortaleza de la mente, cuando se trata de alcanzar metas.
Para el año de 1989, recién graduada, regresé a esta querida ciudad, y pese a la oportunidad de trabajar para un emprendimiento que se estaba gestando en mi familia para ese entonces, quise darme a la tarea de buscar oportunidades laborales con terceros.
Fue entonces cuando, hace treinta años, acudí en búsqueda de trabajo a mi profesor universitario y gran empresario, el doctor Fernando Gómez Jaramillo, quien durante las clases en la Autónoma me había dejado una impronta importante como maestro. En ese entonces él representaba a Prosalud, (una fundación privada conformada por la Lúker, varios representantes de la familia Gómez Arrubla y otros empresarios manizaleños), en una pequeña empresa que había sido fundada en 1985, llamada Servicios Especiales de Salud de Caldas, que tenía por objeto el mejoramiento de la salud de los Caldenses. Al acudir al doctor Fernando en búsqueda de trabajo, él pensó en mi para administrar a SES, que por esa época contaba con un equipo de tomografía, donado por el Gobierno Nacional al hospital, y mediante el apoyo de Prosalud, puesto en funcionamiento para prestar servicios diagnósticos al antiguo Hospital de Caldas.
Comienzo en el SES
Desde el inicio de mi trabajo en SES, el doctor Fernando me dijo que, por muchas razones, trabajar en salud sería difícil. Para mí esa advertencia era una especie de mensaje cifrado, ya que en mi casa no había un médico o un vínculo con el sector salud que me permitiera entender a qué se refería él. Sin embargo, precisamente esa dificultad, pero también encontrar personas notables comprometidas con la causa de SES, fue lo que me cautivó.
Sentía que debía haber algo importante de fondo, para que tantas personas notables de la ciudad estuvieran comprometidas con este gran proyecto. Allí encontré en su Junta Directiva, a Fernando por supuesto, al doctor Jaime Restrepo Mejía, a Oscar González Salazar, Mario Humberto Gómez Upegui, a Jairo Quintero Trujillo y otras personas que, por su valor personal y profesional, me fueron mostrando que sin importar las dificultades del sector, trabajar en SES valdría la pena y sería terreno fértil para desarrollar grandes cosas.
Debo decir que el trascurrir de la vida me ha dado la razón: han sido 30 años de mi vida, que son muchos, pero en realidad se me han hecho cortos, porque han estado llenos de desafíos, oportunidades, emprendimientos y muchas tareas por hacer, en donde la satisfacción personal ha sido infinita. Ver el trabajo de 30 años materializado en gente bien atendida en salud, ha sido mi faro constante y mi recompensa diaria... pero también hay que reconocer que no todo ha sido color de rosa y menos al comienzo.
Para ese entonces SES era una pequeñísima IPS con cuatro empleados y yo llegaba a ser la quinta, así es que debía honrar aquel viejo dicho popular según el cual “no hay quinto malo”. Lo primero que encontré fue un servicio de tomografía que, de alguna manera, se iba contagiando de la ineficiencia y displicencia del antiguo modelo de atención del gigante Hospital de Caldas.
En este punto de la historia, es importante recordar que SES se abrió espacio en el antiguo Hospital, ocupando un ala del segundo piso del edificio. Por eso al comienzo era difícil contrarrestar la cultura que provenía de aquella institución.
Empatía
La primera tarea que me puse, recuerdo, fue erradicar esa gran lista de pacientes en lista de espera, que no parecía mortificar a nadie. Me pareció inclemente ver la súplica de cada paciente para que priorizaran su nombre en la programación de aquel equipo. Mi reto al llegar fue, ¿cómo hacerle entender a estas cuatro personas que el modelo sería diferente? Yo quería que los pacientes fueran atendidos con la mínima espera, sin dilaciones, con humanización y con empatía por sus circunstancias de salud, con amabilidad y prontitud en la entrega de los resultados. Ahh, y además, garantizando que la facturación fuera eficiente, al igual que su gestión de cobro... Y el equipo entendió. Estos mensajes fueron gestando una cultura de servicio completamente diferente, y nos fuimos convirtiendo en una isla en ese enorme edificio viejo, pues con solo cruzar una puerta se sentía pasar de la tierra al cielo. En SES se prestaban servicios con calidad, se sentía un ambiente de eficiencia, de colaboración y de atención al usuario. Fue así como nos fuimos ganando la simpatía de muchos, y quizás la antipatía de otros tantos... Pero debo decir que esa favorabilidad o no en la imagen no era para nosotros lo mas importante, mientras veíamos que SES progresaba y se destacaba en Manizales en la prestación de los servicios médicos y de esta manera cumplíamos con su misión.
