Buscar la paz, pero sin ceder terreno ante la guerrilla. Esta es la premisa bajo la cual la clase dirigente del país ha aceptado los acercamientos entre el Gobierno y las Farc, que el presidente Juan Manuel Santos admitió el lunes pasado.
En el Congreso se han escuchado voces optimistas, incluso desde sectores de oposición como el Polo Democrático, mientras que el pesimismo ha llegado, paradójicamente, de algunos parlamentarios oficialistas pertenecientes, por ejemplo, al Partido de la U, el del presidente.
La clase parlamentaria de Caldas anda entre la ilusión y la prudencia, pero en ningún momento hay voces de rechazo, según lo consultado por LA PATRIA con cinco congresistas de los partidos de La U, Liberal, Conservador y Polo Democrático (ver recuadro Las posiciones).
El apoyo, sin embargo, tiene matices. Por ejemplo, el senador de La U Jaime Alonso Zuluaga hace énfasis en que confía en el presidente, pero esperará a que la agenda se defina más "para tomar posiciones más definidas". O Jorge Enrique Robledo, del Polo, quien a pesar de aceptar que la solución pacífica siempre la ha planteado ese partido, no le girarán un cheque en blanco al Gobierno mediante un acompañamiento irrestricto, sino que tomarán decisiones a medida que se den avances.
Hernán Penagos, representante a la Cámara por Caldas, de La U, hará parte de la Comisión de paz de esa corporación, y explica: “se acaba de aprobar el Marco jurídico para la paz, ley que debe ser reglamentada y ahí está la oportunidad para desarrollar todo un paquete de garantías. Ese gran instrumento se utilizará cuando haya principios de acuerdo claros, y evitará dificultades como las vividas con la Ley de justicia y paz (aplicada a los paramilitares desmovilizados), que hoy no debemos utilizar. En este futuro acuerdo se deben garantizar la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, algo que no se garantizó en su totalidad con las Auc”.
Ahí se vendrá un fuerte debate, toda vez que si esa lógica se mantiene, la guerrilla y algunos sectores sociales no verán con buenos ojos que se pretenda castigar con más drasticidad a la subversión que a los ‘paras’.
El abogado manizaleño Ricardo Correa, que fue vocero del gobierno Pastrana en los diálogos del Caguán, considera que los congresistas no tendrían razones para atravesarse en el proceso, a no ser unos cuantos que tienen una orientación ideológica muy vertical. Además opina que se deberán encontrar términos medios, pues “nadie hace un proceso de paz para pagar 40 años de cárcel”
La representante liberal por Caldas, Adriana Franco, añade: “no podemos pensar en un proceso de paz sin que el Estado colombiano ofrezca algunas garantías a los grupos armados; se trata de una negociación”.
La influencia de Álvaro Uribe
La voz del expresidente Álvaro Uribe seguirá retumbando desde su cuenta en Twitter como opositor a los acercamientos con las Farc. El analista Correa considera, sin embargo, que la influencia del exmandatario en el curso de los diálogos dependerá de cómo estos evolucionen. "Si las negociaciones andan bien, la voz de Uribe se irá apagando. Nadie lo escucharía si se sientan bases en el proceso, aunque hay que tener en cuenta que todos los procesos tienen dificultades".
Pero, particularmente en Caldas, será más difícil que esa voz deje de tener eco fácilmente, sobre todo por una razón de orden político: Óscar Iván Zuluaga, exministro de Hacienda pensilvanense y áulico de primera del expresidente.
Zuluaga, quien fue fundador de La U y senador por esa colectividad, es hoy el único precandidato presidencial activo, y lo hace a nombre de Uribe y promoviendo la propuesta política Puro Centro Democrático, creada como corriente de derecha que pretende conservar el legado del expresidente.
Claro, ya está fuera de la bancada caldense en el Congreso, pero es innegable que sigue siendo un líder político regional cuyas posturas pueden influir cuando llegue la época electoral, más si Uribe le da el aval como candidato. El distanciamiento que Zuluaga también ha tenido frente a Santos lo hace ir en contracorriente del optimismo y la prudencia que han manifestado los congresistas locales frente a los posibles diálogos.
LA PATRIA lo contactó para este informe, pero respondió que se pronunciará posteriormente mediante un comunicado. Sin embargo, el lunes pasado, una vez el presidente admitió los acercamientos con la guerrilla, Zuluaga lo criticó en Barranquilla: "las Farc son un grupo terrorista, aliado con el narcotráfico, respaldado en el gobierno de Chávez. ¿Será que ese es el espacio sobre el cual hay que adelantar un proceso de paz? ¡Qué debilidad la que muestra el Gobierno anunciando un diálogo bajo estas premisas! (…) Solo hay un camino para la paz: la paz es la seguridad". Y concluyó: "en el gobierno Uribe demostramos que debilitarlas es el verdadero camino para que negocien en las condiciones que el Estado, la justicia y la institucionalidad les pongan".
Es prematuro especular sobre cómo se reacomodarán las fuerzas políticas del departamento de cara a unos comicios que serán en dos años. Sin embargo, al menos las posturas que los líderes políticos planteen frente a un proceso de paz marcarán parte de la pauta para que los ciudadanos se alineen con la reelección de Santos o con quien represente el tercer mandato de Uribe.
El mismo Polo Democrático deberá hacer grandes esfuerzos, ya no solo en Caldas, donde ha sido débil, sino a nivel nacional, en tanto el actual gobierno, al que le hace oposición, comenzó a ondear una bandera que los polistas han izado desde siempre: la salida negociada al conflicto.
Las posiciones
1. ¿Cuáles cree que deben ser las condiciones bajo las que debe darse este proceso?
2. ¿Qué opina de que el expresidente Álvaro Uribe rechace los acercamientos?
Jaime Alonso Zuluaga, senador Partido de la U

