B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Tres puños le partieron el labio al médico Pablo Eugenio Salazar cuando atendía a una bebé de dos meses, en el Centro Piloto de Assbasalud. "La niña tenía distensión abdominal y la mamá refirió que le daba tetero. Le pregunté por qué no le daba leche materna. Me dijo que tenía que trabajar todo el día "para sostenerle el vicio a él" (señaló al esposo).
El hombre se enojó y aunque el médico creyó haberlo calmado, se devolvió al salir del consultorio y le pegó. "Me quedé callado, qué más iba a hacer", dice el médico.
Salazar admite que hay que entender que la gente llega a veces en condiciones muy difíciles (heridos, graves, con influencia alcohol o de otras sustancias) que los hace exaltar mucho más.
La Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) realizó la primera Encuesta de Agresiones en el Servicio de Urgencias de los Hospitales y Clínicas. Encontró que de cada 100 empleados, 15 sufren algún tipo de agresión.
El 98,7% de los encuestados ha sido víctima de violencia verbal; el 27%, de violencia física; y el 1,6%, de violencia sexual. En el primer caso, el 55,2% de las agresiones se dieron sin arma, el 28,2% con daños al mobiliario y el 8,3% con un arma y objeto contundente.
Estos resultados podrían ser de Assbasalud en el Centro Piloto y en el Centro de Salud San Cayetano. La enfermera jefe Beatriz Escobar relata cómo se dan estas agresiones verbales y físicas: "Al doctor Gustavo le pegaron en el hombro y han cambiado vigilantes porque a uno le fracturaron la clavícula, a otro le dañaron un pie".
Beatriz explica que con un herido arriban sus acompañantes y también el agresor con sus amigos. "Se juntan todos y aunque intentamos separarlos, esto es pequeño (Centro Piloto), por eso impedimos que entren los acompañantes; sin embargo, tratan de ingresar y pelean con el vigilante".
Diego Fernando Brand, médico de Urgencias en el Centro Piloto, admite que falta seguridad. “Uno atiende al paciente y trata de entender la urgencia, pero a veces nos tenemos que encerrar. La protección de nosotros es nula, no tenemos para dónde correr, porque la infraestructura no nos ayuda y son solo dos vigilantes. Me pregunto hasta dónde son suficientes. Nuestra integridad vale, ¿dónde está la responsabilidad de la entidad?”
Según Brand, en esta institución hay botón de pánico para los vigilantes, se llama a la Policía, pero el tiempo de reacción en ocasiones es largo, aunque en San Cayetano es mucho más”. Agrega que en estos casos la gente no entiende razones y las agresiones van desde el madrazo o la amenaza -“si no lo salvas, vos te morís”- hasta las físicas. “Me ha tocado salir con el paciente intubado y muerto para que se vayan, porque si no acaban con todo”.
Para la enfermera Beatriz, esta situación es recurrente y destaca que los fines de semana, sobre todo de quincena, son más fuertes.
Sobre lo que lleva a los pacientes y sus familiares a agredir al personal de salud la encuesta cita: El tiempo que debe esperar el usuario para ser atendido con un 62,1%, el desacuerdo con la clasificación de triage 34,3%, limitar el número de acompañantes del paciente 30,3%, entre otras.
En el Centro Piloto se debe cruzar una puerta de 1,5 metros de ancho por dos de largo para llegar a la sala de espera, rumbo a Urgencias. A través de un postigo el vigilante observa quién solicita el ingreso, de resto permanece cerrada. También hay dos ventanas, ambas con rejas.
Cuenta Beatriz que los mismos usuarios dicen que el Centro Piloto parece una cárcel, porque todo tiene rejas. "Era una ventana, pero como la rompían, con los vidrios nos daban a nosotros o se lastimaban, por eso se puso la reja". Anota del daño constante a la puerta por las patadas y puños de la gente. Hasta dejan flojos los tornillos que la sostienen".
El pasado 10 de febrero llegó una mujer herida con arma cortopunzante. “Al menos 20 acompañantes le pegaban a la ambulancia, a la puerta, y no había por dónde sacar a la paciente. La Policía vino, pero era tal la exaltación que los agentes no tenían por dónde salir”.
Claudia Janet Rincón, jefe de enfermería en Urgencias, explica que les preocupa que a veces en el servicio solo hay mujeres. “Los sábados hay mucha agresión, la Policía trae los heridos y se va. Quedamos en manos de los vigilantes”.