Convivir y conocer de cerca el viejo Hospital de Caldas me enseñó muchas cosas: Aprendí el valor de la buena medicina, hecha por los mejores médicos y el mejor personal de enfermería.
Aprendí el valor de una buena y sana relación con las universidades. Reconocí la importancia y la trascendencia que tiene una institución de salud de alta complejidad para una comunidad.
Renacer
Vale la pena destacar que este hospital, en tiempos de antaño, había sido ejemplo para la región y había soportado pacientes de la mayor complejidad imaginada. Pero también aprendí la necesidad de ser eficientes y el valor de cuidar los recursos, porque fui observadora pasiva del deterioro del antiguo hospital, el decaimiento de su modelo de operación, la desidia del personal y la ineficiencia en la administración, todos síntomas de una enfermedad terminal que en efecto se apoderó de la institución, hasta el 18 de junio de 2004, en que tuvo que cerrar sus puertas porque carecía de todos los medios para prestar servicios de salud. Recuerdo que esa noche el Once Caldas clasificaba a la final de la Copa Libertadores de América, y mientras la ciudad dormía en júbilo por su “blanco blanco” muy pocos sabíamos lo que estaba por suceder. Sufríamos en silencio por el inminente cierre del Hospital, al pensar que Manizales se enfrentaba a un evento de gran magnitud, sin el hospital que respaldara una contingencia derivada de aquel evento deportivo. La atención en salud estaba debilitada y amenazada, y no contábamos con un hospital que atendiera los servicios hospitalarios de alta complejidad que la ciudad requería.
El alcalde para el año 2005, el doctor Luis Roberto Rivas, entendió este vacío y esta fragilidad preocupante para la ciudad, y con su coraje y capacidad de gestión se dio a la tarea de reabrir este hospital desde sus cimientos, y esto lo digo en todo el sentido de la palabra, pues no solo el modelo de gestión se había desmoronado, sino también la estructura del viejo edificio mostraba su vulnerabilidad.
La tarea de reconstruir el hospital, física y operativamente fue maratónica y faraónica, y requirió de ingentes esfuerzos de cientos de personas. El reto que SES asumiera su administración no fue menor: en mis manos sentía la responsabilidad más grande que me pudieran haber encomendado, pero al otro lado de la balanza, mis miedos e incertidumbre se contrapesaba con la convicción de que SES, en sus 22 años de experiencia, contaba con un modelo de gestión y de atención ya comprobado, que podía ser replicado a gran escala y con todos los servicios que demanda un hospital. No faltó quien pusiera ésto en duda y lo expresara públicamente... Mientras tanto la reconstrucción del edificio avanzaba y en grandes mesas de interminables reuniones en la alcaldía y SES, nos sentábamos a diseñar, a pensar y analizar, como es que haría la reapertura.
Inspiración
Más allá del enorme esfuerzo de reestructuración, para poner en marcha esa tarea, la inspiración ha sido siempre seguir a los mejores hospitales de Colombia, bajo la tesis de que no hay por qué inventar la rueda. Esa ha sido la consigna en la administración del Hospital, desde su reapertura en el año 2007. Comenzamos a recorrer este país, conociendo las mejores experiencias ya probadas y puestas al servicio de los usuarios, y es ese ejercicio debenchmarking lo que nos ha dado como resultado nuestro hospital. Un collage de las mejores prácticas que encontramos en Colombia, incluso en el exterior, sumado al contar con las mejores personas en el equipo, las cuales hemos podido escoger una a una desde que iniciamos esta aventura, sin presión política o favoritismo alguno, sino basado en estrictos criterios de humanidad, capacidad y talento, para conformar un equipo que a la fecha asciende a 890 colaboradores. Sumado a esto, las personas que siempre han integrado la junta directiva han seguido siendo excepcionales; he sido la más afortunada en contar a lo largo de mi vida laboral con unos jefes maravillosos, que han sido indispensables en fijar el rumbo y mostrar la senda.
Ese ejercicio juicioso que lleva ya 12 años de recorrido nos permite decir con orgullo que hoy tenemos en Manizales el mejor hospital del Eje Cafetero, el décimo octavo en Colombia y estamos en el top 50 de Latinoamérica.