1. A pesar de la necesidad de conversaciones reservadas en unas etapas, debe ser claro lo acordado y las discrepancias que haya en los diálogos. Le corresponde al Gobierno ser protagonista como cabeza de los colombianos y evitar que un personaje como el presidente Chávez, quien merece nuestra desconfianza, asuma como director de orquesta. Tampoco deberá mirarse a la Fuerza Pública como un actor disminuido, en retaguardia o con baja moral, por lo que es urgente restablecer el fuero militar.
2. Durante el proceso tendremos que escucharlo. Siempre será importante conocer su pensamiento, que es y será por muchos años un gran referente. Al Gobierno también le deben interesar sus apreciaciones, y él reconocerá resultados si el proceso se adelanta sobre los principios y las bases en que, confiamos, se fundamentará el presidente para asumir el riesgo de una negociación.
Jorge Hernán Mesa, representante a la Cámara conservador yepista

1. Tiene que ser con un Gobierno que no baje la guardia. Que la guerrilla dé una muestra sincera de querer llegar a acuerdos.
2. Es una posición política respetable que concuerda con su filosofía de que a la guerrilla hay que derrotarla. Él se ha convertido en el jefe de la oposición y tendrá posiciones opuestas a las del Gobierno, algo bueno para la democracia. Para nadie es un secreto que en el yepismo tenemos una concepción del Estado diametralmente opuesta a la del expresidente.
Jorge Enrique Robledo, senador Polo Democrático

1. Prefiero que eso lo planteen el Gobierno y las Farc. Lo que se haga, eso sí, debe llevar a la paz y a que el Estado recupere el monopolio sobre las armas.
2. Es una posición equivocada. El Gobierno y las Farc deben buscarle una solución al conflicto, por lo que deben ensayarse fórmulas. Ojalá resulte.
Adriana Franco, representante liberal

1. Es necesario un diálogo de cara al país, sin zonas de despeje ni desmonte de operaciones militares, y con el compromiso de los grupos armados de erradicar cultivos ilícitos. Deberán cesar los secuestros y ataques a la población civil.
2. Tiene un concepto errado y muy parcializado, pues debe entender que el país reclama procesos de paz mediante el diálogo constructivo, y la paz solo se logra si nos ponemos de acuerdo. Sin desconocer que en su gobierno la política de seguridad democrática fue un acierto, hoy existe otro escenario al que debemos apostarle.
Hernán Penagos, representante a la Cámara Partido de la U

1. Unos diálogos y propuestas de justicia transicional deben pasar por la dejación del terrorismo y la violencia. No sé si sea posible, pero sería un requisito relevante para ganar confianza entre los colombianos. En ningún momento debe significar que el Gobierno y las Fuerzas Militares y de Policía cesen su enfrentamiento a los terroristas.
2. Un grupo importante de colombianos ha sido escéptico, pero en este país, después de 50 años de terrorismo, es hora de abrir las puertas al diálogo. Entiendo la posición, pero la paz es un derecho y un deber con el que, como funcionarios, debemos comprometernos.
Mauricio Lizcano, senador Partido de la U

1. Cese de hostilidades de la guerrilla. Negociar en medio del conflicto es un gran error porque la opinión pública no entiende y eso genera desconfianza. Deben abandonar el secuestro y el terrorismo y mostrar hechos de paz.
2. Es respetable. El presidente es un gran líder y tiene todo el conocimiento. Seguramente no serán lo mismo unos diálogos con él en contra porque siempre habrá riesgo de que se acaben, aunque, más que estar en contra, ha puesto unas condiciones.
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