Ella llegó hace 18 meses y ha recibido amenazas verbales, cartas y hasta agresiones físicas que van desde saliva, hasta intento de ahorcamiento. “Llegan con armas o cuchillos, eso es un riesgo para nosotros y para los demás pacientes. Cierta vez llegó una afiliada de Salud Total y le dije que no la podía atender. Hasta me amenazó que era amiga de… Era tal la rabia que me iba a ahorcar y como los demás escucharon el ruido, un enfermero la separó y la sacó”.
En el Centro de Salud San Cayetano la situación es similar. El médico de Urgencias Óscar Alonso Díaz Marín dice que el lugar poco a poco se convirtió en búnker. “Estamos sometidos a grandes riesgos, deberíamos tener siempre un policía, porque esta es zona de bandas, de límites invisibles y asociada al consumo de sustancias psicoactivas”.
El domingo 14 de febrero, a las 2:00 de la mañana, Díaz atendía a una mujer con dolor abdominal. Por las características de la paciente y por la posición anormal en la sala de espera, él sabía que estaba bajo los efectos de alucinógenos. Durante el triage, el médico le pidió ubicarse en la báscula y al hacerlo se paró mal. Díaz la tomó de la cintura y le dijo: "un poco más para allá". La mujer reaccionó agresiva y le golpeó la mano derecha al médico. “La dejé sola, no me iba a someter a que me siguiera golpeando. Pedí apoyo del vigilante”.
De acuerdo con la Encuesta, los trabajadores de las instituciones tratan de calmar al agresor en un 71% de los casos, un 20,6% no toma ninguna acción y un 10,3% se defiende verbalmente. El 1,3% responde a la agresión.
Díaz explica: “a los agresores les faltan muchas cosas desde lo socioeconómico y cuando llegan a buscar el servicio están bajo presión y predispuestos y con cualquier situación reaccionan violentamente”.
El médico dice que si se informa al paciente qué está pasando, éste reacciona diferente; sin embargo, admite que el factor más determinante en la agresión de los servicios de Urgencia de Assbasalud es el uso de alucinógenos y de alcohol.
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Juan Carlos Giraldo, director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, asegura que es necesario que los actores del sector y las administradoras de riesgos laborales actúen. "Este problema de agresiones al personal sanitario es serio, necesitamos acciones preventivas, de educación y de protección para todo el personal”.
Anota que el sector hospitalario también tiene una tarea para mejorar estos hechos, “Sabemos que hay muchas dificultades, que el sistema hospitalario está haciendo esfuerzos muy grandes, que estamos manejando una operación en crisis, pero tenemos que, en medio de todo, tratar de restablecer el contacto humanista con el paciente, es necesario fomentar una comunicación fluida, hablar y explicarle al paciente los porqué, desde el principio de la atención”.
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El 96,7% de los encuestados aseguran no haber instaurado ningún tipo de demanda formal ante las autoridades.
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La Policía indica que los fines de semana se programa servicio para prestar acompañamiento en los centros de salud de San José y San Cayetano, y en el Hospital de Caldas, a donde suelen llegar los heridos.
Añade que hay línea directa con los comunicadores o personal de turno en esos lugares, quienes, a través de un avantel, avisan a la Estación 100 si les llega algún afectado. La patrulla más cercana arriba. En otros casos, avisan los vigilantes.
Reconoce que se presentan riñas cuando al centro de salud llegan los familiares del agresor y del agredido, y hasta intentan rematar al herido. En esos casos, las personas en el centro de salud les avisan a los cuadrantes de la Policía.
"La responsabilidad de la Policía es llevarlo hasta el centro de atención. A veces, cuando es herido con arma de fuego se traslada directamente al Hospital de Caldas, San Marcel o Santa Sofía, para no perder tiempo vital, pues han tenido casos en centros de salud desde donde nos los devuelven porque no los pueden atender", expresa la Institución.
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El gerente de Assbasalud, Daniel Cuervo, admite que la situación es preocupante y que se toman medidas como la ubicación de cámaras internas y externas y la creación de un comité para acordar si se van a instaurar denuncias, aunque aclara que los afectados manifiestan temor por amenazas o retaliaciones.
Sobre la entidad de riesgos laborales, el gerente de Assbasalud dice que tocarán el tema en el comité. “Ya se han tomado medidas como rotar al personal cuando han recibido amenazas o han tenido conflictos. Es más, en San Cayetano nos tocó levantar casi que un muro de Berlín, para evitar que cuando se dan esas asonadas o enfrentamientos entre bandas no dañen la edificación”. Lo mismo dice sobre el Centro Piloto, que tiene una puerta reforzada y metálica.
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56,3% de los agresores son los acompañantes o el familiar del paciente. 39,7% es el mismo paciente. Encuesta de la ACHP.
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