Digo esto con gran orgullo, porque lo hemos logrado a pesar de las múltiples barreras que hemos enfrentado, quizás la más compleja de todas, la de garantizar una operación sostenible, en medio de un sistema de salud que no da garantías de ninguna naturaleza, desde lo financiero y normativo. Debo confesar que he pasado por momentos grises en mi carrera, que me han llevado incluso a renunciar a mi cargo en varias ocasiones, a lo largo de estos años... ¡hoy debo agradecerle a la Junta que, por fortuna, ninguna renuncia me haya sido aceptada!
Lo cierto es que, más allá de las individualidades, SES ha demostrado que cuando se juntan las fortalezas de lo público, con las bondades de lo privado, cuando se trabaja con calidad, honestidad, con tesón y con amor, es posible sacar adelante un hospital, o cualquier institución donde se sobrepongan los intereses públicos y privados.
Hoy me siento muy orgullosa de contarles esta historia a todos ustedes, pero me emociona aún más poderle mostrar a mis hijos, Irene, Juan Luis y Juan Martín, a mi yerno José Fernando, mis nueras Daniella y Vanesa y a todos mis sobrinos, que se requiere trabajar mucho y muchos años, para empezar a recibir los resultados del esfuerzo y las compensaciones que éste trae.
No hay victorias tempranas
Las nuevas generaciones requieren victorias tempranas, recompensas inmediatas y quizás reconocimiento instantáneo como condición para continuar, pero esto quizás lo cuentan el de Rappi y el de Facebook, y esas son y serán siempre, historias de éxito profesional excepcionales... y aún así, a pesar de su éxito instantáneo, también ellos deberán estar pensando en cómo sortear los retos que les presentan sus propios emprendimientos, para que sean proyectos sostenibles, que puedan crear riqueza social y económica en el largo plazo.
Por eso yo le insisto a la generación actual, que el trabajo, como todo en la vida, da frutos después del esfuerzo sostenido de varios años. Que el trabajo tiene sinsabores y es retador, como todo lo que vale la pena. Por eso es importante la persistencia y la esperanza en que esos frutos llegarán, y que dar lo mejor de sí, es lo que permite lograr las metas de largo plazo, pero también esa satisfacción al llegar a casa cada día.
De mi experiencia también he aprendido que se puede ser emprendedor desde cualquier posición que se ocupe, y esta es otra enseñanza para las nuevas generaciones. Solo se ha pensado que emprendedor es aquel que crea su propia empresa. El emprendimiento lo aprendí desde mi cuna, con mi papá, quien toda la vida nos inculcó ejercerlo como un imperativo, y lo he podido aplicar en mi trabajo. Cuando se es emprendedor, la aproximación que se tiene hacia el trabajo es completamente diferente. Se puede ser emprendedor siendo empleado que, para mi caso, este empleo ha sido muy gratificante por la connotación social que ha tenido.
A mis hijos y a los jóvenes les digo que se preparen muy bien, que estudien lo suficiente, que trabajen sin descanso, que se proyecten a futuro, que tengan paciencia cuando no encuentran resultados inmediatos, que no esperen tanto reconocimiento, porque por lo general es muy escaso o tarda mucho en llegar, y que vibren por lo que hacen. Con pasión, energía, valores, transparencia y metas claras, la vida va cogiendo forma y va mostrando paso a paso la prosperidad.
Yo he podido emprender en mi trabajo porque he tenido el apoyo, el equipo, el ingenio y las ganas, pero también el generoso campo de acción con el que he contado siempre. Agradezco al presidente de Prosalud, el doctor Gilberto Saffón Arango, a los diferentes alcaldes que han apoyado y contribuido como Asociados de SES, al doctor Aurelio Calderón Marulanda, presidente de la Junta, quien ha sido un apoyo y una guía incondicional, y a todos los que son y han sido miembros de la Junta Directiva de SES. También a los asesores, colaboradores, médicos, personal asistencial y tantas personas que han hecho posible sacar adelante el día a día, de todo corazón les digo gracias, muchas gracias!
Nombrar personas es riesgoso, porque pareciera que los que dejamos de nombrar fueran menos importantes, y no es así. Aquí todos hemos jugado un papel fundamental, irremplazable, e impecable.
Tener el Hospital certificado hoy como Universitario, nos está abriendo múltiples puertas en nuevos proyectos soportados con la docencia e investigación, y también nos servirá como soporte científico para todos los servicios de alta complejidad con los que contamos. La formación del talento humano en salud y otras disciplinas, de alta calidad, será otro beneficio gigantesco que aportará a todo este desarrollo. Por eso debo darle las gracias al doctor Óscar
Jaramillo Robledo, por su presencia en SES. Ha sido un privilegio para todos, haber tenido la suerte de trabajar con usted, por quien sentimos un gran aprecio y admiración. Gracias por su amistad.
Proyectos
Ahora, y muy a tono con el recinto, doy paso a los anuncios parroquiales. Después de haber alcanzado logros tan importantes y tangibles para el Hospital en los últimos años, como creo que todos aquí los conocen, quiero mencionar el siguiente proyecto que nos moviliza, y quiero sensibilizarlos a todos.
El mercado nos ha ido mostrando que en Manizales existe una necesidad sentida de ofrecer un número plural de servicios oncológicos en radioterapia y quimioterapia. La mala noticia, y no quiero que se vayan preocupados, es que tenemos unos indicadores preocupantes de incidencia de cáncer en Caldas, así como unos pésimos indicadores en mortalidad por causa de esta enfermedad. Lo anterior nos está mostrando que, algo no lo estamos haciendo bien. Nos estamos enfermando de cáncer, pero no lo estamos diagnosticando a tiempo y/o tampoco estamos recibiendo la atención oportuna que requerimos para mitigar la mortalidad que esta enfermedad conlleva.
En ese sentido, la siguiente cima por alcanzar es el proyecto de oncología, con un valor total aproximado de $26 mil millones para las tres primeras etapas. Para dar apertura a este proyecto tenemos hoy en día el 50% de este monto, a través de recursos propios y otros tantos que estamos tramitando por el sistema general de regalías, con el apoyo del señor gobernador. Hoy también le decimos a él, Gracias!!
Tenemos ese proyecto en la mira, para sumarlo a los tantos otros servicios que hoy ofrecemos y que hacen parte de la atención integral del cáncer, entre ellos y muy fuerte para SES, nuestro servicio de cuidado paliativo. El servicio de quimioterapia que ya tenemos en marcha su montaje, está basado en un concepto moderno y humanizado que sumaríamos a otro que se llama “Hospital Día”. Paralelamente, nos encontramos en la búsqueda de recursos para la compra de un Acelerador Lineal, que es un equipo de alta tecnología para la puesta en marcha del servicio de radioterapia. Para este equipo necesitamos recursos adicionales, que hoy no tenemos disponibles, de alrededor de $13 mil millones. ¡¡Para eso necesitamos también hacer un cobro magistral de la cartera!!
Los grandes hospitales de Colombia y supongo que del mundo (porque no existe sistema de salud alguno que pueda ufanarse de ser perfecto) han requerido del apoyo de benefactores y de la sociedad en general, que conscientes de la necesidad y de la importancia de contar con servicios de salud óptimos, integrados e integrales, han asumido esa responsabilidad y han hecho sus aportes a causas que consideren dignas de merecer ese beneficio. ¡La historia de SES comenzó así! Con un grupo de empresarios que le apostaron a una causa de interés común.
Estamos seguros que necesitaremos de este apoyo para poder culminar la segunda, tercera y quizás cuarta etapa de este proyecto, y poder ofrecerle a Caldas y a Manizales los mejores servicios oncológicos, basados en un modelo revolucionario de humanización y buen trato, que necesitamos para el departamento. Para esto nos estamos referenciando de países como Brasil y Holanda, conociendo cómo basan su modelo de atención oncológica, en el Amor.
Prevención y autocuidado
El mensaje, además de contarles del proyecto mismo, es invitarlos a todos a trabajar en prevención y autocuidado, pero también, y ya en lo que nos corresponde como hospital, en garantizar una atención humanizada, para un diagnóstico oportuno y un tratamiento eficaz.
Tenemos fe que lograremos este objetivo, y que los recursos que nos faltan para lograrlo llegarán.
Como dije ahora, esa es la cima que tenemos ahora en la mira, y en SES nos hemos vuelto escaladores de alta montaña, pero quizás hay una más importante que me preocupa y quiero compartirles. El reto enorme, en una perspectiva de largo plazo, es sostener lo que ya hoy hemos alcanzado. Más que el Everest, me inquieta caminar sin pausa pero sin descanso por el altiplano tibetano. Me asalta un deseo infinito de pedirle a las personas y generaciones venideras, y a quienes tengan en sus manos aportarle a esta institución con su trabajo y decisiones, que por favor cuiden este hospital, que lo acompañen, que comprendan que es una institución de altísimo valor social, de difícil sostenibilidad y al que no solo debemos gestionar con las más altas calidades científicas y administrativas, sino también, con nuestras mejores cualidades personales y reputacionales, para que nunca pierda de vista su vocación y su destino.
Cuidar la salud y la vida de todos es lo más preciado y lo más vulnerable a la vez. Con todo lo que conozco de su interior, estoy convencida que es completamente incongruente. Salud con burocracia, salud con ineficiencia, salud con intereses personales, salud con falta de transparencia, salud con todos esos ingredientes es como el agua y el aceite. No se puede conservar la salud con un modelo de administración que no sea absolutamente respetuoso y eficiente de los recursos que administra. Ya vivimos en la ciudad una amenaza de muerte en la prestación de servicios salud, y doy testimonio de ese episodio, que no puede volver a suceder.
Gratitud
Para dar cierre a estas palabras, es imprescindible dar las gracias.
En primer lugar, quiero agradecer a Irene, quien está presente y a Juan Luis quien está conectado de manera virtual desde Abu Dabhi, por todas sus enseñanzas de vida. Ustedes han sido mi motor, mi mayor fuente de energía, orgullo y grandes satisfacciones. Gracias por su comprensión y paciencia al haber compartido la mamá siempre con SES. A Juan Martín, gracias por haberme permitido hacer parte de su historia y de su vida. Me has enseñado que la familia no es solo aquella unida por lazos de sangre, sino también por los lazos del corazón.
Quiero agradecer a Julián, con quien he compartido 17 años de mi vida, de cuya nobleza reza su segundo apellido, Bueno, con quien conformé un hogar hermoso basado en el amor y el respeto, y hemos podido juntos, culminar la mejor tarea que antes habíamos iniciado como padres. Ahh!! Y quiero aclararles, para su información! que él no es un mártir de esta Dama de Hierro, como dicen en los corrillos.
También a mis hermanos y sus cónyuges, gracias por tantas enseñanzas, apoyo y ejemplo. Yo he trabajado aparte, pero mis hermanos me han influenciado y apoyado a lo largo de mi vida, y eso también ha sido fundamental para mí en el camino. La familia es el mayor activo que uno pueda tener. Los admiro profundamente por lo que son y también por lo que hacen y representan. Si nuestros padres regresaran hoy y se sentaran con nosotros, estoy segura que no tendrían nada que reprocharnos. Por el contrario, creo que sentirían profunda admiración y satisfacción por lo que hemos construido juntos.
Quiero dar mis agradecimientos a la Junta Directiva de Camacol Caldas, a la directora ejecutiva, y de manera singular a Felipe Calderón, quien sugirió mi nombre para caldense del año 2018.
A las tres personas que integraron el jurado calificador y me eligieron para esta honrosa distinción, Ana María González, Jorge Gutiérrez y Augusto Londoño, y por supuesto al diario LA PATRIA y su director, Nicolás Restrepo, por ser el promotor de esta iniciativa. Para finalizar, doy gracias a Dios por darme vida y salud que me han permitido vivir este día tan especial, y a todos ustedes por su amistad y su presencia en esta Basílica. Por tantas manifestaciones de cariño y de admiración que, de manera generosa, me han expresado por este reconocimiento. Ustedes son otro activo importante que llevo en el corazón.
Nunca antes había recibido tanto cariño como ahora. Todos y cada uno de sus mensajes los llevaré grabados en el Alma hasta el final de mis días.
Muchas muchas gracias!!
Carlos Eduardo Jaramillo Sanint, rector de la Universidad Autónoma de Manizales
Ángela ha hecho todos los méritos. Lo que nos ha dado a la ciudad desde el Hospital de Caldas es maravilloso, a veces no lo dimensionamos. Es una persona valiosa para la ciudad.
Luis Felipe Toro, hermano
Ella es una mujer profesional, organizada, responsable, totalmente honorable. Se ha entregado al Hospital con todo el amor y el cariño. Acá están los frutos.
Sandra Van Den Enden
Por su trayectoria, dedicación, ejemplo, templanza se merece este reconocimiento. Lo más importante, es una mujer honesta.
Camilo Vallejo, gerente de la Corporación Cívica de Caldas
Este es el resultado de un proceso de muchos años en el Hospital de Caldas, que este año tuvo el éxito de la certificación como Universitario. Parte de ese proceso ha sido liderado por ella.
Felipe Montes Trujillo, empresario
Ha hecho una labor destacada. Le recuperó a Manizales lo que nunca debió haber perdido.
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